OPINIÓN

ERC

El presidente de la Generalitat y candidato de ERC a las elecciones catalanas, Pere Aragonès, tras los comicios.
El presidente de la Generalitat y candidato de ERC a las elecciones catalanas, Pere Aragonès, tras los comicios.
DAVID ZORRAKINO - EUROPA PRESS
El presidente de la Generalitat y candidato de ERC a las elecciones catalanas, Pere Aragonès, tras los comicios.

Pasaron las elecciones al Parlament. Las encuestas, en general, acertaron la tendencia y, ahora, a gestionar el resultado para formar gobierno. Con todo, no esperen nada serio antes de saberse los resultados de las elecciones europeas del 9 de junio.

ERC es la formación política que más castigo ha sufrido, y ya es la tercera consulta en la que recibe un varapalo: perdió el 37% de los votos en las municipales, un 47% en las generales y un 29% en las catalanas. Esto son muchos votos.

Independientemente de su nefasta política de comunicación y del error de haber avanzado las elecciones, ERC navega por aguas infectadas de tiburones. En el eje independentista está el poderoso universo convergente de centroderecha, hace cuatro días nacionalista y amante del orden, ayer totalmente entregado al realismo mágico y al desorden, y hoy parece ser que con ganas de volver al orden. En el eje social, está el PSC y el universo hoy de Comuns y ayer de Iniciativa. Así es que ERC tiene que encontrar su nicho. Y esto no es fácil.

En las elecciones del 2003, los republicanos consiguieron pasar de 12 escaños a 23. Y su paso por el “tripartito” los hundió a los 10 diputados. De los 10 llegaron el 2021 a los 33 y a presidir la Generalitat después de 80 años. Oriol Junqueras está detrás del subidón hasta los 33.

Muchos querrían que los que protagonizaron la declaración unilateral de independencia el 2017 abandonaran la política. Cabría recordar que cuando se vota se es mayor de edad a todos los efectos. Y a ellos se les votó. Algunos lo han pagado con la cárcel y otros fuera del país. No es poca cosa.

La burguesía que tan contenta estaba con Pujol y Mas empieza a conducir la nave de Junts y a abandonar el pragmatismo de los republicanos, que, al fin y al cabo, nunca han sido de los suyos. Y, por su parte, los socialistas empiezan a recuperar los votos que se les fueron en su día a ERC.

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