El 'vacío legal' para atender a las personas con discapacidad en situaciones de emergencia: "No hay una normativa específica"

Los protocolos de emergencias pocas veces se tienen en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad.
Los protocolos de emergencias pocas veces se tienen en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad.
José González
Los protocolos de emergencias pocas veces se tienen en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad.

Cada vez son más las situaciones de emergencia que se producen y que afectan a un mayor número de ciudadanos. Sin embargo, en los protocolos de emergencias, pocas veces se tienen en cuenta las necesidades de las personas con discapacidad.

En este marco, expertos internacionales y de AccessibleEU consideran que es necesario que esto cambie y que los protocolos del diseño de los planes de emergencia se adapten a estas las realidades y necesidades.

Ahora mismo, como explica Lourdes González Perea, Responsable del Departamento de Accesibilidad Tecnológica de Fundación ONCE, no hay una legislación que lo regule de manera específica, lo que provoca que, que se les tenga en cuenta en estas situaciones o no dependa de la voluntad de cada uno, "de forma generalizada, no se les tiene en cuenta, sino que depende del grado de concienciación de cada organización e incluso diría que de cada profesional. Hasta el momento, se ha pensado mucho más en cómo las personas con discapacidad podemos acceder a los espacios, pero no tanto en cómo se ha de actuar si hay que ayudar a personas con discapacidad a salir de un lugar debido a una situación de emergencia", asegura.

Entre los principales problemas que se encuentran las personas con discapacidad en situaciones de emergencia, la falta de accesibilidad a la información de alerta temprana, el escaso conocimiento sobre la asistencia inclusiva por parte del personal de emergencia o que los sistemas de comunicación sean inaccesibles. 

Además, en muchos casos, las instrucciones de los socorristas pueden ser difíciles de entender, faltan planes de preparación personal y, en ocasiones, las rutas de escape o los refugios no son accesibles.

Todo ello, hace que la mayoría de los espacios no sean válidos para que las personas con discapacidad pidan socorro o se garantice su seguridad.

Se ha pensado mucho en cómo las personas con discapacidad podemos acceder a los espacios, pero no tanto a cómo ayudarnos a salir de ellos si hay una situación de emergencia

Sin protocolo integral

¿Qué ocurre si una persona en silla de ruedas tiene que salir de un edificio durante un incendio si no se puede usar el ascensor? ¿Y si una persona sorda no escucha la alarma que avisa de que hay que evacuar un edificio? ¿Qué hace una persona con movilidad reducida en un avión si tiene que salir rápido si no tiene acceso a su silla de ruedas? Todas estas son cuestiones para las que, como advierte Lourdes, no existe una respuesta única, sino sólo pinceladas sueltas, "no hay una normativa específica. En la normativa se identifican algunos aspectos que pueden resolver algunas situaciones de emergencia, como es la necesidad de que, por ejemplo, el 112 ofrezca un servicio de atención accesible, pero no existe un protocolo integral de atención a colectivos vulnerables ante situaciones de emergencia", recalca.

A esto se une que, en algunos casos, nos encontramos incluso con normativas contradictorias, "por ejemplo -señala Lourdes- cuando viajamos en avión, se pide a la persona con discapacidad que se siente en un asiento en el pasillo para que sea más fácil salir del avión en el caso de emergencia, pero si viajas con perro guía, suelen alojarte en un asiento de ventana", plantea González.

Otros protocolos existentes, a su juicio, crean más sensación de inseguridad que de seguridad, "en el caso de evacuación de edificios, por ejemplo, debe existir un espacio al que deben ir las personas con discapacidad que necesiten ser evacuadas, pero esto suele crear inseguridad a las personas, ya que tenemos miedo a ser abandonadas, a que se olviden de nosotros. Por tanto, quienes tenemos la capacidad de caminar, intentamos no despegarnos del grupo de personas que van a ser evacuadas", reconoce.

Lo que sí existe es una buena voluntad por ayudar, pero con la voluntad muchas veces no es suficiente, "gracias a esta voluntad, algunas situaciones suelen resolverse. No obstante, si la voluntad se acompañase de formación, se minimizarían los riesgos y, de forma generalizada, lo cierto es que falta muchísima formación"

Gracias a la voluntad de ayudar, algunas situaciones suelen resolverse, pero si la voluntad se acompañase de formación, se minimizarían los riesgos

Un protocolo adaptado a todas las discapacidades

Las necesidades de las personas con discapacidad son muy diversas, pues no necesita lo mismo en una situación de emergencia, por ejemplo, una persona ciega que una persona con movilidad reducida o discapacidad intelectual. Todas son vulnerables, y aunque lo serán más en unas situaciones que otras, los planes de emergencia deberían garantizar la seguridad de todas ellas, es decir, plantear distintos tipos de accesibilidad.

Así, por ejemplo, "las personas con discapacidad visual necesitamos ser guiadas en entornos que no conocemos y que nos expliquen qué está pasando, puesto que hay mucha información que viene por la vista".

También son especialmente vulnerables, como explica González, las personas sordas pues muchas de las señales de alarma de los planes de emergencia son sonoras, "si están en casa y llaman al timbre para invitarles a desalojar un edificio, seguramente no se enterarán, y las personas con discapacidad física están totalmente condicionadas por la accesibilidad de las vías de evacuación". 

Aunque no tengan ningún impedimento físico, "las personas con discapacidad intelectual pueden tener dificultades para comprender la situación y que su reacción sea malinterpretada por el personal encargado de la emergencia…"

Sin embargo, las personas que, a juicio de Lourdes González, tienen más dificultades son aquellas personas cuyas discapacidades son invisibles, "aquellas que no son identificadas fácilmente como personas con discapacidad. En realidad, es un tema complejo, por lo que lo mejor es que si se detecta una reacción extraña en una persona, el profesional se acerque para tratar de entender sus necesidades y así poderle ayudar", recalca.

Los profesionales deberían formarse en comunicación accesible, en guiado de personas con discapacidad visual y en evacuación de personas con discapacidad física

Más formación, más seguridad para las personas con discapacidad

Si tuviera que elegir una medida que habría que tomar para que los planes de emergencia tuvieran más en cuenta a las personas con discapacidad, Lourdes González elegirá, sin ninguna duda, la formación, "por ejemplo, en comunicación accesible, en guiado de personas con discapacidad visual y en evacuación de personas con discapacidad física".

Además, se han de definir protocolos de actuación ante situaciones de emergencia adaptados a las características de diferentes entornos: edificios de oficinas, viviendas, centros comerciales, el campo, la playa, etc. y se debe apostar "por el desarrollo de tecnologías que faciliten la comunicación accesible en situaciones de emergencia, tanto de forma presencial, como en línea".

También, por supuesto, se deben desarrollar actuaciones de sensibilización dirigidas a la ciudadanía, pues "cualquier persona puede aportar ayuda a una persona con discapacidad ante una emergencia, aunque sea de forma menos profesional", 

Tanto para los particulares o profesionales que quieran saber cómo ayudar en estos casos, Lourdes recomienda que echen un vistazo al Libro blanco sobre GESTIÓN DE EMERGENCIAS Y EVACUACIÓN ACCESIBLE EN EL ENTORNO FORESTAL, que aporta conocimientos para que los profesionales de las emergencias sepan actuar ante esta situación. Se orienta al entorno forestal, pero los consejos son extrapolables a otros entornos.  

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