Acercarse a la UE y a la vez parecerse a Rusia no es posible: por qué Georgia se ha convertido en un problema para Bruselas

Protestas en Georgia contra la polémica ley.
Protestas en Georgia contra la ley de 'agentes extranjeros'.
EFE
Protestas en Georgia contra la polémica ley.

Muchas veces a la Unión Europea le crecen los enanos; el último, Georgia, donde se han desatado protestas, divisiones y movilizaciones tras aprobarse una ley de injerencia extranjera que le acerca a las políticas de Moscú, que ha sumido al país en la inestabilidad y que, sobre todo, le aleja como candidato a la adhesión -o acercamiento incluso- al bloque comunitario. Ucrania, en guerra, copa todos los focos, pero lo que pasa en Georgia no es el signo de calma y avance que necesita la Unión para 'abrazar' a los países que se encuentran en lista de espera. Y se trata de un problema complicado de resolver a corto plazo.

La nueva ley Sobre la transparencia de la influencia extranjera exige que las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación que reciben más del 20% de su presupuesto de contribuciones extranjeras publiquen informes anuales. Las autoridades justifican la implementación de esta norma señalando que más del 80% de estos ingresos carecen de transparencia y podrían ser utilizados para desestabilizar el país antes de las elecciones parlamentarias del 26 de octubre. Las organizaciones civiles y la oposición consideran que es una forma de coartar la libertad y de acercarse a la Rusia de Vladimir Putin, que cuenta con una normativa similar.

La división entre la clase política y la sociedad parece total, y a eso se suman los tremendos choques entre formaciones. El presidente del Parlamento del país, Shalva Papuashvili, acusó por ejemplo de "propagandistas rusos" a los ministros de Exteriores de Estonia, Lituania e Islandia por su visita a los manifestantes. Asimismo aseguró que la aprobación de la normativa, retocada respecto al texto que ya desató manifestaciones en 2023, no aleja a Georgia de la UE, sino que le permite "resolver importantes problemas" de injerencia extranjera.

"Uno de estos problemas es la entrada de dinero desde el exterior, que fluye directamente hacia el sistema político georgiano, incluidos grupos radicales. La nueva legislación de transparencia sobre la influencia extranjera busca resolver este problema", sentenció. Una de las voces, en cambio, más críticas con esta deriva es la de la presidenta, Salome Zourabichvili, que ha encontrado el apoyo de la inmensa mayoría de sus homólogos europeos. "La forma y el lugar donde podemos revertir todo esto son las elecciones de octubre", apuntó en una entrevista reciente con la CNN. Además, se compromete a vetar "cualquier proyecto de ley que contradiga las aspiraciones europeas y euroatlánticas de Georgia".

Con todo, Georgia se ha convertido en un problema para la Unión Europea y el aviso ha sido muy claro: la nueva norma aleja al país de su camino hacia el bloque comunitario. Bruselas no pudo ser más directa. La UE lamenta que Tiflis haya desoído los avisos de la comunidad internacional, incluyendo el bloque europeo, que ha insistido "clara y repetidamente" en que el espíritu y el contenido de la ley "no se ajustan a las normas y valores fundamentales de la UE". 

En un comunicado firmado por el Alto Representante, Josep Borrell, y por el comisario de Ampliación, Oliver Varhelyi, la Comisión Europea hace un diagnóstico. "Socavará la labor de la sociedad civil y de los medios de comunicación independientes, mientras que la libertad de asociación y la libertad de expresión son derechos fundamentales en el núcleo de los compromisos de Georgia como parte del Acuerdo de Asociación y de cualquier vía de adhesión a la UE", concluyen, aunque los líderes europeos han 'armado' una mayoría con la oposición georgiana y con los manifestantes para forzar al Gobierno y al Parlamento a recular.

La forma y el lugar donde podemos revertir todo esto son las elecciones de octubre

La UE insiste en su autonomía estratégica, y Georgia -como candidato- es un elemento clave. Fuentes comunitarias consultadas por 20minutos insisten en que la "estabilidad" en el país va de la mano de una "estabilidad en la zona", un enclave que ya vio la guerra con Rusia en 2008 como un punto decisivo de su historia. El Este, como los Balcanes, es un área en la que la UE tiene que aumentar su esfera de influencia porque, de lo contrario, Rusia lo hará. La ampliación tiene por tanto para la Unión un componente político importante, pero también estratégico: se trata de ocupar un espacio para ser relevantes en el escenario global.

Y hay miedo. ¿A qué? A que las protestas en Georgia deriven en un Maidán 2.0, es decir, en una situación como la que se dio en Ucrania en el año 2014. Una ciudadanía que quiere caminar hacia la Unión Europea y una clase política que parece empeñada en parecerse a Rusia; son dos cosas incompatibles, y en el caso ucraniano esa dicotomía salió mal. La UE no puede permitirse un estancamiento de la tensión en un país que aspira a ser parte del club comunitario, pero al mismo tiempo tendrá que ser Georgia la que cumpla con los requisitos que exige la adhesión.

Un camino ya de por sí complicado hacia la UE

El 3 de marzo de 2022, Georgia solicitó su adhesión a la Unión Europea, en el marco de la invasión rusa de Ucrania. El 17 de junio de ese mismo año, la Comisión Europea presentó sus dictámenes sobre las solicitudes presentadas por Ucrania, la propia Georgia y Moldavia. Basándose en el Dictamen de la Comisión, Georgia obtuvo una perspectiva europea el 23 de junio por acuerdo unánime de los líderes de los Veintisiete.

El Dictamen de la Comisión esbozaba doce prioridades que Georgia debía abordar para avanzar en el camino hacia la adhesión. Se complementaba con el informe analítico de la Comisión sobre la adaptación del país al acervo de la UE de 2 de febrero de 2023. Un examen más detallado formaba parte de los informes del Paquete de Ampliación 2023, presentados el 8 de noviembre, en los que se incluía a Georgia por primera vez. La Comisión también recomendó conceder el estatuto de candidato a Georgia a condición de que se adoptaran nueve medidas.

El pasado 14 de diciembre, el Consejo Europeo concedió a Georgia el estatuto de país candidato, a condición de que se adoptaran las medidas pertinentes establecidas en la recomendación de la Comisión; es decir, Georgia tiene muchas condiciones y deberes sobre la mesa. De la terna que comparte con Moldavia y con Ucrania, el georgiano es el caso más atrasado hacia la UE. Ahora su camino parece más complicado que nunca... y la influencia rusa en un país de su entorno vuelve a ser un problema para el proyecto comunitario.

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