Helena Resano Periodista
OPINIÓN

Pataky y Putellas

Después del revuelo generado en las redes sociales, Jaume Collboni ha pedido perdón a la futbolista a través de su perfil de X, antes Twitter: "Todo el protagonismo debe ser para unas mujeres que llevan mucho tiempo haciendo historia. Mis disculpas a Alexia Putellas. Siempre junto a la igualdad, el feminismo y el deporte femenino. Siempre a su lado".
Después del revuelo generado en las redes sociales, Jaume Collboni pidió perdón a la futbolista a través de su perfil de X, antes Twitter: "Todo el protagonismo debe ser para unas mujeres que llevan mucho tiempo haciendo historia".
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Después del revuelo generado en las redes sociales, Jaume Collboni ha pedido perdón a la futbolista a través de su perfil de X, antes Twitter: "Todo el protagonismo debe ser para unas mujeres que llevan mucho tiempo haciendo historia. Mis disculpas a Alexia Putellas. Siempre junto a la igualdad, el feminismo y el deporte femenino. Siempre a su lado".

Dos situaciones, dos mujeres que, sin quererlo, se han visto envueltas en la polémica: una en el odio de los que se aburren mucho y se escudan en el anonimato de las redes, y la otra en el micromachismo que día a día seguimos sufriendo.

La primera, Elsa Pataky. Su marido, Chris Hemsworth, quiso aprovechar un momento importante en su carrera –le acababan de dar una estrella en el paseo de la fama de Hollywood– para decirle que la quería, que le agradecía todos esos años de convivencia, de haber estado junto a él, de haber renunciado a proyectos profesionales por haber priorizado su vida en familia, su carrera como actor.

Fue un momento de esos que miras con una media sonrisa, un momento que, las personas normales, con una vida plena, lo escuchan alegrándose por quien está recibiendo ese reconocimiento: «Nada de todo esto tendría importancia si no estuvieras a mi lado». Luego hubo foto de familia, con sus hijos, agarrados el uno al otro, sonrientes.

Pues bien, no había pasado ni un día y ya había quien estaba vomitando su frustración contra Pataky, analizando cuál había sido su carrera profesional, realmente a cuánto había tenido que renunciar... cuando en realidad, decían los que viven corroídos por la envidia, nunca tuvo una gran carrera.

Y ahí estaban, cociéndose en su propio vómito, haciendo sangre de alguien a quien no conocen; no tienen ni idea de exactamente cómo ha planteado su relación de pareja, qué pactos han hecho para trabajar o no trabajar al mismo tiempo o qué momento era el mejor para estar o no cuidando de sus hijos. Hablaban de niñeras, del dinero que tenían para pagar a un ejército de niñeras o cuidadores…

La verdad es que flaco favor les estoy haciendo reproduciendo sus críticas, pero quiero que vean el nivel de odio absurdo que se vierte cada día en las redes, en la opinión pública. Y, especialmente, cuando se habla de una mujer.

La otra mujer es toda una campeona, Alexia Putellas. El lunes era su gran día: celebraba, junto a su equipo, en su ciudad, Barcelona, el título de campeonas de Europa, la Champions. Ya en la escalerilla del avión la cosa no empezó bien: la copa no la llevaba ella, no la llevaba ninguna mujer. La cogían por un lado el entrenador, Jonatan Giráldez y, por el otro, Laporta. Y en el ayuntamiento vimos la imagen que nos hizo avergonzarnos un poquito a todos. El alcalde Jaume Collboni sujetaba la camiseta que le habían regalado, junto a Laporta y Putellas, ella en una esquina, casi inexistente. Y, de hecho, tiran de la camiseta y acaban sujetándola solo ellos dos.

Ha sido tan bochornoso, la cara de Putellas tan elocuente, que el alcalde socialista tuvo que disculparse después en redes. Solo cuando le cayeron las críticas. No porque en ese momento fuera consciente del despropósito ni del feo que le estaban haciendo a quien había dado valor a esa camiseta.

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