La historia detrás de una frontera: por qué Sánchez defiende la línea de 1967... y cómo la desdibujan los asentamientos en Cisjordania

Fronteras entre Israel y Palestina.
Fronteras entre Israel y Palestina.
HENAR DE PEDRO
Fronteras entre Israel y Palestina.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado este martes que España reconoce oficialmente el Estado de Palestina, delimitado por las fronteras de 1967 y con Jerusalén Este como capital. "No reconoceremos cambios en las líneas fronterizas de 1967 que no sean los acordados por las partes", ha enfatizado en su declaración institucional.

No obstante, esas fronteras siguen siendo muy difusas y, aunque de iure cuentan con el reconocimiento de la ONU, la realidad es que Israel controla de facto la totalidad del territorio histórico de Palestina e, incluso, se ha anexionado algunas partes que teóricamente le corresponderían al Estado Palestino. ¿Cuáles son esas fronteras de 1967 a las que ha hecho referencia Sánchez y cuáles son las actuales?

Vídeo Pedro Sánchez reconociendo el estado de Palestina

La base está en el armisticio de 1949

Las fronteras de 1967 hacen referencia a las que existían antes de la Guerra de los Seis Días y que se basan, en líneas generales, en las que marcó el armisticio de 1949 tras la guerra árabe-israelí, conocida en Israel como guerra de la independencia. Esas fronteras dibujan un Estado Palestino formado por Cisjordania y Gaza, con capital en Jerusalén Este.

Sin embargo, en la Guerra de los Seis Días Israel derrotó militarmente a una coalición de países árabes de la región y se anexionó los Altos del Golán sirios y la península egipcia del Sinaí, además de todo el territorio palestino que había quedado fuera de su control en el armisticio del 49: la Franja de Gaza, entonces dominada por Egipto; y Cisjordania y Jerusalén Este, que estaban administradas por Jordania.

La Resolución 242 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas consideró "inadmisibles" esas anexiones territoriales e instó a Israel a retirar a sus fuerzas armadas de todos los territorios ocupados en el marco de la Guerra de los Seis Días, un dictamen que sentaría las bases de los futuros Acuerdos de Camp David (1978) y los tratados de paz con Egipto (1979) y Jordania (1994). 

Pero Israel solo devolvió el Sinaí a Egipto (un proceso que se completó en 1982) y, a pesar de las presiones recurrentes de la ONU, ha mantenido y sigue manteniendo bajo su control el resto de los territorios ocupados en la Guerra de los Seis Días: Altos del Golán, Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este. De todos ellos, la parte oriental de la ciudad santa ha sido incorporada formalmente al Estado hebreo mediante la llamada Ley de Jerusalén, que en 1980 la proclamó "entera y unificada" como capital de Israel. En el resto de los territorios impera una administración militar del ejército israelí.

Los asentamientos desdibujan el mapa de Cisjordania

Pero Israel no solo ha impuesto una autoridad militar en los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, también ha llevado a cabo una política de asentamientos que, poco a poco, ha ido reduciendo el territorio efectivo disponible de la población palestina. Los diferentes gobiernos hebreos han impulsado la construcción de núcleos de población judía en los territorios ocupados y algunos de ellos han sido incorporados formalmente a Israel, especialmente en los alrededores de Jerusalén, a pesar de la condena unánime de Naciones Unidas.

La ONG Peace Now, que monitoriza la política de asentamientos de Israel, estima que cerca de medio millón de colonos judíos viven actualmente en Cisjordania (478.600), prácticamente la mitad de ellos en Jerusalén Este, en los 147 asentamientos levantados por el gobierno hebreo y los 191 que se han construido sin su aprobación formal.

Esa expansión de los asentamientos judíos ha hecho que el mapa de Cisjordania se vea actualmente como una especie de mosaico en el que los territorios que Israel ha dejado en manos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) se vislumbran como pequeñas manchas aisladas entre ellas y rodeadas por zonas controladas por el ejército israelí o por asentamientos de colonos.

Caso especial era Gaza, donde fueron desmantelados todos los asentamientos judíos y en 2005 el ejército israelí se retiró unilateralmente del territorio. Desde entonces, Israel solo controlaba las fronteras y aguas territoriales de Gaza hasta que los ataques terroristas del pasado 7 de octubre propiciaron la vigente invasión militar de la Franja.

Jerusalén, el gran obstáculo a la solución de dos Estados

La solución de los dos Estados que defiende Naciones Unidas y a la que España ha dado este martes un espaldarazo con el reconocimiento del Estado Palestino pasa por volver al statu quo anterior a la guerra de los Seis Días, pero hay obstáculos que parecen insalvables. El más importante es Jerusalén.

Israel no contempla una partición de la ciudad ni entregar el control de Jerusalén Este a la Autoridad Palestina, a pesar de que es la solución que mayor consenso internacional aglutina. Asimismo, la ONU contempla un acuerdo entre las partes para la administración de la ciudad vieja, donde se encuentran el Muro de las Lamentaciones (lugar sagrado del judaísmo) y la Explanada de las Mezquitas (lugar sagrado del islam), una propuesta que también cuenta con el rechazo frontal del gobierno israelí.

Otro gran problema son los asentamientos de Cisjordania. La ONU los considera ilegales, pero habría que buscar una solución para los casi medio millón de colonos judíos que residen en ellos. Esa solución pasaría por su emigración a territorio israelí o por su permanencia en Cisjordania, pero aceptando las leyes y el gobierno de la Autoridad Palestina.

También es problemática la conexión entre Cisjordania y Gaza. Han sido muchas las discusiones en el marco de la ONU sobre el establecimiento de un corredor terrestre que comunique ambos territorios palestinos y Sánchez ha defendido ese corredor este martes, pero Israel no está dispuesto a ceder parte de su territorio ni a establecer un corredor terrestre que lo atraviese.

Incluso ha habido proyectos originales para solucionar ese problema, como el que lanzó en 2009 el entonces ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, que propuso conectar la Franja de Gaza y Cisjordania a través de un túnel subterráneo bajo suelo israelí. "La manera preferida de hacerlo es cavar un túnel que esté bajo soberanía israelí, pero bajo total uso libre y sin obstrucción de los palestinos", dijo.

Redactor '20minutos'

Licenciado en Periodismo por la Universidad Internacional de Catalunya. Diplomado en Ciencias Empresariales. Máster en Banca y Finanzas en la UPF Barcelona School of Management. Periodista en 20 Minutos desde el nacimiento de este periódico en el año 2000.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento