Luis García Montero: "Cuando Almudena enfermó y murió, acudí a la poesía para encontrarle sentido a la vida"

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista Luis García Montero
Luis García Montero, en su despacho del Instituto Cervantes, en Madrid.
JORGE PARÍS
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A ratos, en nuestra conversación, Luis García Montero habla de su mujer, Almudena Grandes, como si estuviera aquí, en su casa, en sus conversaciones, mirando a ese gato que se tumbaba a su lado y era paisaje doméstico, como lo es ahora la muerte. La escritora falleció en noviembre de 2021 tras una enfermedad que actuó intensa y sinuosamente, como una serpiente venenosa. Tras ese adiós como una puñalada, García Montero se 'autosecuestró' en la poesía. Allí estaba la salvación, el escaso aire que le quedaba para no morir, él también. Escribió primero -dedicado a ese periodo letal y, sin embargo, feliz-, Un año y tres meses, el tiempo transcurrido entre que el cáncer llegó y se llevó a Grandes. 

García Montero (Granada, 1958), director del Instituto Cervantes, acaba de recopilar todos los poemas de amor que dedicó a su mujer desde los 90 hasta hoy, como una biografía que huye de los hechos y se centra en los sentimientos. Porque la historia de amor de estos dos escritores no ha terminado. Late más viva que nunca, entre soledad, memoria y rimas. Y tiene el único nombre posible: Almudena. "También me gusta verte/mientras estás dormida./Suelo pensar tus sueños, lo que tal vez sucede/bajo la luz oscura de tus ojos cerrados. /Lentamente contigo, como en una obsesión/formada por el agua al cabo de los siglos,/voy poniéndole rostro al hombre que te besa,/mientras cierro los ojos para pensar mi cara/y notar el sabor de tu lápiz de labios". (Tusquets).

¿Ha sufrido mucho al hacer este libro?Yo, cuando Almudena enfermó y murió, acudí a la poesía, que es mi vocación, para encontrarle un sentido a la vida, porque me había quedado en el vacío. Hice un libro sobre la enfermedad y la pérdida, Un año y tres meses, y le pedí a la poesía que me diese razones. Me acerqué a la muerte y empecé a ‘hablar’ con Jorge Manrique, Quevedo… con los poetas clásicos, hasta llegar a poetas más cercanos a mí como Federico García Lorca, Joan Margarit, Rosalía de Castro… Al ‘dialogar’ con ellos y ver cómo ellos dialogaban con la muerte, poco a poco sentí que no estaba en un pozo sin fondo, sino que estaba viviendo lo que es propio de la condición humana, que es la vulnerabilidad. Y que la muerte es parte de la vida. A partir de allí intenté que el daño de mi yo biográfico se convirtiera en un yo literario, para que mi meditación no fuese únicamente sobre mi herida, sino sobre la condición humana. 

El duelo sustituye al dolor intenso y al duelo lo sustituye la memoria, la compañía, saber que uno convive con sus recuerdos

¿Eso le salvó, entonces, del dolor personal?Eso me abrió puertas, a mirar desde otra posición lo que había sido la historia de amor que habíamos perdido con Almudena. La verdad es que vivir 30 años compartiendo la vida, la literatura, la manera de pensar, la historia fue una fortuna. Y dentro de esa fortuna, además, aprendí la posibilidad de acompañarla y cuidarla en los momentos más difíciles. Entre otras cosas, porque ella enfermó durante la pandemia. Había mucha gente que moría sola, no se podía entrar en los hospitales y el haber podido compartir ese final fue una suerte. Porque cuando uno asume que se trata de construir un nosotros en una historia de amor, hay mucha semejanza en el acto poético, cuando un autor quiere hablar de sí mismo, pero construyendo en el poema un nosotros para que el lector lo pueda hacer suyo. Es conseguir que el lector no piense en lo enamorado que estás tú, ni en la pérdida, sino que piense en sus propios sentimientos. Incluso socialmente, la conciencia de vulnerabilidad te invita a pensar que un contrato social no puede descansar en el predominio y en la falta de respeto, sino en la necesidad de cuidar y de ser cuidado. A partir de allí, el duelo sustituye al dolor intenso y al duelo lo sustituye la memoria, la compañía, saber que uno convive con sus recuerdos y que sus recuerdos son parte del presente.

