El viaje de un 'email' entre Tokio y Madrid, el futuro epicentro de datos del sur de Europa

Un técnico en un centro de procesamiento de datos.
Un técnico en un centro de procesamiento de datos.
Erik Isakson
Un técnico en un centro de procesamiento de datos.

Ver una serie en una plataforma, escuchar música o enviar un mensaje por WhatsApp son acciones diarias que dependen de los centros de procesamiento de datos (CPDs). El 80% de toda la potencia instalada en España está instalada en la Comunidad de Madrid y se espera ampliar la capacidad en el futuro, convirtiendo a la región en el nodo del sur de Europa. Pero, ¿por qué son tan importantes estas instalaciones?

Aunque las acciones que se ejecutan a través del teléfono son instantáneas, detrás hay todo un intrincado proceso que depende de muchos pasos. Partiendo de un supuesto en el que un madrileño quiera enviar un mensaje a otra persona que residen en Tokio o realizar un pedido online a una tienda que está en Estados Unidos, una vez se realiza la orden. El mensaje de texto o la operación de compra que viaje al router, en caso de estar conectado a la red doméstica, y desde este viaja a la terminal de nodo óptico que une la red de casa con la centralita de la operadora contratada.

Este terminal transformará la información en señales que viajan a la velocidad de la luz a través de fibra óptica o, en caso de tener 4G o 5G, por la red móvil. El mensaje o la acción de compra llega primero a la torre de telefonía más cercana del operador y de allí se dirige al centro de procesamiento de datos que la empresa tenga en Madrid. Los CPDs son una de las piedras angulares para que podamos recibir WhatsApp o hacer compras. Aquí se alojan, gestionan, procesas y recuperan los datos. Estas instalaciones se ubican en grandes naves donde hay enormes hileras de procesadores interconectados por donde circulan cada segundo una gran cantidad de información.

Tras ello, la información pasa por uno o varios puntos neutros de interconexión, infraestructuras críticas donde diferentes redes se conectan para transmitir datos entre ellos: lo que se conoce como internet. Durante este procesamiento se reduce la distancia que los datos tienen que recorrer de un punto a otro, lo que mejora la velocidad y eficiencia del envío. Cuando la plataforma de compra o multimedia no tiene centros en Madrid, la información se tiene que enviar a otro país donde sí esté contratado el servicio y siempre que la normativa europea sobre alojamiento de datos permitiera la salida de esa información fuera de Europa.

En el caso de los servicios de mensajería instantánea, es necesario procesar cada minuto una alta demanda sin que los cables submarinos ni los puntos de interconexión colapsen. Por ello, las grandes multinacionales tienen CPDs distribuidas por diferentes regiones del planeta, como la Comunidad de Madrid. Además, se recomienda que estas estén en puntos cercanos para ofrecer una respuesta rápida cuando se realiza una videollamada, una intervención quirúrgicas en remoto, operaciones en bolsa o jugar a videojuegos.

Una vez procesada la información en los centros de datos, sigue su camino hasta el lugar de destino. Para esto, los cables submarinos que conectan los continentes son imprescindibles, ya que soportan la mayor parte del tráfico. En la Península Ibérica estos conectan a través de Lisboa, Barcelona, Bilbao o Málaga. En el ejemplo del principio, el mensaje de texto viajará por una de estas rutas hasta Tokio, una vez allí hará el mismo recorrido inverso que cuando se mandó, hasta que el destinatario lo lea. Una secuencia compleja que se hace en cuestión de segundos.

Madrid tendrá el 80% de la capacidad futura

En la Comunidad de Madrid, según los datos que maneja la Consejería de Digitalización, se ubican el 80% de la capacidad de procesamiento y gestión de datos de toda España. Los 30 centros que hay en la región requieren de 164 megavatios para funcionar. En pleno funcionamiento, estas instalaciones consumen lo equivalente a 413.000 hogares. Por ello, y ante las previsiones de concentrar en el futuro la gran parte de las necesidades nacionales, la administración requiere de más capacidad energética.

Las previsiones concentra más del 80% de la futura oferta esperada del país, con un crecimiento previsto muy por encima de los líderes europeos en este ámbito: Frankfurt, Londres, Ámsterdam, París o Dublín. Según el último informe de la patronal de CPDs, Spain DC, este sector supondrá para la economía regional 16.320 millones de inversión directa e indirecta.

Estas instalaciones, además de energía, requieren de grandes espacios donde alojar la inmensa cantidad de información. Un centro de datos de tamaño medio tendría capacidad para guardar decenas de petabytes (aproximadamente 1.000 terabytes; un ordenador potente puede llegar a 1 TB). Teniendo en cuenta que 50 petabytes permitiría almacenar el equivalente a todos los documentos escritos de la humanidad hasta 2010, se escapa a nuestro alcance la cantidad de datos que podría tener en su interior un CPD de un tamaño mayor, que ya ofrecen más de 1.000 petabytes (=1 exabyte).

Para mantener y asegurar todo este complejo, es necesario contar con generadores auxiliares de diesel, por si se produce una crisis con una caída de la red eléctrica. Asimismo, las salas necesitan sistemas de climatización y refrigeración para mantener unos niveles adecuados de calor y humedad.

Luis Miguel Gutiérrez Machio
Redactor '20minutos'

Grado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Comunicación Política y Empresarial en la Universidad Camilo José Cela. Escribo sobre información local y los asuntos que ocurren en la Comunidad de Madrid, buscando la información de utilidad que afecta directamente a los madrileños en temas como la Sanidad, la Educación, los Asuntos Sociales o sobre los cambios que trae todo el proceso de digitalización.

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