"Lo paso muy mal, pero es la que mejor me pilla. Eso sí, sólo de día", cuenta con resignación Paula (29 años) minutos antes de entrar a la estación de metro de Avenida de la Paz (L4) por la boca del parque de Félix Rodríguez de la Fuente, el acceso más temido y evitado por los usuarios del suburbano madrileño, según la Federación de Vecinos (Fravm). 20 minutos comprobó este lunes por la mañana que en esta boca los viajeros brillaban por su ausencia.
Junto con ésta, hasta una veintena de accesos de Metro (el 2,8% de los 707 existentes) son paradas fantasma dignas de una película de miedo por su mala ubicación en lugares inhóspitos, mal iluminados y muy poco transitados.
A la L4 pertenecen también Hortaleza y Parque de Santa María (con accesos en medio de parques) y Mar de Cristal (a los pies de un centro comercial que funciona con el horario de las tiendas.
En la L5 hay otras cuatro estaciones (Canillejas, Torre Arias, Suanzes y Eugenia de Montijo) con alguna de sus bocas "aisladas", según denuncian desde la Federación de Consumidores Facua a partir del análisis de 80 de las 294 estaciones de Metro.
Desiertos el fin de semana
Otras dos estaciones de la red (Ciudad Universitaria y Metropolitano, en la L6) se convierten en zonas fantasma a partir del viernes por la tarde (justo cuando acaba la semana universitaria). Todo lo contrario a lo que ocurre en la estación de Lago (L10), cuyo emplazamiento en plena Casa de Campo la mantiene sin afluencia durante la semana, para registrar público sólo los fines de semana.
Pitis y Estadio Olímpico (L7) se suman a estas estaciones desangeladas, matizan desde UGT. Y en la misma línea hay que sumar Cartagena, una de cuyas bocas "da a una zona empotrada entre jardines", recuerda Facua."Siempre ha sido así, Cartagena es una de las estaciones menos usadas", explica una empleada de Metro. Y eso, sin olvidarse de Valdecarros (L1) o Bambú (también en la L1).
La L9 aporta su granito, con Rivas-Urbanizaciones y Rivas-Futura porque se hallan "entre chalés", y Campo de las Naciones (en la L-8) con viajeros sólo cuando hay ferias. Además, están las del Metro Ligero, a Pozuelo y Boadilla.
Desde Metro aseguran que en estos puntos están previstas remodelaciones con templetes de cristal y menos pasillos.
Transbordos "interminables"
No sólo una veintena de bocas del suburbano inspiran escasa confianza a los viajeros. Los transbordos entre líneas y estaciones son otro de los quebraderos de cabeza de los usuarios, según se recoge en el informe sobre movilidad que ultima Facua.
En él destaca Diego de León (L-5, L-4 y L-6), con "interminables" pasillos que a partir de determinada hora dejan de transitarse. Algo que ocurre también en la estación de Núñez de Balboa (L-5 y L-9) y en la de Embajadores (L-3 y L-5). En estos casos, y según recoge el propio plano del metropolitano, es necesario un mínimo de entre cinco nueve minutos para poder atravesarlos.
En un parque junto a la M-30El Félix Rodríguez de la Fuente no es un parque al uso. La boca del metro está en una zona boscosa que limita con la M-30, poco iluminada y con un pasillo inmenso.
En medio de un paraje aisladoLa estación de Pitis, que comparte con la de Cercanías, está en una zona aislada, sin viviendas y de difícil acceso por un vallado que impide atajar.
Con horario de comerciosLa boca del metro de Torre Arias, que hace esquina con la Carretera de Vicálvaro está flanqueada por concesionarios de automóviles y se queda desierta cuando cierran.
Pendiente de los JuegosSi Madrid gana los Juegos Olímpicos, la zona se desarrollará con viviendas e infraestructuras, pero de momento el metro Estadio Olímpico ofrece este desolador aspecto, que empeora por las noches.
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