Irán trata de evitar la inestabilidad tras la muerte de Raisi: "Hay riesgo de que se reactiven los movimientos de protesta"

La muerte de Ebrahim Raisi abre un periodo de incertidumbre en Irán.
La muerte de Ebrahim Raisi abre un periodo de incertidumbre en Irán.
HENAR DE PEDRO
La muerte de Ebrahim Raisi abre un periodo de incertidumbre en Irán.

Calma tensa se respira en las calles de Irán tras la muerte del presidente Ebrahim Raisi este domingo en un accidente de helicóptero al noroeste del país. El régimen no quiere dar pie a la incertidumbre y el ayatolá Alí Jamenei entregó este lunes las riendas del país al vicepresidente primero, Mohamad Mojber, quien gobernará de forma interina hasta las próximas elecciones, que ya han sido convocadas para el 28 de junio.

El objetivo es que no haya ningún vacío de poder y que los cimientos de la revolución islámica permanezcan firmes, pero no cabe duda de que la muerte de Raisi, fiel defensor de los valores más ortodoxos de la teocracia iraní, es un duro golpe para el régimen. "Raisi era una de las figuras que más sonaban para suceder al actual líder supremo, Alí Jamenei, que ya tiene 85 años y está muy mayor. Ahora habrá que ver qué nombres empiezan a sonar porque el vicepresidente Mojber no es precisamente uno de los candidatos, ya que tiene otro perfil", explica Sonia Sánchez, especialista en Oriente Medio del Real Instituto Elcano.

"Se han convocado elecciones, pero aunque la sociedad iraní sea llamada a las urnas, realmente el poder de la gente para elegir a un presidente es muy limitado porque la designación la determina el líder supremo. Hay un consejo de guardianes formado por 6 juristas y 6 clérigos, que pueden aprobar o vetar candidatos a presidente, pero incluso ese consejo lo nombra el propio líder supremo. No va a haber ningún presidente de Irán que no cuente con su total confianza y aprobación", dice. 

Coincide con ese planteamiento Beatriz Gutiérrez, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad Europea: "Las elecciones de Irán son un poco nominales. Es un proceso relativamente serio, pero sujeto a la ley islámica, en el que no hay partidos progresistas o liberales porque todos tienen que estar dentro del sistema. Puede haber partidos más o menos moderados, pero siguen siendo islamistas porque todos los que se salen de ese espectro religioso y radical están prohibidos, ni siquiera tienen la opción de concurrir a las elecciones".

"No sabemos quién tendrá en mente el ayatolá Jamenei, pero seguirá siendo del ala dura del régimen, posiblemente alguien que pueda convertirse también en su sucesor, empezando así a preparar el terreno para que cuando llegue ese momento no haya inestabilidad dentro del propio sistema", añade Sánchez.

Las protestas siguen estando latentes en Irán

Pero aunque se trate de unas elecciones dirigidas y supervisadas desde arriba, un proceso electoral siempre abre la puerta a cierta inestabilidad política, afirma la investigadora del Instituto Elcano: "La sociedad iraní todavía está digiriendo la noticia de la muerte de Raisi, pero no descartaría que se inicien protestas contra esta nueva pantomima electoral que se avecina y que haya manifestaciones en las calles. Seguro que habrá debates internos en la sociedad, que está cansada del régimen y muy desencantada porque su sistema político es totalmente corrupto, todo está pergeñado y amañado bajo las órdenes del líder supremo, que ejerce un poder absolutista y teocrático".

"La tendencia en los últimos años es que cada vez vote menos gente en las elecciones y esos bajos niveles de participación afectan especialmente al ala dura del régimen", incide la profesora Gutiérrez. De hecho, en las últimas elecciones parlamentarias, celebradas el pasado marzo, solo un 41% del electorado acudió a las urnas, la participación más baja en los 45 años de la República Islámica.

"Ahora se abre un periodo transicional hasta el día de las elecciones y existe el riesgo de que la gente aproveche este momento de incertidumbre para reactivar los movimientos de protesta que ha habido recientemente contra la policía de la moral y en defensa de las mujeres apaleadas que han muerto o han terminado en coma, incidentes que han provocado mucha contestación social. Desde hace años se han convertido en el principal problema interno del régimen y es uno de los riesgos a los que se enfrenta ahora mismo", apunta.

