La denuncia que Trevor Phillips, exempleado de la Donda Academy de Kanye West, ha interpuesto contra el músico y empresario sigue dando que hablar y sacando a la luz nuevas informaciones. Ahora se ha sabido de algunos comentarios sexuales inapropiados y un comportamiento lascivo que el cantante exhibió frente a sus compañeros de empresa.
Según ha explicado Phillips, en mitad de una cena en un hotel, y queriendo desviar la conversación por los comentarios antisemitas de Ye elogiando a Adolf Hitler, comentó que Zoë Kravitz, que estaba en la televisión en ese momento, le parecía "guapa", lo que supuestamente hizo que West le dijese: "Pues tú te pareces a Zoë Kravitz".
Aunque luego matizó que más bien era "guapo al estilo Lenny Kravitz", estos comentarios le causaron "incomodidad", la cual pasó a mayores una vez en la habitación en la que se reunieron, con Kanye "haciendo movimientos lentos hacia arriba y hacia abajo con su mano justo encima de sus genitales, como si se estuviera masturbando" a su lado.
El extrabajador, que habla en la demanda de la autodiagnosticada adicción de Kanye a la pornografía, así como su costumbre de tener una orgía al día, "al menos con dos o tres chicas", ha afirmado que estaba "totalmente conmocionado y acongojado" después de que el rapero continuase con la fingida masturbación, haciéndola todavía más evidente al usar las dos manos.
Asimismo, e inmediatamente después, Kanye comenzó una videollamada con una amiga de la que poco antes había "hecho alarde de sus fotografías desnuda" ante su personal. Ha añadido que West, supuestamente, le dijo a esta mujer: "La próxima vez que te vea más te vale asegurarte de llevar la lencería y los zapatos que te compré". Eso, ha afirmado Phillips, provocó que se sintiera una vez más "preocupado e incómodo".
Afortunadamente, ha explicado en la demanda, fue el servicio de habitaciones quienes, sin saberlo, "interrumpieron" el impulso sexual de West. Eso sí, según ha explicitado, no pudieron salir del hotel hasta la 1 de la madrugada, aunque cuando lo hizo sentía "que les debía algo a sus alumnos", incluidos su hermano menor y su hija, quienes estudiaban en la Academia Donda, pero "no solo acerca de su educación, sino también para protegerlos".
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