España es el segundo país europeo que registra más muertes por calor, con más de 11.000 fallecimientos en el verano de 2022. Ante esta situación, el Ministerio de Sanidad activa cada año el plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos de temperaturas sobre la salud con el fin de intentar reducir ese dato devastador. El protocolo ya se ha puesto en marcha este 2024 e incluye una novedad importante: a partir del 3 de junio contará con un mapa de referencia que alertará de los episodios de calor en cada territorio. El mapa presenta algunas curiosidades, entre ellas los contrastes que se dan dentro de una misma región, con umbrales de riesgo máximos que llegan a registrar diferencias de más de diez grados centígrados dependiendo de la zona.
Las diferencias de temperaturas entre el norte y el sur de España son evidentes y así se refleja en los umbrales de riesgo máximos de temperaturas del documento publicado este jueves por el ministerio de Mónica García. La campiña cordobesa cuenta con el dato más elevado de todo el país (40,4 ºC), mientras que los litorales occidentales y orientales asturianos registran el más bajo (23,9 ºC). Esto significa que existe una diferencia de 16,5 grados centígrados entre las temperaturas que se consideran de alto riesgo en un sitio y en otro.
Las más y menos dispares
También resulta llamativo que las cifras pueden ser bastante alejadas entre provincias y territorios de la misma comunidad. La autonomía que refleja el mayor contraste es Galicia, puesto que en el umbral en Miño de Ourense se sitúa en 37,5 ºC, mientras que en A Mariña (Lugo) es de 25,5 ºC. Se trata de una diferencia de 12 grados centígrados. Después le sigue Castilla y León, donde contrastan los 38,2 grados en el sur de Ávila y los 28,5 ºC en la cordillera cantábrica de Palencia. En este caso la disparidad es de 9,7 grados centígrados.
En tercer lugar se encuentra Andalucía, con los 40,4 ºC en la campiña cordobesa y los 32,1 en Sol y Guadalhorce (Málaga), que reflejan una diferencia de 8,3 ºC entre los umbrales de riesgo. La cuarta posición la ocupa la Comunidad Valenciana, con 38,1 ºC en el interior sur de Valencia y 29,9 ºC en el interior norte de Castellón. En los territorios de dicha autonomía la disparidad es de hasta 8,2 grados centígrados.
En el otro extremo, es decir, entre las comunidades autónomas que registran menores cambios de temperaturas entre las zonas que se encuentran dentro de sus fronteras destacan Madrid, La Rioja y Extremadura. En la Comunidad de Madrid la cifra en el Área Metropolitana y Corredor del Henares se sitúa en 35,9 ºC, mientras que en la Sierra el umbral de riesgo es de 34,1 ºC, lo que supone una diferencia de 1,8 ºC. En La Rioja la disparidad entre la Ribera del Ebro (34,2 ºC) y la Ribera riojana (31,9 ºC) es de 2,3 grados centígrados. Y en Extremadura, el cambio entre la Siberia extremeña (39,7 ºC) y la Meseta cacereña (36,3 ºC) es de 3,4 grados.
En el resto de autonomías (Aragón, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Navarra y Baleares) el dato entre los umbrales de riego de los territorios que conforman cada comunidad se sitúa entre los cuatro y los siete grados, aproximadamente. Entre ellos destaca el caso de Canarias, ya que en una misma isla las temperaturas pueden ser significativamente diferentes. En el oeste de La Palma, por ejemplo, el umbral se sitúa en 35,2 ºC, mientras que en el este la cifra es de 30,2 ºC. Es decir, una disparidad de cinco grados centígrados.
Factores de riesgo
Para el establecimiento de estos criterios que conforman el plan de acción se tomaron en consideración los distintos factores de riesgo asociados con la exposición a las altas temperaturas. Se puso el foco en las personas vulnerables, es decir, en aquellas que tienen más de 65 años, en los menores de cuatro, las mujeres gestantes, y las personas con enfermedades cardiovasculares, respiratorias y mentales. También en aquellas con dolencias crónicas y agudas durante los episodios de temperaturas excesivas y en las que consumen alcohol y drogas.
Asimismo, se tomaron en cuenta los factores ambientales, laborales y sociales. Entre ellos destacan: las personas que viven solas, sin hogar y con condiciones económicas desfavorables; la exposición excesiva al calor por motivos laborales y en los centros educativos, y la contaminación ambiental, entre otros.
También se puso el foco en los factores locales, debido a las grandes disparidades que existen entre algunos territorios. Entre ellos se encuentran la demografía, la cual determina la pirámide de población y los grupos vulnerables, y la adaptación de las personas al clima de su zona. "Ello explica que el efecto de los extremos térmicos no dependa de valores absolutos, sino de que nos encontremos, o no, dentro del intervalo de normalidad de las temperaturas en un cierto lugar", indica el documento.
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