Restos del helicóptero en el que viajaba el presidente Ebrahim Raisi, en el lugar del accidente.
Restos del helicóptero en el que viajaba el presidente Ebrahim Raisi, en el lugar del accidente.
EFE

No se esperan cambios en política exterior

Menos incertidumbre genera la política exterior de Irán, pues no se esperan grandes giros de guion tras la muerte del presidente Raisi en un accidente que también le costó la vida al ministro de Exteriores, Hossein Amirabdollahian. "Han muerto dos figuras muy representativas e importantes del regimen, pero no va a afectar en nada a la acción exterior de Irán porque las decisiones estratégicas las tomas el líder supremo, Jamenei, quien va a mantener la misma postura respecto a la guerra de Gaza, Estados Unidos o la guerra en la sombra que mantienen con Israel", dice Sánchez.

"En política exterior se va a mantener la misma línea general. Desde que empezó la guerra de Gaza, Irán ha reforzado mucho la posición de Hezbolá y el ministro fallecido había hecho varios viajes al Líbano para dar apoyo a los ataques de esta milicia contra Israel, que son continuos. El apoyo a Hezbolá y Hamás son políticas que han tenido muchísima continuidad en los últimos 30 años y no debería de haber cambios en ese sentido", dice Gutiérrez.

No obstante, señala que "hay algunos aspectos que pueden ser matizables" en política exterior: "El ministro Amirabdollahian fue el artífice del acercamiento de los últimos años entre Irán y Arabia Saudí y si ahora llega al poder un gobierno de signo aún más radical, la posición respecto a Riad u otros países sunitas de la región podría endurecerse".

"La sospecha de un atentado siempre va a estar ahí"

La muerte de Raisi sigue envuelta en una nube de secretismo. Aunque el gobierno iraní ha afirmado que fue un accidente debido a un "fallo técnico" y las condiciones climatológicas eran muy adversas, apenas ha aportado detalles sobre las causas concretas que provocaron que el helicóptero del presidente se estrellara en las montañas de Varzeqan, cerca de la frontera con Azerbaiyán. Es más, se ha creado una comisión para investigar la causa del siniestro del aparato, un Bell 212 estadounidense, bimotor y con capacidad para 15 personas, adquirido en la década de 1970.

"Es perfectamente factible que haya sido un fallo mecánico o humano porque había muchísima niebla y es una zona boscosa y montañosa. De hecho, el rescate se demoró bastante por las condiciones climatológicas y geográficas, ha costado mucho encontrar los restos del helicóptero debido a la falta de visibilidad", dice Gutiérrez.

Sánchez también da credibilidad a la versión oficial como causa más probable del accidente, pero asegura que "la sospecha de un atentado contra el presidente siempre va a estar ahí", pues son muchos los actores que podrían tener interés en eliminar al que probablemente iba a convertirse en futuro líder supremo de Irán: desde la oposición interna a Estado Islámico, que ya provocó una matanza el pasado enero en la ciudad de Kermán. También gobiernos hostiles a Irán como Arabia Saudí, Irak, EEUU (en 2020 mató al general Soleimani) y, por supuesto, Israel.

Ebrahim Raisi, horas antes de su muerte, junto al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev.
Ebrahim Raisi, horas antes de su muerte, junto al presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev.
EFE

"Cuando vi dónde había tenido lugar el accidente y de donde venía Raisi, lo primero que me vino a la cabeza fue Israel", admite Sonia Sánchez, recordando que el presidente iraní venía de inaugurar una presa en la frontera con Azerbaiyán, junto al presidente azerí Ilham Aliyev, quien mantiene grandes relaciones con el gobierno hebreo: "Azerbaiyán ganó la última guerra contra Armenia gracias al armamento y la tecnología que le vendió Israel y Azerbaiyán se ha convertido en una pista de entrenamiento para el ejército israelí. Los dos países han hecho maniobras militares conjuntas, la mayoría del petróleo que importa Israel se lo compra a Azerbaiyán... tienen una relación muy, muy estrecha".

"No creo que a Israel le interese en estos momentos atentar contra el presidente iraní porque estamos hablando de un magnicidio y supondría una escalada de la tensión tremenda. Sería un paso muy arriesgado y no sería sensato para Israel forzar la máquina cuando EEUU le está pidiendo contención en Gaza, pero estamos en Oriente Medio, el lugar de las conspiraciones en la sombra y los asesinatos selectivos por excelencia", dice.

Jacobo Alcutén
Redactor '20minutos'

Licenciado en Periodismo por la Universidad Internacional de Catalunya. Diplomado en Ciencias Empresariales. Máster en Banca y Finanzas en la UPF Barcelona School of Management. Periodista en 20 Minutos desde el nacimiento de este periódico en el año 2000.

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