Valencia

La vida en el antiguo cauce del Turia antes de que se convirtiera en un gran jardín

Aspecto que presentaba el Turia por Valencia antes de su desvío.
L'Etno

Históricamente se ha dicho que Valencia era una ciudad que latía de espaldas al mar. Esta afirmación, aunque cierta, esconde en ocasiones otro enfoque: que era una urbe fluvial y que vivía, más bien, de cara a su río. Precisamente por ello, el desvío del Turia en la década de los sesenta para evitar más desgracias como la fatídica riada de 1957 supuso la mayor transformación urbanística de la ciudad. No solo por la afección a la huerta del sur con la construcción del nuevo cauce, sino también por la liberación del lecho histórico de su función y usos. 

El casco urbano quedó, de repente, con todo un cauce, es decir, un solar de casi 10 kilómetros y 136 hectáreas que serpenteaba por la ciudad, vacío. ¿Qué se podría hacer con esos terrenos? El desarrollismo de la época especuló con la idea de construir una autopista puerto-aeropuerto, pero la movilización social y ciudadana, unida al cambio político de la dictadura a la democracia, hizo que la elección acabara siendo distinta: el jardín lineal más largo de Europa.

Infraviviendas en el antiguo cauce a mediados de la década de los cuarenta.
Archivo de la Catedral. Fondo Olaechea.

Para reflexionar sobre la memoria del antiguo río, l’Etno acoge en el edificio Natúria la exposición Antes del jardín, un recorrido histórico y etnográfico que busca desechar la idea de que este era un lugar donde antes nada sucedía.

Además del material gráfico de destacados fotógrafos valencianos como Luis Vidal, José Penalba o Luis B. Lluch, la muestra incluye fondos no expuestos hasta ahora procedentes de varios archivos. Se estructura en tres secciones: la primera aborda el cauce como espacio de vivienda de miles de personas emigradas a la ciudad en la posguerra; la segunda explora sus usos, como cultivos, extracción de gravas o pastoreo; y la última su uso social y popular.

Piragüismo en el antiguo cauce del Turia en 1963.
Luis Vidal

La primera, Vivir en el río, se centra en el cauce como espacio de vivienda y expone los diferentes aprovechamientos de recursos relacionados con el agua. Como consecuencia de los movimientos migratorios de la posguerra, en Valencia, rodeada de huerta, parte de los recién llegados encontraron en el cauce del río, pese al peligro por las crecidas, una oportunidad para establecerse y desarrollar su proyecto vital.

En la sección Vivir del río se muestra que era frecuente ver a gente realizando diversos trabajos en el cauce, como la extracción de gravas para confeccionar mortero para la construcción; el cultivo de todo tipo de vegetales como patatas, boniatos, cebollas y otros, junto al uso del agua, imprescindible para todo tipo de trabajos domésticos. También fue espacio de negocio y pastoreo del ganado hasta finales de los años setenta.

Visitantes en la exposición.
20MINUTOS

Finalmente, en la parte titulada Vivir el río se muestra la evolución de su uso social y popular hasta convertirse en jardín después de dos catastróficas riadas en los años 1949 y 1957. La administración franquista, movida por su impulso e interés económico desarrollista, decidió acabar con el problema definitivamente mediante un gran proyecto de infraestructura urbana, el Plan Sur, dirigido a desviar el Turia antes de su entrada a la ciudad. 

La exposición refleja también el debate abierto en la década de los años sesenta sobre qué hacer con estos terrenos. En 1973, gracias a la movilización ciudadana, el Ayuntamiento transformó el antiguo cauce en zona verde, dando los primeros pasos hacia los actuales Jardines del Turia.

Vista aérea actual de Valencia con el Jardín del Turia en primer plano.
Getty Images / iStockphoto

A partir de 1982 comenzó la urbanización del Jardín del Turia, que paulatinamente y a lo largo de dos décadas cambió la fisonomía de la ciudad y daría lugar a complejos como el Palau de la Música o la Ciudad de las Ciencias. En la actualidad discurre desde el Parque de Cabecera, junto a Mislata, hasta el Oceanogràfic. El último tramo, aún pendiente de ajardinamiento, concluirá en el Parque de Desembocadura, ya proyectado junto a Nazaret.

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