Solo tres meses después del final de Gran Hermano 3, Telecinco decidió emitir una nueva edición del concurso de telerrealidad con el que había conseguido enganchar a los espectadores. De esta manera, Gran Hermano 4 llegó a las casas de los españoles en el año 2002.
Así, en esta edición, en la que el ganador fue Pedro Oliva, participó Matías Fernández. Natural de Buenos Aires y afincado en Las Palmas de Gran Canaria, este camarero de, entonces, 30 años, convivió con sus compañeros durante un total de 95 días. Después de dos veces nominado, la primera en la gala seis y la segunda, en la catorce, el argentino se convirtió en el octavo expulsado de la edición.
Cómo fue su paso por 'GH': sus historias de amor
En esta ocasión, la casa de Guadalix contó con dos plantas y el famoso confesionario se ubicó en el piso superior para que, cuando los aspirantes salieran de allí, las cámaras pudieran captar bien sus rostros. Además, también se amplió la salida, para hacerla aún más espectacular.
Asimismo, al ser la primera temporada que se emitía durante los meses de otoño e invierno, la organización decidió instalar un pabellón y una piscina cubierta. En esta edición se incluyó, por primera vez, la sala de expulsión, donde los nominados acudían para descubrir si seguían viviendo la experiencia o si, por el contrario, debían regresar a sus casas.
Durante su paso por el concurso, Matías protagonizó dos historias de amor: una con Inma y otra con Rocío. Tras su paso por el reality de convivencia, Matías se confesó como un gran amante del surf y de los viajes.
El impulso mediático de Gran Hermano hizo que Matías Fernández participase en el programa de citas XTi, presentado por Paula Vázquez en Antena 3. Posteriormente, en el año 2009, el argentino se embarcó en una nueva aventura: Supervivientes: Perdidos en Honduras, donde resultó ser finalista después de 84 días de concurso. En esta ocasión, compartió la experiencia con personajes como Daniela Blume o Álvaro Muñoz Escassi.
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