OPINIÓN

Los peligros del turismo

Esta ciudad es una de las más bonitas de España y está repleta de atractivos. Desde su famosa playa de la Concha hasta el Peine de los Vientos de Chillida pasando por el Monte Igueldo o sus conocidos pintxos. En definitiva, un lugar que hay que conocer sí o sí.
La playa de la Concha, en San Sebastián.
Pixabay/enriquelopezgarre
Esta ciudad es una de las más bonitas de España y está repleta de atractivos. Desde su famosa playa de la Concha hasta el Peine de los Vientos de Chillida pasando por el Monte Igueldo o sus conocidos pintxos. En definitiva, un lugar que hay que conocer sí o sí.

España está mejor que nunca a nivel turístico. No paran de venir extranjeros a conocer nuestra cultura, nuestros paisajes, nuestras tradiciones y nuestra comida. Por donde vayas hay algún turista, y eso solamente significa una cosa, dinero en movimiento. Cada vez pasan más días, gastan más dinero y vienen más. El año 2024 puede ser un récord sin precedentes y podríamos auparnos como el primer país del mundo en materia de recepción de turistas extranjeros. Pero también hay que tener en cuenta el nacional, se mueve mucho por el territorio y genera riqueza. Es cierto que el sol y la playa siguen siendo los principales atractivos, también las capitales como Madrid, Sevilla o Barcelona. Ahora bien, el de interior va en aumento. Nuestros campos de Castilla nada tienen que envidiar a la toscana italiana, pero claro también hay que saber venderlos. Eso sí, tanto éxito tiene una cara oculta.

Desde el sector llevan alertando un tiempo de que necesitan que el turismo sea sostenible y que debe existir un equilibro. Lo primero, a nivel medioambiental para no destrozar verdaderas joyas que tenemos, y luego a nivel de convivencia. En Canarias, principal receptor español de turistas, las islas están repletas, se está generando muchísimo dinero; pero también los habitantes canarios se están plantando porque no quieren que se destroce su principal fuente de inversión. En Mallorca o Ibiza vemos como sanitarios o trabajadores destinados a la administración o la enseñanza tienen que vivir en autocaravanas, compartir pisos con camas calientes o incluso volar de isla a isla cada día para ir a trabajar. Un drama.

Pero además, y fuera de esos lugares de turismo centrado en el sol y la playa, no podemos olvidarnos de las ciudades más pequeñas que se han puesto de moda. Cascos históricos de los que algunos ya dicen que se han convertido en decorados sin alma, o del problema de las despedidas de soltero con toda la suciedad, alcohol y ruido que conllevan. Lugares mayoritariamente donde aparecen ciudades de tamaño mediano donde los precios de vivienda están desbocados, donde llevan años sin tener colegios en el centro de estos enclaves, ni pequeños negocios locales. Las tiendas de souvenirs han reventado a los pequeños comerciantes. Solamente se puede pagar el elevado alquiler del local si hay una gran empresa detrás. Es decir, muchos factores a los que enfrentarse como sociedad para que este alto nivel de turismo sea sostenible para todos y que el vecino siga siendo vecino de donde quiere.

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