Medio Ambiente

Día Mundial del Agua

Extraer el agua del mar con desaladoras, una alternativa contra la sequía

En España se producen unos cinco millones de metros cúbicos de agua desalada al día.
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La sequía es un fenómeno habitual en España debido a su clima mediterráneo. Sin embargo, se ha convertido en un problema acuciante en los últimos años, porque a la escasez de precipitaciones se le ha sumado una menor disponibilidad de aguas superficiales y subterráneas respecto a los valores medios.

El año 2023 terminó como el más cálido jamás registrado a nivel global y el segundo más cálido en España, solo por detrás de 2022. Además, desde el punto de vista hidrológico, también se alcanzó una cifra récord, ya que fue el sexto más seco de su historia.

Como muestran los datos, la situación se acentúa cada vez más y ante este escenario urge la necesidad de tomar medidas. El catedrático de la Universidad de Alicante Daniel Prats, experto en procesos de desalinización y reutilización del agua, defiende que las desaladoras pueden ser una buena solución. "Si el agua escasea, porque el ciclo natural del agua se produce con muy poca frecuencia y no podemos acceder a este recurso porque los embalses se secan, la única opción que tendríamos sería el agua desalada", explica. 

Ventajas e inconvenientes de las desaladoras

El funcionamiento de las desaladoras es muy sencillo. Están instaladas sobre todo en las costas para poder extraer el agua del mar y su principal objetivo es eliminar la sal gracias a unas membranas de ósmosis inversa.

Después de este proceso, el agua que se obtiene tiene menos de 0,5 gramos de sal por litro y ya es potable. "La membrana que quita la sal, retira al mismo tiempo otras posibles sustancias tóxicas que pueda tener el agua, garantizando de esta forma un resultado de una calidad extraordinaria; algo que no se puede asegurar todavía en aguas que son de otra procedencia", detalla el especialista.

El remanente de sal que se origina se conoce popularmente como salmuera y se devuelve después al mar. "Esto es un inconveniente, pero desde mi punto de vista está totalmente resuelto", matiza Prats, que subraya que la evacuación de estos rechazos de la planta se efectúa en una zona óptima y alejada de la costa. De esta manera, la dilución es lo más rápida posible y no ocasiona impactos negativos en el ecosistema marino.

Producir un metro cúbico (1.000 litros) de agua desalada en España tiene un coste aproximado de 0,70 euros

Frente a la ventaja de la disponibilidad de la materia prima, se encuentra el problema del coste económico en comparación con otros métodos. "La tecnología tiene unos costes elevados y el proceso de separación conlleva un gasto energético importante", dice. Por ejemplo, el coste energético para la producción de 1.000 litros de agua es de 3 kW/h, es decir, lo mismo que consume una máquina de aire acondicionado para refrigerar una habitación durante dos horas.

En términos monetarios, el coste aproximado de un metro cúbico de agua (1.000 litros) se traduce en 0,70 euros, mucho menos que el precio comercial del agua embotellada, enfatiza el experto, que añade que esta misma cantidad serviría para abastecer a seis personas durante un día completo. 

Recursos y experiencia

La gran mayoría de las desaladoras se construyeron inicialmente para cubrir las necesidades de agua que había, sobre todo en zonas turísticas que contaban con muy pocos recursos. Empezaron en Islas Canarias y, a medida que se fue desarrollando la tecnología y el agua se fue haciendo más accesible, se favoreció otro impulso para llegar a zonas con escasez.

Han pasado 60 años desde la instalación de la primera desaladora en nuestro país. Fue en Lanzarote en 1964 y, en este tiempo, las empresas españolas han adquirido el conocimiento y la experiencia para optimizar el diseño y la construcción de estas plantas. De hecho, este know how las ha convertido en un referente internacional. "Con este saber hacer y estas infraestructuras, nuestras empresas están implantando y construyendo plantas en muchos lugares del mundo", celebra.

Proceso de la ósmosis inversa en las plantas desaladoras.
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Según la Asociación Española de Desalación y Reutilización (AEDyR), en España se producen alrededor de cinco millones de metros cúbicos de agua desalada al día. Con unas 765 desaladoras, nuestro país era el cuarto del mundo con más plantas de este tipo, según datos de 2019.

No obstante, las dos que se encuentran en el área catalana se vuelven insuficientes en la coyuntura presente. "Las desaladoras van surgiendo en paralelo a las necesidades y, en el caso de Cataluña, quizás no se podía prever la sequía tan prolongada que está atravesando. Aunque está claro que, en base a las circunstancias actuales, no deberían faltar estas instalaciones", declara.

Al preguntarle si son una solución real contra la sequía, Daniel Prats insiste en que "si el agua del ciclo de la lluvia es el único recurso, la desaladora es clave". "Tener instalaciones de este tipo como reserva o con producciones limitadas, que pueden funcionar a mayor capacidad cuando vienen periodos de sequía importantes, es una garantía que deberíamos contemplar y tener en cuenta", recalca.

La entrevista termina con una reflexión sobre épocas pasadas y un futuro esperanzador : "Cuando no disponíamos de esta tecnología, la situación era mucho más complicada o tenía peor solución. Tener ya las instalaciones y saber cómo hacerlo nos da mucha más garantía que hace 40 años".

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