Siete años después de su ingreso en prisión, el 18 de noviembre de 2020, Rosario Porto, madre adoptiva de Asunta y principal acusada por el asesinato de la pequeña -junto a su exmarido Alfonso Basterra- se ahorcó en la celda donde debía cumplir una condena de 18 años.
Los hechos comenzaron cuando el 21 de septiembre de 2013, Rosario y Alfonso denunciaron la desaparición de su hija, a quien las cámaras de seguridad habían captado dirigiéndose al apartamento de su padre, para después volver al de su madre momentos previos a desaparecer, ya que ambos estaban separados. Solamente un día después, se encontró el cuerpo sin vida de la niña a tan solo 5 kilómetros de la casa de campo de Rosario.
El juicio, que no se celebró hasta octubre de 2015, fue un procedimiento de casi un mes de duración, en el que participaron cerca de un centenar de testigos y hasta 60 peritos. Según consta la sentencia del crimen, cuya investigación se denominó 'Operación Nenúfar', los padres mataron a la pequeña aquel 21 de septiembre de 2013.
Tras el suicidio de Porto, y dado que Alfonso continúa cumpliendo con su pena en la prisión de Teixeiro, se abría un nuevo interrogante: ¿quién se quedaría con su herencia?
Quién se quedó con la fortuna de Rosario
A la mujer que heredó la fortuna de Rosario, valorada en tres millones de euros, se la conoce como 'La Nena' aunque su verdadero nombre es María Teresa Sampedro Portas, una amiga de Socorro Ortega, madre de Rosario Porto. Ella fue quien permaneció a su lado durante todo el proceso previo al juicio, y quien la visitó después, tras su ingreso en prisión. A ella, además, Rosario le encargó recoger del tanatorio las cenizas de Asunta.
De hecho, durante el juicio, María Teresa la defendió incansablemente, asegurando que tenían una relación "más que de amistad, de familia", y que Rosario tenía una "preocupación constante por su niña" y, para ella, era "un orgullo, el ser la madre de Asunta". Tras su muerte, además, Sampedro asumió los gastos de un mes de tanatorio en Ávila y su entierro el 26 de diciembre de 2020 en el cementerio santiagués de Boisaca, en una tumba en la que sus restos descansan junto a los de su hija.
A partes iguales con María Teresa, Juan Guillán, amigo de su padre y primer letrado que la asistió tras su detención fue el otro heredero de la fortuna de Rosario. Como legatarios, además, incluyó a su defensor en el juicio, el penalista José Luis Gutiérrez Aranguren, al que dejó los cuadros y esculturas de la familia; y a una prima lejana y a dos presas de apoyo que había tenido en A Lama y Teixeiro, entre las que repartió el suntuoso joyero de su madre.
Sin embargo, a pesar de los deseos de la difunta, los letrados decidieron renunciar a la parte que les tocaba por testamento, por lo que toda la herencia pasó a manos de la amiga de la infancia.
La fortuna: más de 3 millones de euros
Rosario Porto procedía de una familia adinerada: sus padres, Francisco Porto (abogado) y Socorro Ortega (profesora de universidad) le habían dejado una gran fortuna. En total, Porto tenía cuatro viviendas; su casa habitual en el Ensanche de Compostela, un chalet en Santiago de Compostela (donde asesinó a Asunta) y otros dos inmuebles heredados de sus padres. Además, también poseía varias joyas y obras de arte valoradas en medio millón de euros.
Además de una importante cifra de dinero en varias cuentas bancarias, que algunas fuentes sitúan en torno al medio millón de euros, la herencia de Porto se componía de obras de arte, porcelana y varias joyas. A sus herederos, les dejó una petición: que realizasen una donación a Amnistía Internacional, SOS presos de Galicia y Human Rights Watch.
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