El Parlamento Europeo conmemora la gran ampliación de la UE en 2004 entre muchas preguntas sobre cómo afrontar una nueva

El expresidente francés Valery Giscard d'Estaing, junto al entonces presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, muestra en la Eurocámara la primera versión impresa de la nueva Constitución Europea, en septiembre de 2003.
El expresidente francés Valery Giscard d'Estaing, junto al entonces presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, muestra en la Eurocámara la primera versión impresa de la nueva Constitución Europea, en septiembre de 2003.
OLIVIER HOSLET / EFE
El expresidente francés Valery Giscard d'Estaing, junto al entonces presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, muestra en la Eurocámara la primera versión impresa de la nueva Constitución Europea, en septiembre de 2003.

Una Unión Europea más grande amenaza con ser una Unión Europea más lenta. Por eso la clave no está en el qué sino en el cómo cuando se habla de una nueva ampliación. Bajo esa premisa este miércoles el Parlamento Europeo recordó en Estrasburgo los 20 años que se cumplen desde que, en el 2004, un total de 10 países se incorporaron a la vez al bloque. Fue la llamada ampliación hacia el Este, con Estados que otrora fueron comunistas y que completaban así su integración en lo que durante la Guerra Fría se llamó Occidente. 

Presente y pasado se juntaron en la Eurocámara justo cuando la UE se pregunta, llena de dudas, sobre la forma de afrontar otra ampliación de calado similar. Las actuales presidentas del Parlamento Europeo y de la Comisión, Roberta Metsola y Ursula von der Leyen, se sentaron con quienes ocupaban esos cargos hace dos décadas, Pat Cox y Romano Prodi. La propia Metsola destacó en su discurso que "en estas dos últimas décadas Europa se ha enfrentado a retos sin precedentes. Pero también es cierto que, juntos, hemos sabido hacerles frente". Ha reconocido ante el plenario esos avances: "Sé lo tentador que fue, en los momentos más difíciles, para cada uno de nosotros ir por libre, y sin embargo resistimos. Porque comprendimos que, incluso con todas sus frustraciones e imperfecciones, la Unión Europea sigue siendo la mejor garantía para todos nuestros pueblos". 

Lo que pasó en 2004 fue un paso decisivo en la integración europea. "El efecto transformador de la ampliación de la UE en la vida de generaciones de europeos es indudable", prosiguió la dirigente maltesa, quien reivindicó las ventajas de formar parte del bloque. "La adhesión a la Unión Europea no consiste únicamente en transponer la legislación. Va mucho más allá", sostuvo. Además, en año electoral acabó con un mensaje importante: "Europa es acoger las diferencias garantizando al mismo tiempo la igualdad de oportunidades. Todo el mundo debe tener las mismas oportunidades, no necesariamente el mismo punto de vista. Ésa es nuestra fuerza. Esa es nuestra Europa. Y por eso todos salimos ganando con la adhesión".

Por su parte, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, centró su mensaje en el caso de Ucrania. "Ucrania ha hecho su elección europea, y ustedes saben lo que esto significa. Y nosotros hemos hecho nuestra elección ucraniana. Igual que hicimos hace tantos años, cuando acogimos a tantos países en nuestra Unión", les dijo a los eurodiputados, y llamó a que la invasión de Ucrania "no se repita nunca más". En palabras de la dirigente alemana, "Europa es una promesa". La promesa, sentenció, "de que todos los europeos pueden ser dueños de su propio destino".

Con todo, esa ampliación tiene un adjetivo calificativo: complicada. Sergio Príncipe, doctor y profesor de la Universidad Complutense, explica a 20minutos que "no puedes dar nada por hecho en geopolítica internacional, y no podemos dar por hecho que la UE no se va a ver afectada por lo que pase en el exterior", sobre todo viendo los últimos acontecimientos. "Hay muchas cosas que hay que hablar, con respecto a la unanimidad, por ejemplo", sostiene, y recuerda que el Tratado de Maastrich (1993) "ya nació imperfecto, y se asumió. Con el de Lisboa no pasa eso. Se quiere abrazar al oso sin ni siquiera haberse acercado al oso".

Para Príncipe existen "demasiados obstáculos por el momento y es demasiado optimista pensar en una ampliación en 15 años", con casos peculiares como Bosnia o la propia Ucrania. "Después de tantos años de expectativa los Balcanes se están agotando, y por ejemplo ahí Serbia sabe jugar a la carta rusa, que incomoda a todo el mundo menos a Hungría", esgrime. Y lanza un aviso: "No es lo mismo generar expectativas con Ucrania, que es un país en conflicto, que hacerlo con los demás países, con los que llevas trabajando quince años". El profesor entiende "la prisa de Bruselas pero cuanto más torpe sea peor será" y de momento "nadie quiere descartar una ampliación por fases". El gran problema de Bruselas, termina, "es que sabe lo que quiere pero no saber cómo hacerlo".

Ahora mismo la lista de países candidatos se ha elevado a un total de ocho: Turquía, Serbia, Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Albania, Macedonia del Norte, Moldavia y Ucrania, con Georgia y Kosovo esperando en un segundo escalón como candidatos potenciales. Ahora mismo hay procesos de ampliación de todos los colores, dependiendo del país candidato. De todos los candidatos balcánicos a la entrada en la UE hay cuatro con conversaciones abiertas: Serbia, Macedonia del Norte, Albania y Montenegro, siendo este último el país más avanzado en el proceso: del total de 35 capítulos en la actualidad se han iniciado negociaciones sobre treinta y tres, de los cuales tres ya se han cerrado de manera provisional. Con Belgrado la situación es especialmente tensa, por su cercanía con los postulados de Moscú. Mientras, Skopje y Tirana -cuyos procesos son paralelos- han tenido que superar años de vetos y obstáculos.

Una de las claves para hablar de la ampliación es dejar de ver la lista de aspirantes como un bloque monolítico. Es más, puede que incluso se vean tres diferentes: los Balcanes van por un lado -aunque no todos los países tienen las mismas necesidades, Turquía por otro, y ya por último encontramos a Ucrania y a Moldavia. Por eso hablar de una gran ampliación, con los ocho candidatos entrando a la vez en la UE es poco menos que una quimera. Ocho países otra vez, casi como en 2004, pero esta vez hay ocho caminos muy distintos. Sin ir más lejos, los Balcanes Occidentales llevan décadas en lista de espera mientras que Kiev y Chisinau apenas llegan a los dos años. Todo cuenta.

La ampliación de la Unión es una cuestión de expectativas y también de no repetir errores pasados. La ampliación del 2004 resultó acelerada, casi incompleta, con 10 Estados miembros incorporándose de golpe y acabando dividida por el peso excesivo de todos los que estaba previsto que entrasen. De hecho, Rumanía y Bulgaria quedaron rezagados y tuvieron que esperar al 2007 para acceder a la Unión. A día de hoy son los países más pobres del bloque y su integración sigue con pasos por dar. De hecho, hace solo unas semanas que cerraron su incorporación al espacio Schengen. Otra gran ampliación, con todo, no puede seguir el camino de aquella. La UE tiene que estar preparada... tiene que adaptarse a su nuevo yo.

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