La capilla ardiente de Jaime de Armiñán, fallecido este martes en Madrid a los 97 años, acaba de abrir sus puertas en la sede de la SGAE, institución a la que pertenecía el cineasta desde 1954, donde se le rendirá homenaje durante todo el día, hasta su cierre a las 20:30 horas.
El féretro ha llegado minutos antes de las 10:30 al Palacio de Longoria, donde lo han recibido el presidente de la Sociedad General de Autores, Antonio Onetti, y la directora general, Cristina Perpiñá-Robert. Dentro del edificio se encontraban los tres hijos del director de películas como Mi querida señorita y series de televisión como Juncal.
Una de las primeras coronas de flores que han llegado ha sido la de Artistas Intérpretes, Entidad de Gestión de Derechos de Propiedad Intelectual (AISGE).
"Es una perdida enorme para el cine. Fue un pionero, con una personalidad vanguardista, en su momento", ha resaltado Onetti, quien ha recordado que el cineasta comenzó en el teatro donde consiguió el premio Calderón de la Barca y Lope de Vega, una faceta poco conocida, que dio paso a la televisión y al cine.
"Tenía ese espíritu rompedor", de una generación que se había ciado en la dictadura y estaba "empujando para que llegara la democracia", de ahí que firmara películas -continúa Onetti- como Mi querida señorita. "Somos poco agradecidos con la obra de los que vinieron antes que nosotros. La obra de Armiñan se debe poner en valor para que las nuevas generaciones sepan quién era para el cine español", ha subrayado.
Goya de Honor en 2014, este singular dramaturgo, novelista, realizador, guionista y articulista madrileño estaba casado con Elena Santonja, pionera de los programas de cocina en la pequeña pantalla, fallecida en 2016.
En su última aparición pública, el 9 de febrero de 2014, Armiñán agradecía su Goya de Honor a la Academia de Cine mientras sus compañeros le ovacionaban puestos en pie en el auditorio del Centro de Congresos Príncipe Felipe del hotel Auditorium de Madrid donde se celebraba la 28 edición de los Goya, y se despidió de su gente al grito de "¡Viva el cine español!".
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