El Banco de España señala que la inflación, la crisis energética y la incertidumbre ahogaron la inversión de las empresas tras la pandemia

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Imagen de archivo de la fachada de la sede del Banco de España.
Europa Press
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La subida de los costes de producción, la crisis energética y la incertidumbre generada por la irrupción de la covid-19 han ahogado a las empresas durante los años posteriores a la pandemia. El Banco de España constata que esta 'tormenta perfecta' ha provocado que las compañías frenaran la inversión ante el empeoramiento de su situación económica. Así se desprende de un artículo publicado este miércoles por la institución encabezada por Pablo Hernández de Cos, en el que se analiza la evolución de la inversión empresarial desde el inicio de la pandemia hasta 2022 a partir de los datos de cerca de 800.000 empresas.

"La inversión empresarial ha experimentado una notable debilidad en los últimos años y aún permanece por debajo de los niveles registrados antes del estallido de la pandemia de covid-19", advierte el informe, que atribuye la merma de la inversión al estallido de la pandemia, la aparición de cuellos de botella en las cadenas globales de suministros, la crisis energética, el repunte de los costes de producción, la incertidumbre sobre las perspectivas económicas y el aumento de los tipos de interés, entre otros factores.

En concreto, el análisis señala que las decisiones de inversión de las empresas se volvieron más sensibles a la situación económica en los años posteriores a la irrupción de la covid-19, de manera que la caída de las ventas condicionó un menor volumen de inversiones. En ese sentido, en 2020 se produjo una caída significativa tanto de la proporción de empresas que se atrevían a invertir como de la cuantía destinada a ello. "La empresa mediana pasó a invertir en 2020 una cuantía bruta insuficiente para cubrir la depreciación del capital previamente instalado, de forma que su inversión neta fue negativa", explica el estudio, que avisa de que desde entonces la recuperación de la inversión ha sido "incompleta", sin haber regresado en 2022 a los registros prepandemia.

De esta forma, las empresas en las que las ventas aguantaron y lograron un mayor crecimiento fueron también más propensas a invertir. "El crecimiento de las ventas y el flujo de caja incidieron de forma más intensa sobre la decisión de invertir en el periodo 2020-2022 que en los años anteriores", constata el informe, que explica la mayor sensibilidad de la inversión a la evolución de la compañía por el contexto de "elevada incertidumbre sobre las perspectivas de crecimiento".

Del mismo modo, la situación económica de las empresas también limitó la cuantía de las inversiones, al igual que ocurrió en la crisis financiera de 2008. "Este hecho sería coherente con un contexto de elevada incertidumbre, de revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento y de restricciones a la actividad, que habría limitado las necesidades de ampliar de forma significativa la capacidad productiva de las empresas", apunta el análisis del Banco de España. A menor actividad, menor producción y, con ello, menor necesidad de inversión. "La pandemia habría afectado más intensamente a los patrones de inversión de las empresas jóvenes", añade, recalcando la necesidad de las empresas de ampliar su capital productivo en los primeros años de actividad.

En cambio, a la hora de tomar la decisión de invertir o no, las empresas no se mostraron más limitadas de lo habitual por su situación financiera -un mayor nivel de endeudamiento conlleva más dificultades para acceder a nueva financiación y lastra la obtención de beneficios-. El Banco de España achaca esta circunstancia a las políticas de apoyo a las empresas emprendidas tanto a nivel europeo como nacional. "Las diversas medidas de política económica desplegadas durante la pandemia habrían desempeñado un papel importante a la hora de explicar la menor incidencia sobre las decisiones de inversión de las empresas que tuvieron sus condicionantes financieros en comparación con la crisis financiera global", valora.

En particular, el informe destaca el papel de los programas de avales del ICO para facilitar el acceso de las empresas a financiación externa y constata que aquellas compañías que se beneficiaron de estas ayudas entre 2020 y 2021 fueron más propensas a invertir. Tras el estallido de la pandemia, el Gobierno puso en marcha primero en marzo un programa de préstamos para empresas y autónomos por un valor de 100.000 millones de euros para facilitar la cobertura de las necesidades de liquidez de las empresas. Cuatro meses después, añadió otra línea de 40.000 millones para apoyar específicamente nuevas inversiones. "Estos avales podrían haber contribuido a preservar las decisiones de inversión de las empresas", apunta el análisis.

Del mismo modo, la situación financiera de las empresas tampoco condicionó el tamaño de las inversiones, a diferencia de lo que ocurrió tras la crisis financiera de 2008. "La situación patrimonial de partida, más saneada en esta crisis que en la anterior y el menor endurecimiento de las condiciones de acceso a la financiación en comparación con lo observado entonces podría contribuir a explicar este resultado", valora el estudio.

Redactora '20minutos'

Graduada en Periodismo y Ciencia Política por la Universidad Rey Juan Carlos. En 20minutos desde 2022, primero en la sección de Última Hora y actualmente en Nacional. Escribo sobre todo de economía, aunque también he cubierto la actualidad política.

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