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El poeta García Montero ha reunido todos los poemas de amor a su mujer.
JORGE PARÍS

¿Es más fácil hablar para un poeta de amor que para un novelista? ¿No es el mismo sentimiento pero con diferente lenguaje?En Almudena he recopilado todos los poemas de amor desde principios de los años 90. Al leerlo, he sentido que tenía un argumento, porque yo lo iba reconociendo como un amor que empieza, las ilusiones que se están formando; después vienen la convivencia, la llegada de los hijos, momentos de dificultad, de sentimientos conflictivos… y sobre todo, el amor que va evolucionando a lo largo de los años. Aunque uno busca un mundo en la literatura, creo que cada género tiene sus reglas. Los novelistas que quieren convertir sus obras en un ensayo sobre algo, a veces, más que una novela, construyen algo dogmático. Y ocurre lo mismo con la poesía, cuando un poeta quiere escribir una novela no conviene que se ponga muy poético. No es lo mismo buscar una intensidad en unos cuantos versos que mantener la tensión durante muchas páginas. En la poesía hay un pacto literario: el paso del yo biográfico al yo literario. Eso significa buscar todos los recursos de la técnica para que el poema no se quede solo en confesión, sino que sea una obra capaz de crear emociones al lector. La poesía surge cuando nos preguntamos '¿qué digo, cuando digo soy yo?'. ¿Qué digo cuando digo te quiero, qué digo cuando digo soy hombre, cuando digo soy mujer?'. Yo creo que la poesía es el género que con una manera más intensa pregunta sobre el yo. Y al final eso no es que te aísle, porque nos han enseñado los clásicos, en mi caso desde Antonio Machado a Simone de Beauvoir, que la intimidad del sexo también es política, también es historia. Cuando te encierras en ti mismo e indagas en tu intimidad, no te estás apartando del mundo, sino que te preguntas en qué mundo te has hecho y cómo le has respondido.

En mi formación tuvieron importancia García Lorca, Blas de Otero, Machado Gloria Fuertes, Jaime Gil de Biedma, Ángel González...

¿Cómo se convierte uno en poeta?Un poeta es alguien que primero ha sido lector y que se ha conmovido con otro libro escrito por otro poeta. En mi formación tuvo mucha importancia Federico García Lorca, después Blas de Otero, Machado y mi madurez tiene que ver con la poesía que ya leí. Gloria Fuertes, Jaime Gil de Biedma, Ángel González… Uno va mirando, admirando y buscando su propio mundo. A partir de ahí, eso de que un poeta no se hace, creo que es mentira. Como en todo, hay que tener unas condiciones, como poeta uno tiene más inclinación al sentimiento, a la emoción, igual que un deportista tiene más inclinación porque ha nacido con agilidad y cierta musculatura. Pero si un deportista no entrena, por mucho que haya nacido con posibilidades, no va a formarse. En la poesía pasa lo mismo. Tienes que construir una oferta lírica que establezca relaciones con el lector. Mi amigo, el poeta Joan Margarit, decía que cuando uno escribe, allí está el poema, pero que el hecho literario solo existe cuando el lector lo hace suyo y hace que las palabras del poema cobren vida. Yo eso lo siento desde el punto de vista de la escritura, porque a mí me resulta imposible leerme con ojos de admiración. Siempre estoy diciendo, este verso lo pude perfilar mejor, o me sobra esta coma... Y la emoción solo existe cuando hay admiración y la admiración se tiene siempre en otro. 

O sea, que el mirarse a uno mismo no es conveniente para la lírica.Es un peligro cuando vamos cumpliendo años. Y esto tiene que ver en la poesía y en la sociedad con el vértigo de la prisa, hay cortes generacionales y hay mucho viejo cascarrabias que cree que los jóvenes son tontos. Y en el otro lado, hay mucho joven adánico que se cree que se lo está inventando todo, el periodismo, la ciencia, la poesía... lo que sea y que no tiene que aprender nada de sus mayores. Bueno, frente a eso, saber dialogar y buscar tu mundo propio es fundamental. Y aprender de la tradición poética también.

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Los libros marcan la evolución de García Montero.
JORGE PARÍS

En uno de sus poemas dice que "la ausencia es el invierno". ¿Vive García Montero esa estación permanentemente?Ese poema al que te refieres, La ausencia es una forma del invierno, lo escribí en torno a 1996. Hablaba de la ausencia porque cuando yo salía de viaje y me iba a dar clase de Madrid a Granada en la universidad y nos separábamos, la ausencia era una forma de invierno. Hablaba de la distancia por razones de trabajo. Está en Completamente viernes. Cuando Almudena murió, alguien recordó ese poema y lo colgó en las redes. Entonces, todos los lectores empezaron a leerlo ya con la experiencia de la muerte y lo llevaron hasta el sentimiento de pérdida. Se le dio una vuelta a su significado. Lo que era un poema basado en una separación coyuntural, acabó convirtiéndose en un poema sobre la muerte y se cargó de fuerza a la hora de identificar la ausencia con el invierno y a la hora de explicar la pérdida.

