Hace unos días la campaña catalana llegaba a su final. La ciudadanía votaba el pasado domingo y la mayoría lo hacía convencida de que Catalunya necesitaba pasar página. Se abre así una nueva etapa en la que las necesidades ciudadanas deben situarse en el centro de la agenda política. Volvemos a los mossos, mestres i metges (mossos, maestros y médicos) que defendía el expresident de la Generalitat José Montilla y que desgraciadamente se han visto relegados en los años del procés.
Los últimos años en Catalunya no han sido fáciles para los y las que creemos en una España plural y diversa, federal. La derecha española siempre ha utilizado el enfrentamiento entre los pueblos con fines electorales. La fraternidad nunca estuvo entre sus valores fundacionales, pero lo que las urnas demostraron, tanto el pasado 23 de julio como el reciente 12 de mayo, es que la mayoría social opta por el diálogo y el pacto.
La unión hace la fuerza. Y la ciudadanía nos pide unión y fuerza para gobernar y afrontar los retos futuros en una sociedad líquida y cambiante. No es casual, en este contexto, que Salvador Illa haya conseguido que el socialismo catalán gane por primera vez en votos y escaños al nacionalismo. En los últimos años, el cap de l’oposició ha trabajado incansablemente desde el Govern Alternatiu para mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos y las ciudadanas, y lo ha hecho con educación y respeto, mostrando que otra forma de hacer política es posible.
Pero los resultados electorales nos invitan también a reflexionar sobre el peligro de la extrema derecha y de los discursos de odio. Vox y Orriols han llevado al PP a sumarse a los discursos xenófobos con el objetivo de conseguir más votos. Y es que la derecha española es capaz de todo por estar en el poder. El fomento del odio basado en fake news es solo una más de sus estrategias. Según Verificat, asociación que se dedica a la verificación de los hechos, los partidos que han difundido más desinformación en la campaña catalana son Vox y PP. Juzguen ustedes mismos.
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