"Hay que acercar los tablaos a los vecinos, no puede ser algo solo para los turistas", expone la dueña de la taberna flamenca, El Cortijo; en el distrito de Puente de Vallecas. Este y otros tres tablaos han afinado sus guitarras y almidonado sus trajes de volantes para acoger a varios alumnos de primero de la ESO para acercar al público más joven este arte, y lugares emblemáticos de la Comunidad de Madrid, con más de 70 años de historia.
Al bajar las escaleras de El Cortijo, las luces de todo el local se atenúan para dejar el foco puesto en el escenario. Los alumnos de 12 años permanecen inquietos y alborotados en sus taburetes de madera hasta que el espectáculo comienza. La bailaora profesional y experta en pedagogía, Silvia Marín, hace de maestra de ceremonias para ir presentando al resto del equipo compuesto por bailaores, cantaores y guitarristas.
Del Aula al Tablao es una de las iniciativas de la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales para ofrecer este primer acercamiento entre las nuevas generaciones y los tablaos Las Carboneras, la Taberna Flamenca, El Cortijo; el de La Quimera y el Corral de La Morería. En algo más de una hora los estudiantes se introducen en cuestiones básicas como los distintos palos del flamenco, el cante jondo o en el uso del abanico.
Los más atrevidos probaron suerte al pisar la tarima e intentar replicar los pasos y ritmos que aprendieron. Vergüenza aparte, muchos se animaron a colocarse el mantón sobre sus hombros y seguir a la experta en baile para hacer danzar los flecos y pliegues. "Yo también quiero subir, él ya subió antes", replica una de las alumnas a su profesora. "Se te da muy bien bailar sevillanas", apunta otro compañero a una de las chicas que se expuso a los focos. Pedagogía, entretenimiento y muchas risas se escucharon desde el fondo del tablao durante la sesión, especialmente cuando los profesores que acompañaban a la clase se animaron también a participar en un baile.
"El flamenco es unión, la aportación de muchas culturas", explica Marín a los niños y niñas. En un ambiente distinto al habitual, los alumnos aprendían parte de la historia de este arte, como la apertura del primer tablao flamenco en Madrid, Tablao Flamenco 1911, en el Barrio de las Letras. Desde entonces, la región ha sido punto de encuentro de artistas icónicos como Las Grecas o Los Chorbos. Por los barrios de la capital el Flamenco fue adquiriendo nuevos ritmos y sonidos que derivaron en la rumba madrileña, popular en los barrios de Vallecas, Caño Roto o Carabanchel.
"Esperemos que se pueda volver a repetir esta experiencia, para nosotros es importante que la gente se anime más a venir", apunta la regente de El Cortijo. Este espacio es uno de los pocos que se sitúa alejado de la zona centro de la ciudad, ya que, como explica su dueña, fue pensado para que los vecinos pudieran reunirse allí a disfrutar de la música. "Cuando vas a otros países ves el interés y el valor que se le da al Flamenco, aquí parece que no se le da el mismo peso y es una pena, no lo entiendo", continúa diciendo.
Desde la Comunidad de Madrid han puesto en valor este arte declarándolo Bien de interés Cultural. Además, se han ampliado las actividades relacionadas con él, como la exposición sobre el mantón de manila y su relación con las rutas comerciales entre Asia e Hispanoamérica, que estuvo hasta el 17 de mayo en Casa de América.
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