El acusado de asestar 50 puñaladas a su casera declara que se trastornó al saber que esta pretendía echarle de la vivienda

Calle Obispo Almarcha, León.
La calle Obispo Almarcha, León, donde se encuentra el piso de alquiler.
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Calle Obispo Almarcha, León.

La defensa del hombre de 29 años que está acusado de matar a su casera de 50 puñaladas en marzo de 2020 en León, en pleno confinamiento por la pandemia del covid, ha detallado este lunes que el presunto asesino se trastornó y perdió los nervios al saber que la víctima pretendía echarle de la vivienda por falta de pago. 

La letrada del acusado ha recalcado que su cliente es "una persona normal" que en momento determinado se vio "superado por los acontecimientos". Además, ha afirmado que "es algo que le puede pasar a cualquiera" y que el acusado, para que el que la Fiscalía reclama una pena de 25 años de cárcel, estaba dispuesto a ponerse al día en el pago de la renta, pero que la intransigencia de su casera fue lo que provocó su reacción. 

Antes de negarse a declarar, el acusado se ha reafirmado en lo manifestado cuando admitió que había cometido el crimen, pero precisó que solo recordaba que había asestado a la víctima dos puñaladas. Sin embargo, la Fiscalía y las tres acusaciones particulares, que representan a los dos hijos y a la pareja de la víctima, han remarcado que los hechos constituyen un delito de asesinato porque el acusado planificó el crimen cuando sabía que su casera pretendía echarle de la vivienda al no abonar la renta.

Un dolor "innecesario y horrible"

Por otro lado, la defensa y la Fiscalía también han coincidido en que el acusado causó a la víctima un dolor "innecesario y horrible" porque 19 de las 50 puñaladas que recibió se las asestó cuando la víctima todavía estaba viva, lo que a su juicio es una prueba inequívoca de ensañamiento. Junto al delito de asesinato, el acusado está siendo juzgado por otro de hurto al supuestamente llevarse de la casa 3.000 euros propiedad de la casera que dejó esparcidos sobre la cama de la habitación donde se cometió el crimen.

El fiscal ha sostenido que el 24 de marzo de 2020 el acusado fue a hablar con su casera, que vivía en el piso de abajo, provisto de una navaja con la intención de cometer el crimen para evitar el desahucio. La víctima era propietaria del edificio de la calle Obispo Almarcha en el barrio de El Ejido (León), done se cometieron los hechos.

Tras cometer el crimen y llevarse los 3.000 euros de la vivienda de su casera, volvió a su casa, se duchó y se deshizo de la ropa que llevaba y de la navaja, que actualmente aún no ha sido encontrada. Aunque desde el principio la Policía le consideró el principal sospechoso, su detención no fue posible hasta dos años después cuando se encontraron unas muestras de su ADN en el escenario del crimen.

Aportó pistas falsas

La Fiscalía ha subrayado este lunes que, durante los dos años que duraron las investigaciones, el acusado siempre ofreció una versión exculpatoria y trató de aportar pistas falsas. Este lunes también han declarado los dos hijos de la víctima y especialmente desgarrador ha sido el testimonio del mayor de ellos que fue quien encontró el cadáver al ir a la casa de su madre extrañado de que no respondiese a las llamadas.

Este lunes también han declarado los dos hijos de la víctima y el mayor de ellos, que fue quien encontró el cadáver al ir a la casa de su madre extrañado de que no respondiese a las llamadas, ha evocado escenario que se encontró. "No sabíamos nada de mi madre así que fui al piso y el entrar vi una mancha de sangre en el pasillo. Me puse muy nervioso y al llegar a la habitación la encontré alrededor de un charco de sangre enorme con ojos abiertos y un agujero en el pómulo", ha relatado.

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