Europa, dividida en tres sobre el reconocimiento de Palestina: ninguno de los grandes países secunda a España

El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su encuentro en Jerusalén.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su encuentro en Jerusalén.
EUROPA PRESS
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante su encuentro en Jerusalén.

La situación entre Israel y Palestina es divisiva en la sociedad civil europea y también en lo que refiere a los gobiernos. Europa mira desde lejos, pero no tanto como para que no le afecte y se ha fraccionado en varios bloques en lo que se refiere al reconocimiento del Estado palestino. Cada Gobierno tiene sus motivos, desde puramente prácticos hasta ideológicos, pasando por cuestiones históricas que hacen, como en el caso de Alemania y Austria, que secunden a Israel incluso en un momento en el que hay llamamientos y decisiones de los tribunales internacionales para desmarcarse de las maniobras de Tel Aviv y peticiones a Benjamin Netanyahu para que cese su ofensiva sobre Gaza.

La Unión Europea como bloque defiende la solución de los dos Estados desde hace muchas décadas, pero eso no asegura nada. Ahora, ¿qué piensa cada Ejecutivo europeo sobre el reconocimiento del Estado palestino? Es una pregunta importante si tenemos en cuenta además que en pocos días se celebran elecciones europeas (del 6 al 9 de junio):

España, Irlanda y Noruega: una minoría

Bulgaria, Chipre, Eslovaquia, Hungría, Polonia, República Checa y Rumanía ya reconocían a Palestina desde antes de entrar a la Unión Europea y Suecia lo hizo una vez que ya era Estado miembro. Es decir, ocho países ya lo hacen. España e Irlanda se suman este martes y lo hacen junto a Noruega, en un paso conjunto que les convierte, eso sí, en parte de una minoría europea, aunque 139 de los 193 países de la ONU ya han tomado esta medida. Los tres gobiernos, no obstante, esperan que su decisión sirva para "abrir camino" de cara al futuro cercano.

En España esta ha sido una de las prioridades del Gobierno desde las elecciones generales del pasado 23 de julio, pero ha ido tomando cuerpo a medida que se han acercado las elecciones europeas. Sánchez primero abogó por un reconocimiento en común en el marco de la UE, después avisó con hacerlo de manera unilateral y finalmente lo ha hecho con un grupo reducido de socios europeos, en un marco que además le ha valido una crisis diplomática con Israel. En clave electoralista, este paso es una manera de arañar voto a Sumar, socio de coalición pero a la vez rival directo en el lado izquierdo del campo ideológico. Los analistas coinciden en que además es un tema que le puede suponer una competición 'ganada' respecto al PP.

Las relaciones entre Irlanda e Israel son históricamente muy tensas, pues además de que el movimiento nacionalista irlandés está muy vinculado a Palestina hay precedentes de que Tel Aviv y Dublín tienen problemas casi irreconciliables. Vale un ejemplo: en 2010, se descubrió que agentes del Mossad, el servicio de inteligencia israelí, habían utilizado pasaportes falsificados para viajar de incógnito a Dubái, donde asesinaron a un líder de Hamás. Entre los documentos de viaje falsificados se encontraban pasaportes irlandeses, algunos de los cuales contenían números de pasaporte reales que habían sido robados.

Malta, Bélgica y Eslovaquia, sí pero no todavía

La espera que no ha querido mantener España es en la que están otros países miembros de la UE como Malta, Bélgica y Eslovenia. Los tres gobiernos dicen que sí a reconocer a Palestina como Estado, pero no todavía; al menos, como sostuvo el primer ministro belga Alexander de Croo, mientras su decisión no suponga "un avance" para la paz en Oriente Medio. Es relevante además que Bélgica también celebra elecciones en junio y sus pesos políticos son muy complejos; los cálculos dicen que el reconocimiento llegará una vez que hayan pasado estos comicios junto con las elecciones europeas y se forme un nuevo Ejecutivo, algo que dados los precedentes podría demorarse durante bastantes meses.

Malta y Eslovaquia por su parte son consciente de que su relevancia en el mapa político europeo no es alta, y mantienen la cautela. Ambos Estados miembros de la UE son partidarios por ejemplo de que se revise, como han pedido también España e Irlanda, el Acuerdo de Asociación entre la Unión e Israel, algo a lo que Bruselas todavía no ha respondido, para lamento de los dirigentes. El calendario que manejan es mucho más pausado que el español, y esperan hacerlo bajo el paraguas de otros socios de peso, como puede ser el caso precisamente de Bélgica.

Alemania, Francia o Reino Unido no se lo plantean

Del sí al quizás pasamos al "no", con el matiz de Francia. París no se niega a reconocer al Estado palestino y podría valorarlo en un futuro no muy lejano, pero de momento no entra en los planes de Emmanuel Macron. Es una idea guardada en un cajón a la espera de cómo se desarrolle el conflicto y las relaciones con Israel. La posición gala es importante en tanto en cuanto hablamos de una de las partes del motor de la Unión Europea. La otra, Alemania, es el socio principal de Israel y no valora un reconocimiento de Palestina, aunque sí ha pedido contención a Tel Aviv.

El vínculo entre Alemania e Israel es histórico, con una especie de deuda que siente Berlín que tiene desde el Holocausto y aunque las relaciones no siempre han sido las mejores, los germanos se mantienen al lado de su socio incluso cuando se habla de los partidos situados más a la izquierda del mapa político. Alemania ha sido una escolta de Israel en las relaciones internacionales. Todo empezó en 1952 con el Acuerdo de Luxemburgo, con el que Alemania Occidental transfirió 1.500 millones de euros a organizaciones judías a modo de reparación. Ambos países establecieron relaciones en 1965, y durante esa década Alemania fue uno de los principales donantes de armas a Israel. Los envíos se hicieron recurrentes desde los años noventa, cuando el país reunificado pasó a ser la principal potencia modernizadora de Israel: mientras le envía sobre todo componentes automovilísticos, es el quinto destino de sus exportaciones.

El Reino Unido tampoco ve el reconocimiento del Estado palestino como una solución. Ni lo tiene en su agenda ni lo valora como una posibilidad, inmerso a la vez en dos vías radicalmente opuestas. Londres hacia fuera tiene su foco puesto en ayudar a Ucrania, pues se ha convertido en uno de los principales aliados de Kiev y esa dinámica tiene buena cabida en su opinión pública. Por otro lado, ya ha iniciado el país la carrera hacia las elecciones generales del próximo 4 de julio, anticipadas hace solo unos días por el primer ministro Rishi Sunak. El esquema podría cambiar eso sí en el caso de que los laboristas vuelvan al Gobierno tras los comicios, pues en sus filas hay importantes voces propalestinas.

Con todo, el paso dado por España no tiene el 'abrazo' de los principales socios europeos. Sánchez ha intentado hacer gala de que la suya es una decisión que tiene el respaldo mayoritario del resto de gobiernos, pero si bien en Europa hay importantes socios que ya han adoptado esta medida no lo han hecho -y parece que no lo van a hacer- las voces políticas más importantes ahora mismo en Europea. Sin Francia, Alemania, Reino Unido o Italia parece que el reconocimiento del Estado palestino es una decisión con menos empaque de lo que se quiere hacer ver.

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