Acaba la tregua de Semana Santa y comienza una primavera que, en lo político, viene marcada por tres citas electorales en un inédito reparto de una al mes. Dos de ellas son autonómicas y la tercera son las europeas, pero los tres comicios van a marcar el ritmo de una legislatura permanentemente atascada en el barro, y de un clima político en el que el Gobierno de Pedro Sánchez se juega su credibilidad y su futuro cercano.
Y es que después del batacazo socialista y de Sumar en las elecciones gallegas, Moncloa no quiere ni oír hablar de más reveses. Pero que los próximos dos procesos electorales sean en País Vasco y Cataluña, donde los actores principales son algunos de los andamios que sostienen, en precario equilibrio, el Gobierno de progreso de Sánchez, no hace sino convertir estas fechas en momentos clave.
Primer duelo: elecciones vascas el 21 de abril
El primero de ellos será el 21 de abril, día de las elecciones al Parlamento vasco. El misterio no es grande: el duelo está igualado como nunca entre los dos partidos secesionistas, los radicales de extrema izquierda abertzale de Bildu y los conservadores de PNV. La distancia entre ambos, según las encuestas, es insignificante, y todo parece indicar que será el PSE el que finalmente, decante a un lado o a otro la balanza.
Tanto PNV como Bildu son socios imprescindibles en el mantenimiento de Sánchez en Moncloa, pero lo normal es que los socialistas vascos faciliten un gobierno del PNV, que es un socio prioritario según Ferraz. Si esto afectaría o no a la relación de Bildu con el PSOE en Madrid es una incógnita. El PSOE confía en que nada cambie.
Segundo reto: elecciones catalanas el 12 de mayo
El verdadero reto llega el 12 de mayo, en unas elecciones catalanas adelantadas e inesperadas, que han pillado a todos a pie cambiado y que de hecho, han paralizado los Presupuestos Generales del Estado de 2024, circunstancia que otrora era para Pedro Sánchez motivo de disolución de las Cortes pero que, estando él sentado en Moncloa, viene a ser un asunto soslayable.
Aquí la situación es más peliaguda porque hay más factores fuera de control. En teoría, el escenario más plausible es una victoria del PSC de Salvador Illa, que Ferraz da por segura. Será entonces cuando habrá que ver cómo reaccionan los independentistas de ERC y los de Junts, sin olvidar un factor absolutamente disruptor: el del fugado por amnistiar Carles Puigdemont. De hecho, el adelanto electoral apunta a que ERC ha querido frustrar un advenimiento mesiánico del expresidente huido, porque para el 12 de mayo aún no estará resuelto su perdón.
En cualquier caso, la noche del 12 de mayo va a ser de calculadoras no solo pensando en Barcelona, sino también en Madrid, porque tanto ERC como Junts apuntalan el Gobierno de Sánchez y sin ellos, no se sostiene. En Ferraz confían en una victoria de Illa lo suficientemente indiscutible como para tener la mano ganadora a la hora de negociar con los secesionistas sin que haya efectos secundarios en el Congreso.
Tercer asalto: europeas el 9 de junio
Y por último, el 9 de junio llegan las elecciones europeas, unos comicios que en otras circunstancias tendrían menos interés, pero que pese al empeño del PSOE en no considerarlas una segunda vuelta de nada, sí que van a ser un nuevo test al respaldo que tiene Pedro Sánchez.
Al ser de circunscripción única, estos comicios se prestan a interpretaciones más claras, y el PP confía en volver a someter al PSOE a una derrota, que en función de lo ocurrido un mes antes en Cataluña puede ser más o menos dura. Hay que tener en cuenta también que para esa fecha, el recorrido de la polémica ley de amnistía en las cortes habrá llegado a su fin.
Por su parte, el propio Pedro Sánchez ha puesto en duda el favoritismo del PP y confía en uno de sus habituales golpes de suerte en el tiempo de descuento para que la fortuna le vuelva a sonreír.
Existe un ingrediente común, además, que afecta a los tres procesos electorales anteriores: el escándalo de corrupción del llamado caso Koldo, que ha salpicado de lleno al corazón del PSOE y cuyas consecuencias se van a medir, aunque habrá que ver con qué intensidad, en las urnas vascas, catalanas y europeas.
En todo caso, el mensaje en Ferraz es claro: la legislatura se va a agotar en 2027, y de hecho, esta semana el Consejo de Ministros aprobó su plan anual que prevé impulsar 198 leyes, 149 de ellas reales decretos, 43 leyes ordinarias y seis leyes orgánicas.
Yolanda Díaz también se la juega
Pero si tenso va a estar Pedro Sánchez, otra que se juega mucho en estos tres meses primaverales es Yolanda Díaz. Tras su estrepitoso fracaso en su tierra, Galicia, después de la escisión definitiva de Podemos, y de la evidente falta de control sobre formaciones satelitales como Más Madrid, Compromís o los Comuns, que no quieren perder su identidad y su fuerza regional, la posición de fuerza de la política gallega se ha esfumado y se la ve en su momento más débil desde que empezara a volar sola con su proyecto Sumar.
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