Es peligroso que el individuo se abandone al sentimiento, renunciando a la razón por que se convierte en un fanático

Pero, ¿la vida se queda en el frío con un golpe así?Una cosa que me ha enseñado la poesía es que la verdad es un punto de llegada, no un punto de partida, y es un esfuerzo porque no existen verdades esenciales, intocables, perfectas. Las verdades tienen que ver con el mundo que vivimos, con nuestros sentimientos... Uno puedo hacer una consigna o un bulo perfecto, seductor para fascinar. Pero la verdad tiene sus luces y sus sombras, sus matices. Es verdad que hay que aprovechar la vida porque es maravillosa, pero también lo es que estamos condenados a la desaparición. Y en ese sentido hay una convivencia entre alegría y tristeza, entre placer y dolor. Y eso está en los conflictos cotidianos.  Recuerdo que le pedí 'prestado' a Menéndez Valdés, el ilustrado, un verso para mi libro Habitaciones separadas: el invierno es el tiempo de la meditación, que es importante para conocernos de verdad. Y mi libro Un invierno propio es una reflexión sobre mi realidad, que tiene ese carácter de sol de invierno, la luz de invierno, para no dejarse arrastrar por el narcisismo, por la comunidad... debes estar en una vigilancia permanente de conciencia. Me gusta jugar con las paradojas, como en Una melancolía optimista. Para mirar el futuro hay que tener conciencia del pasado. Otro libro que escribí, Un romanticismo ilustrado, viene a decir que en la base de la cultura están la razón y el sentimiento, ambos nos conforman y viven con nosotros. Es muy peligroso que el individuo se abandone al sentimiento, renunciando a la razón por que se convierte en un fanático; o al revés, y se convierta en un pragmático.

Nos dimos cuenta de que era Almudena quien nos cuidaba. Decía que se iba a curar y eso era una forma de que no tuviéramos miedo
fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Entrevista Luis García Montero
García Montero con su libro 'Almudena' en la mano.
JORGE PARÍS

Esto es un poco lo que parece que sucede ahora en nuestra actualidad: que hay mucho fanático y mucho pragmático.Yo en este libro lo he sentido. El yo nace en sociedad. Un poeta tiene que negarse a escribir panfletos. Pero los poemas están relacionados con la sociedad a través del amor, la ilusión, el miedo... Cuando yo, militante universitario antifranquista, escribía poemas de amor, había algún camarada que me decía "eres un pequeño burgués" porque parecía que para estar comprometido había que escribir poemas sobre una huelga general. Cuando me puse con este libro y llegué a la enfermedad y al tratamiento de Almudena, de pronto sonreí y recordé a aquel joven que se había comprometido con poemas de amor porque la vida me había llevado a un punto donde la poesía más enamorada se convertía en una defensa de la sanidad, de la necesidad de crear una comunidad donde el enfermo sea atendido. Y donde haya inversiones para cuidar a la gente. Cuando hablo de cuidados, de pronto me di cuenta de que no era la familia, solo la que estaba cuidando a Almudena. Era Almudena la que nos cuidaba a nosotros porque ella, con un optimismo melancólico, pues decía: "Estoy segura de que voy a salir, se va a superar la enfermedad". Actuaba para que viéramos, que no tenía miedo, que estaba convencida de que todo se solucionaba. Luego comprendimos que eso era una forma de cuidarnos. Cualquier enfermo grave no tiene más remedio que temer la muerte. Pero ella actuaba con optimismo para cuidarnos, para no contagiarnos ningún tipo de temor a los que estábamos a su lado.

Eso sí es una forma de amor y de generosidad.Margarit, que era muy amigo nuestro, enfermó antes que Almudena. Recordé que él estuvo luchando contra el cáncer y cuando le dijeron que no iba a poder superarlo, se encerró en su casa, con su familia y con cuatro ideas, escribió Animal de bosque, en el que se identifica con el animal que se siente herido y se esconde en una sombra del bosque para morir sin que nada le moleste. Él empezó a pensar en la poesía, los valores de la vida, su familia y la conclusión fue que ese año fue el más feliz de su vida porque había potenciado la relación con los suyos. De ahí cogí yo mi idea, Jueves telefónico, me lo planteé a la inversa. Del mismo modo que te cuida quien intenta ocultar lo que le pasa por miedo, uno de pronto puede llegar a asumir que la suerte de acompañar a alguien hasta el final es algo que uno debe agradecerle a la vida.

