Rebeca Marín Periodista y escritora
OPINIÓN

'Mass' turismo

Canarias pierde más de 400.000 turistas en 2019 pero sigue por encima de los 15 millones
Una calle turística en Canarias.
ALEX MARTÍN ROS
Canarias pierde más de 400.000 turistas en 2019 pero sigue por encima de los 15 millones

Desde aquella imagen de la película Bienvenido Mr Marshall de Berlanga al Canarias tiene límites de las protestas contra el turismo masivo en las islas ha llovido mucho. Bueno, llover, no tanto, así nos va. Era el inicio de los años 50, en plena explosión del turismo en España. Luego llegaron los años 70, y con ellos, las suecas, y de ahí, hasta nuestros días, con su Magaluz, su balconing, su sangría barata, y su invasión de pisos turísticos y la consecuente subida del precio de la vivienda. Lo que viene siendo el ciclo de la destrucción de la vida, vamos, de la muerte.

Hoy entramos en un nuevo puente, donde los medios volverán a vanagloriarse de las cifras mastodónticas que alcanza el turismo, mientras mucho más bajito, o escondidas en un rincón del periódico, leeremos que las protestas continúan en Canarias o que en Ámsterdam se ha prohibido la construcción de nuevos hoteles para luchar contra el mass tourism, turismo de masas.

Pero claro, es que una economía como la nuestra que, apenas produce, vive eminentemente del turismo. Como en una relación de pareja que comenzó hace ya años como novios enamorados y hoy se ha convertido en tóxica. Te maltrata, pero seguís juntos porque dependes económicamente de él. La necesidad y el desequilibrio crean toxicidades, como los pisos turísticos en manos sólo de unos pocos, que condenan el precio de mercado, o como los que no tienen más remedio que vender sangría barata y fregar vomitonas, si quieren llegar a fin de mes. Escribo este artículo desde Nápoles, como una turista más que, en breve, volverá a ser residente. Porque un día eres el afortunado y al siguiente el damnificado, porque hoy te crees turista y mañana eres invasor.

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