Kiko Rivera ha sido uno de los últimos invitados de Late Xou, el programa de Marc Giró en La 2. Durante su entrevista, el cantante hizo un repaso sobre su vida y los acontecimientos mediáticos que han girado en torno a su persona durante todos estos años.
Uno de los temas en los que el DJ profundizó fue sobre la adicción a las drogas que tuvo en el pasado. Aunque ya está completamente recuperado, el hijo de Isabel Pantoja asegura que sigue siendo una situación delicada para él debido a su trabajo.
"Quiero que la gente entienda que para mí es muy difícil porque sigo dedicándome a la noche. Yo aguanto, y cuando veo que sale el demonio, porque el demonio sale, (me voy) al hotel. Intento no beber alcohol, el problema es el alcohol", fueron sus declaraciones al respecto.
Entre otros temas a tratar, Kiko Rivera quiso recordar una peculiar anécdota de su pasado. Y es que durante su infancia, la profesión que quería ejercer no estaba vinculada con la música.
"Yo de pequeño quise ser cura", ha confesado el joven. "Tenía en el cole un cura que era muy moderno para la época, él iba con sus vaqueros rotos, su chupa, su camisa... y me enamoré de su forma de ser", le ha explicado a Marc Giró.
Finalmente, este sueño nunca llegó a cumplirse en la vida real. Sin embargo, como no quería quedarse con esa espina clavada, Kiko Rivera sí ha podido ser cura, pero no de la manera al uso: el cantante se ha creado un personaje propio en el videojuego Marbella Vice llamado 'El padre Curro', que cumple con las características de un eclesiástico.
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