Reportaje |

Estudiar para volar fuera de la cárcel: "Mi cabeza, por lo menos, es libre"

Volver a estudiar en la cárcel. Prisión de mujeres Madrid I
Volver a estudiar en la cárcel. Prisión de mujeres Madrid I
Volver a estudiar en la cárcel. Prisión de mujeres Madrid I
Volver a estudiar en prisión.
Sergio García

El aula es estrecha y media docena de alumnas se reparten en dos filas de pupitres frente a la pizarra. A su espalda, un ventanal da a una cancha de fútbol y en la pared hay colgado un mapa político de España. Una de las alumnas lee con dificultad en voz alta un problema de matemáticas elemental y la profesora se pasea ayudando a las que se atascan con los cálculos. De pronto, un elemento disruptor. Suena la megafonía llamando a varias internas a personarse en la entrada. No estamos en un colegio, estamos en la cárcel de mujeres de Alcalá, oficialmente: El centro penitenciario Madrid I.

"Algunas de ellas no sabían ni escribir su nombre, pero la progresión desde el año pasado a este es exponencial", declara la mujer que está al frente de la clase, Patricia Rodríguez, una profesora de 40 años que lleva dos impartiendo clases en la prisión. "Estoy feliz, yo estoy haciendo una labor con ellas, pero ellas a mí me están aportando muchísimo, porque también te enseñan. Muchas de ellas se abren y te cuentan, hay gente encantadora y que sus circunstancias pues les han llevado a estar aquí, que, a lo mejor, yo podría estar aquí perfectamente si hubiera tenido su situación".

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje educación en cárceles. SOLO USAR PARA TEMAS DE CÁRCELES *NO RECURSO*
Patricia Rodríguez es profesora en el centro penitenciario Madrid I desde hace dos años.
Sergio García

Rodríguez puede ser la profesora, pero el alma de la clase es Lucila Romero, una mujer gitana de 53 años, natural de Extremadura, pero vecina de toda la vida del barrio madrileño de Moratalaz. Está sentada en primera fila y se erige en la portavoz del grupo. "A lo primero me costaba un poquito porque yo decía, Dios mío, a la edad ya que yo tengo, pero yo veía que la señorita también tenía mucha paciencia con todas y nosotras poníamos lo mejor y lo hacíamos un poquito más", relata Romero, ante las gestos de aprobación de sus compañeras.

Muchas de estas alumnas se encuentran con su primera oportunidad de estudiar en toda su vida sin las presiones en contra de su familia y sus maridos. "Cuando le dije que había aprendido a restar, la primera palabra que me dijo mi marido fue: 'No me lo puedo creer, Lucila'. Porque él siempre decía: 'Lucía, que no sabes'. Y yo decía: 'Pero cállate, para eso están los dedos'. El caso es que cuando vino dije: '¿Te lo quieres creer? Dame un boli'. Para que me vea él hacer una resta".

Un puesto muy demandado

La educación en las cárceles, al igual que en el exterior, es competencia de las comunidades autónomas donde se ubican. En la Comunidad de Madrid existen actualmente siete centros penitenciarios con una población reclusa de casi 7.000 personas en 2022, según los últimos datos publicados por el Ministerio de Interior. 1.850 de estos presos reciben clases de alguno de los niveles que imparten en las cárceles profesores del sistema público de enseñanza siguiendo el mismo programa que los Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA), en los que pueden seguir formándose una vez salgan en libertad.

A través de estos estudios, pueden obtener el título de Educación Secundaria Obligatoria, enseñanzas iniciales, español para extranjeros y ciclos de Formación Profesional (FP) de Grado Básico para lograr el título de Secundaria.

"Estos puestos de profesor son muy demandados y hay que tener muchísima puntuación", declara Gema López, maestra de primaria y, desde hace dos años, directora del CEPA de la prisión de mujeres de Alcalá, donde hay actualmente matriculadas 257 presas de las poco más de 400 que hay internas en el centro. "El nivel es variado, no hay un tipo específico, se nota cuando traen un bagaje cultural de fuera que empiezan en primero o segundo, pero van subiendo como la espuma, pero hay algunas que no ha tocado libros y les cuesta un poco más, que te dicen: 'Seño, mi madre me parió en la calle y ahí me quedé. Aquí te das cuenta de la suerte que tenemos muchos'".

Los CEPA imparten dos tipos de educación tanto en prisiones como fuera de ellas. Por un lado, la llamada educación reglada, consta de seis cursos que van desde las clases más básicas de alfabetización hasta lo que equivaldría a tercero y cuarto de la ESO en el más avanzado. Los alumnos reclusos tienen la posibilidad de continuar con sus estudios a partir de entonces a distancia, a través de la Universidad Nacional Española a Distancia (UNED). Por otro lado, también presencialmente, los internos tienen distintas alternativas no regladas como idiomas, informática o cursos de preparación para la prueba de acceso a la universidad.

¿Y los conflictos alumnos profesores? La propia López admite que entró en el centro con la mente cargada de estereotipos negativos sobre la población reclusa que, al poco tiempo, quedaron totalmente desmontados. "Realmente yo he tenido problemas fuera con comportamientos y conductas disruptivas, muchísimas con adolescentes, con la ESO, y con no tan adolescentes en primaria. ¿Aquí? Aquí no", declara la directora del CEPA.