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El escritor enviudó en noviembre de 2021.
PREVISIONES 20M
Si tengo que elegir un solo poema de este libro, me quedo con el que escribió ella, 'La Inmortalidad'

¿Tiene un poema de amor favorito entre tantos su autor?En este libro hay dos presencias de Almudena. En 2015, una pequeña editorial publicó una antología de poemas míos, le pidieron a ella el prólogo. Entonces ella iba dialogando con un poema mío, La inmortalidad, comentando los versos para explicar qué sentía ella cuando leía un poema mío de amor. Y ese prólogo es el que hemos incluido, o sea que si me das a elegir, elijo ese, La inmortalidad, también de Completamente viernes. Y hay una segunda presencia, que está en el epílogo, un poema que un amigo nuestro, Luis Muñoz, le pidió uno para un libro que nunca salió. Almudena le regañaba y le decía: "Para un poema que escribo en mi vida y no me lo publicas".

¿Cuál es el valor de este poema: prima el de poeta o el de amante?Yo lo valoro como el poema de la mujer con la que he compartido mi vida. Y ahí el peso fundamental tiene mucha más importancia que cualquier juicio crítico. Es una ocasión de recordar la generosidad con que Almudena escribió en verso esa declaración de amor. Ella decía que lo había explicado muchas veces a través de la narrativa, pero no así. Lo vivo desde un punto de vista muy personal.

La casa de unos escritores es muy parecida a la de cualquier otra pareja: hay decisiones que tomar, cosas que pagar, hijos que educar

Su historia de amor, que parece perfecta, ¿no tuvo nunca altibajos, conflictos, dudas...?En una relación humana hay momentos difíciles, donde uno debe tomar decisiones que tienen que ver con la vida, el trabajo, la ciudad donde vives, donde dices sí o no a una tarea. Por ejemplo, nosotros decidimos vivir en Madrid y eso significaba que todas las semanas yo tenía que ir a Granada y volver el jueves por la tarde. Luego nacen los hijos y hay opiniones distintas sobre qué respuestas darles a la hora de educarlos. La casa de los escritores es muy parecida a la de cualquier pareja. También hay gente de la sanidad, o docentes... Con la literatura pasa lo mismo. Y tenemos todas las  realidades comunes: hoy quién lleva al niño al colegio, quién se queda esperando la llegada de la abuela o cómo nos organizamos las vacaciones o quién hace la comida o cómo pagamos esto. Cuando hay complicidad profesional, los escritores hablamos de nuestros proyectos, nos intercambiamos las cosas que estamos leyendo. Como hay mucha confianza, la lectura del otro es muy aconsejable porque hay una conciencia crítica cuando te dicen que algo está mal, te lo dicen sabiendo que no te vas a enfadar. Pasarse lecturas, sentimientos sobre los libros, es una parte de la relación. Pero también hay momentos difíciles que tienen que ver con los hijos y con la sociedad. Hay algún poema en este libro que refleja esas cosas. 

A Almudena le gustaba decir que la alegría es una forma de resistencia

Es decir, ¿la felicidad completa no existe y hay que huir de quien proyecta esa imagen?Eso tiene tanta verdad que la palabra que elegíamos Almudena y yo era alegría porque la felicidad es excesivamente pretenciosa. Hasta el punto que quien dice estar en la felicidad, está encubriendo todo eso del invierno, la sombra detrás de la luz, de los matices... A Almudena le gustaba decir que la alegría es una forma de resistencia y yo he escrito en algún texto, más que decir que soy feliz, puedo decir que siento alegría.

El libro 'Almudena' de Luis García Montero, está editado por Tusquets.
El libro 'Almudena' de Luis García Montero, está editado por Tusquets.
CEDIDA
La palabra soledad se convierte en compañera. Y esta convive con la memoria 

¿Podría definir este libro con tres palabras nada más entre extrañeza, hondura, melancolía, dolor, miedo, soledad y huida?Son todas palabras que tienen que ver con la tensión del libro. Está la necesidad de huir y la comprensión de que es imposible la huida. Tienes que convivir con la pérdida que es la melancolía. Y la palabra soledad se convierte en una compañera. Nosotros teníamos un gato en casa que vivía la realidad cotidiana, cuando te sentabas a ver la televisión, se sentaba contigo. Cuando te duchabas, entraba en el baño contigo... Y yo muchas veces, al pensar en mi soledad que convive con la memoria, pienso un poco que la muerte es ese gato que te da compañía. Cuando te estás duchando ves que en la bañera solo hay una toalla en lugar de dos. O cuando ves la televisión, te sobra medio sofá, o cuando pasas por un cuarto en el que siempre había un ordenador encendido, ahora está apagado.
​Luis García Montero firmará en la Feria del Libro de Madrid los días 8,9,14,15 y 16 de junio.

Rosa Ballarín
Periodista Cultural '20minutos'

Licenciada en Periodismo por la Complutense. Trabajé en los principales medios de Aragón (Heraldo, televisión regional, El Día...); en el grupo Hearst: Supertele, Elle, Diez Minutos, Agency Hearst (publicidad editorial). En la editorial Roca. Unidada Editorial: Fuera de Serie.

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