El pasado martes se presentó en San Francisco la nueva versión del conocido Chatgpt bajo el nombre de Chatgpt4o. La letra “o” hace referencia a la omnicanalidad, ya que el conocido lenguaje inteligente de la empresa OpenAI es cada vez más capaz de dialogar, entender las imágenes o las emociones y sentimientos de sus interlocutores. Se ha hablado mucho de esta presentación, de la gratuidad del modelo anterior y de los avances que se van produciendo a un ritmo notable.
Cientos de los llamados creadores de contenido -un día hablaremos de ellos- se han lanzado a hacer vídeos en los que explican en avance de esta inteligencia artificial, su innovación, las ventajas de las que vamos a poder disfrutar y lo que va a suponer en nuestras vidas. Hay quien se lo toma en serio y a quien no le importa absolutamente nada, pero la realidad avanza poco a poco.
La amenaza sobre los puestos de trabajo es una espada de Damocles que muchas personas empiezan a intuir como un mal agüero de un futuro que parece acercarse con más rapidez de lo esperado. Hay quien tiene la esperanza de llegar a jubilarse sin tener que entender ya nada de este mundo que se aproxima. Puede que sea un error y que lo paguen caro.
El control no es la salida, aunque sí que hay algunos asuntos como los llamados neuroderechos y su relación con la Inteligencia Artificial que son un deber que el ejecutivo y el legislativo tienen que estudiar.
Mientras OpenAI -una empresa valorada en aproximadamente noventa mil millones de dólares- hace su presentación, el Consejo de Ministros de España presenta, entre otras cosas, su Estrategia de Inteligencia Artificial en dos Power Points. Uno se titula “Estrategia de Inteligencia Artificial 2024” y ocupa cinco diapositivas, si quitamos la portada y la contraportada. El otro lleva el título “Estrategia de Inteligencia Artificial Detallada” y ocupa diecinueve diapositivas.
Hablan de reparto de dinero casi todos de fondos europeos, de sostenibilidad vaya usted a saber en qué, de lenguas cooficiales y de control y vigilancia. Las partidas presupuestarias son muy limitadas. No se puede comparar un gobierno con una empresa que se dedica solo a esto, pero parece que estamos despistados y que vamos lentos. El control no es la salida, aunque sí que hay algunos asuntos como los llamados neuroderechos y su relación con la Inteligencia Artificial que son un deber que el ejecutivo y el legislativo tienen que estudiar, preparar y adelantar porque, si lo dejan en manos de la empresa privada, el futuro se presenta muy complicado.
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