Estudiar para sentirse libre

Nada más entrar en el recinto de la prisión de mujeres, el director de la cárcel, Jesús Moreno, adelanta a los visitantes lo que encontrarán dentro: "Esto no es lo mismo que aquello", declara señalando a su espalda la prisión gemela, Madrid II, más conocida como la cárcel de Alcalá-Meco, que alberga a un millar de presos masculinos. La cárcel de mujeres fue ideada inicialmente como un centro de rehabilitación para presos drogodependientes en los años 80 y su aspecto interior se aleja mucho de los estereotipos de lo que es un edificio penitenciario.

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje educación en cárceles. SOLO USAR PARA TEMAS DE CÁRCELES *NO RECURSO*
Una interna camina por el interior de la prisión de mujeres de Alcalá.
Sergio García

Los pabellones tienen poca altura y están rodeados por jardines. Las caras aquí cambian mucho, muchas presas solo están en el centro un tiempo y la población va rotando continuamente. Esto hace que la mayoría de las personas que se matriculan en las clases del CEPA, no terminen allí el curso. "Es fundamentalmente porque se van del centro. Tú imagínate que entra una interna preventiva ahora porque la policía la detiene por la presunta comisión de un delito, entra en prisión y la chica dice: 'Ah, pues yo voy a ir a la escuela'", explica el director Moreno. "Empieza a ir a la escuela y, dentro de dos meses, el juez la pone en libertad provisional porque paga la fianza y se va. Entonces, no es un abandono de la escuela, es que se va en libertad".

La población reclusa femenina en España -excluyendo a Cataluña y País Vasco, que tienen las competencias penitenciarias transferidas- es de unas 3.400 personas, apenas un 7% del total de presos, y solo 13 están en primer grado, el más estricto. La mayoría -el 43%- cumplen condena por delitos contra el patrimonio, fundamentalmente hurto, robo y extorsión, seguidos de los delitos contra la salud pública -25%-, mayormente vinculados con el tráfico de drogas. "La mayoría de ellas no tienen un perfil delincuencial, sino que son extranjeras que se han visto arrastradas a hacer de mulas y no son conflictivas", declara el director de la prisión, que también incide en que el matricularse para recibir clases es tenido en cuenta a la hora de obtener beneficios penitenciarios como reducciones de condena.

En un lateral del patio central se encuentra la biblioteca. Allí dentro esperan dos alumnas que han decidido dar el paso de matricularse en el CEPA en sus primeros meses de internamiento en el centro. Su experiencias vitales son muy distintas, pero las dos han acabado en el mismo lugar y comparten la misma paradójica reflexión: estudiar en prisión las está haciendo más libres.

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje educación en cárceles. SOLO USAR PARA TEMAS DE CÁRCELES *NO RECURSO*
La interna Sonia Garrido, en el interior de la prisión de mujeres de Alcalá.
Sergio García

Sonia Garrido tiene 52 años y lleva nueve meses interna en Madrid I. En su día había llegado en sus estudios hasta 2º de BUP -el equivalente al 4º de la ESO actual- antes de abandonar el instituto para trabajar. Después, a lo largo de su vida, hizo varios cursos de formación profesional. Es uno de los perfiles con mayor preparación que se matriculan en el CEPA de la prisión, de hecho, su objetivo tras superar el último de los cursos es continuar estudiando Psicología en la UNED. 

"Tengo pensado continuar. Además, aquí, aquí me han animado muchísimo y estoy muy contenta. Bueno, me sacó unas notas... Te lo juro, no las he sacado ni de joven. Me lo curro mucho", declara Garrido, que solo ve aspectos positivos en la decisión de haber retomado los estudios en prisión. "Me están quitando condena con esto, porque mi cabeza, por lo menos, es libre".

fotografo: Sergio García Carrasco [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Reportaje educación en cárceles. SOLO USAR PARA TEMAS DE CÁRCELES *NO RECURSO*
La interna Débora Tejero, en el interior de la biblioteca del centro penitenciario Madrid I.
Sergio García

Sentada a su lado, Débora Tejero es más joven, tiene 39 años y lleva 10 meses en prisión. "Sinceramente fuera no hacía nada, no trabajaba, vendía marihuana y, bueno, leía mucho, siempre me ha gustado aprender, pero realmente estaba como aislada en mi mundo", declara esta madrileña cuyo relato vital está cargado de maltrato infantil, violencia machista y aislamiento social. "Había estudiado, pero realmente no estudiaba, iba a clase, pero no estudiaba, la verdad. Ahora, la verdad es que aquí se me ha dado una oportunidad muy buena y me siento más libre que fuera, o sea, yo estoy presa, pero soy libre ahora mismo, estando aquí".

REPORTAJES QUE TE PUEDEN INTERESAR:

Si quieres contactar con 20minutos, realizar alguna denuncia o tienes alguna historia que quieres que contemos, escribe a pablo.rodero@20minutos.es. También puedes suscribirte a las newsletters de 20minutos para recibir cada día las noticias más destacadas o la edición impresa.

Pablo Rodero
Redactor 20minutos

Escribo reportajes sobre cuestiones sociales desde conflictividad laboral y desigualdad económica hasta tendencias y consumo, con el denominador común de ser historias contadas a través de vivencias personales de sus protagonistas. Anteriormente, he cubierto información local y economía en 20 Minutos y fui corresponsal freelance en Colombia y Reino Unido.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento