Internacional

Los temas de campaña

La Defensa y una nueva era para que la UE empiece a hablar del poder duro

Cuando Robert Schuman y Jean Monnet sentaron las bases de la CECA, que ahora es la Unión Europea, la guerra era el tema que había que enterrar. Nada de conflictos; todo de cooperación, solidaridad y libertad. Pero lo segundo no se puede dar por sentado. La democracia no puede darse por hecha, y ese es precisamente el mensaje que sale de las instituciones europeas de cara a las elecciones del 6 al 9 de junio, después de una legislatura en la que los asuntos bélicos han vuelto a la primera línea. La invasión rusa de Ucrania o el conflicto en Gaza han metido prisa al bloque para impulsar su industria militar. La UE solo sabía hablar el lenguaje comercial, el de la potencia política, pero ahora tiene que aprender un nuevo idioma: el del poder duro.

Por eso la seguridad y la defensa serán dos temas decisivos en la campaña electoral. Por lo pronto, la Comisión Europea ha presentado la primera estrategia de industria de Defensa, que gira en torno a tres puntos: adquirir en común al menos el 40% de los equipos de Defensa de aquí a 2030; garantizar que, para 2030, el valor del comercio de defensa dentro de la UE represente al menos el 35% del valor del mercado de defensa de la UE y también avanzar de manera constante hacia la adquisición de al menos el 50% de su presupuesto de defensa dentro de la UE para 2030 y el 60% para 2035.

Daniel Gil, analista en The Political Room especializado en UE, explica a 20minutos que preparada está, pero la cuestión no es si invertir más en Defensa o no, porque "ahí ya hay un consenso, está asumido". De este modo, la clave está en el cómo. "Hay que preguntarse qué entendemos por gasto en Defensa y sobre todo cuáles son sus ejes", recuerda el experto. Francia por ejemplo no separa el gasto en Defensa de la política industrial europea; debe ser "una pata más para reforzar esa industria", en una suerte de proteccionismo al menos en esa área. "Desde el punto de vista francés todo gasto militar tiene que estar supeditado a la reindustrialización".

En ese escenario, hay dos bandos entre los Estados miembros. De un lado están los que quieren un impulso industrial (como España). De otro, los Bálticos, que ven tan cerca la amenaza rusa que su discurso roza el belicismo. Al mismo tiempo también la actual presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha lanzado la idea de que, si ella sigue en el cargo, el Ejecutivo comunitario cuente con un comisario de Defensa. No obstante, este perfil estaría mucho más centrado en la industria que en el plano militar, pues lo último "chocaría directamente con los Tratados", en palabras del Alto Representante, Josep Borrell; de hecho, la Defensa sigue siendo una competencia de los países miembros.

El trasfondo va precisamente de que la Unión Europea tiene que aprender el lenguaje del "poder duro" porque el órdago de Rusia así lo pide. "Si queremos subsistir tenemos que ser algo más. Debemos dotarnos de medios para hacer frente a esas amenazas", añadió el jefe de la diplomacia europea; oído cocina, dijeron otros en la capital comunitaria. Así, el pasado mes de enero el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, se ha propuesto destinar 3.000 millones de euros a un nuevo plan para aumentar la producción de equipos de Defensa, inspirado en el histórico programa de adquisiciones del año pasado para ayudar a suministrar proyectiles de artillería a Ucrania.

Estamos en un momento histórico y no hay que enfrentar una cuestión con otra, sino ser ambiciosos en todas

Borrell incidió en la metáfora del jardín y de la jungla. Esto es, que la UE deje de ser ingenua con la guerra a sus puertas; el dirigente español llama a gastar más, gastar más juntos y gastar mejor desde el punto de vista defensivo. Por eso ha puesto Bruselas sobre la mesa es la posibilidad de que la UE aborde compras conjuntas de material militar, con el modelo que ya se usó para adquirir vacunas contra la Covid. Así lo anunció Ursula von der Leyen en el último pleno del Parlamento Europeo. "Puede que la amenaza de guerra no sea inminente, pero no es imposible. No hay que exagerar los riesgos de guerra, pero hay que prepararse para ellos", alertó la presidenta de la Comisión.

¿Es un tema atractivo en campaña? No tanto, y sí algo divisivo porque no todos quieren enfocarlo de la misma manera. Es más, habrá que hacer equilibrios extraños con otros asuntos como la lucha contra el cambio climático. Pero el consenso parece más o menos claro en lo general. "Estamos en un momento histórico y no hay que enfrentar una cuestión con otra, sino ser ambiciosos en todas. Lo que tenemos que decir a la gente es que con una cooperación europea fuerte es más fácil conseguir cosas", explicó por ejemplo en una entrevista con 20minutos el líder del PPE, Manfred Weber. Que pide no renunciar a una prioridad para abordar otra: "El Pacto Verde, la defensa y también los aspectos sociales son importantes para el futuro. Y si todo eso lo hacemos juntos seremos capaces de gestionarlo mejor".

La UE se encuentra, en realidad, entre dos conflictos: el de Ucrania y el de Gaza. Y son tan distintos que también enseñan fracturas. La unidad mostrada para apoyar a Kiev no es tal en el caso de Palestina, aunque se ha multiplicado la ayuda humanitaria. Israel es un socio estratégico para la Unión y por eso ha entrado en una "doble moral" criticada desde diferentes ámbitos. La división entre los países miembros es clamorosa, con España liderando la opción de reconocer el Estado palestino y otros socios como Alemania o Austria que siguen 'demasiado' cerca de Tel Aviv.

Por inesperado y por importante, el binomio UE-Defensa todavía no está del todo bien armado; nunca lo ha estado. Pero ahora no hay vuelta atrás. La paz ya no está asegurada y aunque Europa no va a entrar directamente en la guerra, sí que tiene que prepararse para el nuevo mapa geopolítico, lleno de tensiones, con un lenguaje bélico al alza y un escenario que exige, al menos, tener una industria fuerte y que compita con Rusia, China y Estados Unidos. Se hablará, y mucho, de defensa y seguridad en la campaña porque quien (no) se mueva no saldrá en la foto.

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