Síndic de Greuges no gana para disgustos. Es lo que tiene decir las verdades del barquero, las que sabe todo el mundo. Cada vez que el defensor del pueblo valenciano saca el tema de la situación de los servicios sociales le echan en cara sus colores políticos. ¿Y qué dijo Ángel Luna en su informe? Que la burocratización ahoga a los colectivos más vulnerables que reclaman la renta valenciana de inclusión. Nada nuevo bajo el sol.

Aprovechó el Síndic su comparecencia en el Pleno de Les Corts para reclamar que el nuevo Plan Simplifica se centre un poquito menos en los problemas de las empresas y un poquito más en las necesidades de los servicios sociales. Más o menos que el plan estrella del Gobierno valenciano para combatir la excesiva burocratización de la Administración hace más por asegurar negosi que por otras necesidades también acuciantes.

Y no sentó bien. No tanto por el tema de los servicios sociales, sino porque los populares entendieron que Álvaro Luna aprovechó la presentación de su informe anual de gestión para hacer política, como si todavía fuera el portavoz del PSPV en la cámara. Solo hay que ver la reacción de Susana Camarero. La vicepresidenta segunda y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda aseguró que el Síndic parecía un «conseller en la sombra» y puso en duda su neutralidad porque «todo el mundo sabe de dónde viene».

Lo dijo molesta porque el Plan Simplifica sí dedica un capítulo a los servicios sociales. Ahí el Síndic no estuvo acertado. Su cargo exige, ante todo, neutralidad, sobre todo si uno tiene unos colores políticos bien claros. Con todo, nadie puede negar que Ángel Luna no viene denunciando este tema desde hace tiempo. En su día ya irritó a Mónica Oltra por el mismo asunto.

Más allá de la polémica, deberíamos reflexionar si algunos cargos tendrían que ser ocupados por personas sin pasado político. Para no poner en duda su neutralidad.