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Del Erasmus a la graduación paneuropea: todo sobre el título universitario común que se plantea desde Bruselas para toda la UE

Un aula de la Universidad de Jaén
Un aula de la Universidad de Jaén.
UNIVERSIDAD DE JAÉN - Archivo
Un aula de la Universidad de Jaén

Si a los menos puestos en la materia les preguntas cuál es la mayor ventaja de la Unión Europea seguramente muchos, sobre todo los más jóvenes, respondan que el Erasmus. Uno de los grandes pilares del proyecto europeo podría ahora dar un paso más, porque Bruselas ha propuesto la creación de un título universitario paneuropeo, esto es, válido en cualquiera de los 27 países miembros. Esto, además de ser un paso importante en la integración de la UE, supondría una reducción de la burocracia. La última palabra, como casi siempre, está en el tejado de las capitales, pero la música suena bastante bien en la Comisión Europea.

A esta titulación común, asimismo, no solo se adherirían las universidades públicas y privadas de los socios comunitarios, sino también otras de los países no miembros de la UE pero que sí son parte del programa Erasmus +, como Noruega, Turquía o los países candidatos a la adhesión a la Unión, tal como explicó hace días el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas.  "No tengo ninguna duda de que dentro de unos años, el Título Europeo encontrará su lugar junto a Schengen, junto a Erasmus, junto al mercado único, junto al euro, como logros europeos concretos", expuso el griego, algo a lo que se sumó la comisaria de Juventud, Iliana Ivanova, quien ve en esta medida un paso clave "para que Europa gane la carrera por el talento".

Con todo, este planteamiento, insisten en Bruselas no nace para "sustituir el reconocimiento de diplomas o cualificaciones profesionales" de una única institución, sino ofrecer una "vía opcional" de titulación europea, con la idea de que los trámites por ejemplo en caso de cambio de país y por ende de universidad sean más ágiles. Es por tanto algo voluntario, pero la Comisión incide en que estas medidas "abordan las barreras legales y administrativas que impiden a las universidades asociadas crear programas competitivos de titulaciones conjuntas de grado, máster o doctorado. Las propuestas se basan en la autonomía institucional y la libertad académica de las universidades". al tiempo que "respetan plenamente las competencias de los Estados miembros y los gobiernos regionales en el ámbito de la enseñanza superior".

El Ejecutivo comunitario habla de tres patas en este proyecto. Primero, el título a escala europea allana el camino, resumen, "para un nuevo tipo de programa conjunto, impartido de forma voluntaria a escala nacional, regional o institucional, y basado en un conjunto común de criterios acordados a escala europea". Consta de dos elementos. Por un lado, una etiqueta europea preparatoria, que se concedería a los programas de titulaciones conjuntas que cumplieran los criterios europeos propuestos: los estudiantes recibirían un certificado de etiqueta de titulación europea junto con su titulación conjunta. Por otro, un título europeo basado, añaden, en los criterios comunes y estaría anclado en la legislación nacional. Lo expedirían conjuntamente varias universidades de distintos países o, en su caso, una entidad jurídica europea creada por dichas universidades: los estudiantes recibirían un "título europeo" reconocido automáticamente.

El segundo pilar sería el sistema europeo de garantía de la calidad y reconocimiento de la enseñanza superior, que "invita a los Estados miembros y a las instituciones de enseñanza superior a simplificar y mejorar sus procesos y prácticas de garantía de la calidad". Estas son condiciones necesarias para la rendición de cuentas y la confianza, y para mejorar los resultados de las universidades. Se invita a los Estados miembros "a adoptar medidas que permitan a las instituciones de enseñanza superior adaptar más rápidamente los programas ofrecidos a las necesidades de la sociedad", concluye la Comisión Europea.

Por último, Bruselas llama a los Estados miembros de la UE a dar al personal que participa en trabajos transfronterizos en el ámbito de la educación y en métodos innovadores de enseñanza "el reconocimiento y la recompensa que merecen". De este modo, la Comisión formula recomendaciones "para garantizar que los sistemas nacionales de enseñanza superior aborden el reconocimiento desigual de las diversas funciones que asume el personal además de la investigación, como la docencia y la inversión en la integración del desarrollo sostenible". También anima a los Estados miembros a promover actividades educativas transnacionales.

Ahora la pelota pasa al tejado, de nuevo, de los 27, que tendrán que ser los que den forma a estas propuestas porque la educación es una competencia que recae en los Estados miembros. "La educación es un elemento clave de nuestro modo de vida europeo y una promesa a nuestras jóvenes generaciones. Nuestras universidades proporcionan a los titulados cualificaciones estratégicas para su futuro y sirven como faros de una marca europea de excelencia académica. Un título europeo es el siguiente paso y permitirá a nuestras universidades trabajar juntas en beneficio de los estudiantes, los profesores, los empresarios y la competitividad de Europa", terminó Schinas.

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