Horas de espera bajo el sol ardiente de Madrid. Así empezó la jornada para miles de swifties que este miércoles tenían una de las citas más importantes de su vida: el concierto de Taylor Swift. La artista estadounidense llegó sobre las 14.30 horas al aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas y fue escoltada por la Policía hasta el Rosewood Villa Magna. Este exclusivo hotel está ubicado en el madrileño paseo de la Castellana, no muy lejos del estadio Santiago Bernabéu, donde actuará dos días seguidos.

Antes de que empezara la actuación a las 20.15 horas, solo con 15 minutos de retraso, en los alrededores del templo madridista se desplegaron 400 agentes, además de los vigilantes de seguridad, para controlar los accesos al recinto mientras se congregaban los fans.

Los que llevan días acampando en la calle, los que habían llegado al amanecer e incluso los que venían desde la otra punta del mundo, toda la comunidad swiftie aguardaba en las múltiples colas, preparada para vivir esta inolvidable experiencia. "Venimos desde Colombia únicamente para asistir el concierto. También fuimos al de Argentina. En cada país, nos hemos gastado 4.000 euros", contaba a 20minutos un joven que ha venido exclusivamente a Madrid para ver a Taylor Swift actuar.

Estos son los invitados VIP al concierto de Taylor Swift en el Santiago Bernabéu: Blake Lively, Ryan Reynolds, Barack Obama...

Botas y sombreros estilo cowboy, vestidos de las diferentes etapas de la cantante y mucha purpurina han sido parte del protocolo de vestimenta establecido por los seguidores que se podían ver en las filas. Incluso la camiseta de Travis Kelce, novio de la compositora y jugador de fútbol americano, y hasta alguna del Real Madrid aprovechando la visita al estadio han sido protagonistas entre el vestuario de los asistentes. "Soy swiftie, pero también madridista. Por detrás llevo el número 13, por Taylor", aseguraba una joven en referencia al día del cumpleaños de la artista. "Además, es mi primera vez en el Bernabéu", agregaba, resaltando que ha podido juntar en el mismo día sus dos aficiones favoritas.

Tampoco faltaron los paraguas y la crema para protegerse del sol, ni las pulseras de la amistad que los fans han estado preparando durante meses para este día. "Estoy muy emocionada y con muchas ganas de que empiece. Mientras tanto, he intercambiado los friendship brazalets con la gente", señalaba otra seguidora.

Las horas corrían y los nervios iban creciendo entre los swifties. Durante la espera se pudieron escuchar varias pruebas de sonido y varios asistentes llevaron altavoces para animar el ambiente con las canciones que iban a escuchar después en directo. Otros aprovechaban para comer y beber agua antes de entrar y para conocerse entre ellos y poner puntos en común sobre su amor por Taylor Swift.

SERGIO GARCÍA

Pese a tener los sentimientos a flor de piel, hubo además quien aprovechó el tiempo en la cola para avanzar con sus deberes y obligaciones no relacionadas con el concierto. "Estoy estudiando porque tengo la EVAU la semana que viene", comentó una joven sentada en el suelo y leyendo sus apuntes. Entre tanto, algunas personas trataban de revender entradas a última hora en las inmediaciones por hasta 950 euros.

A las 15.30 horas, tal y como estaba establecido por la organización, se abrieron las puertas del acceso VIP. Los asistentes tuvieron que tirar sus botellas de agua en los contenedores de basura habilitados y enseñar sus entradas. Una hora después, y con el mismo procedimiento, accedieron al estadio los que tenían la entrada general.

SERGIO GARCÍA

La apertura de puertas se dio "sin incidencias", aunque con algún desmayo por el calor, que los fans calificaron como "inhumano".  A pesar de que el concierto estaba programado para las 20.00 horas —con una actuación previa del grupo Paramore como telonero—, el recinto llenaba ya desde horas antes de swifties deseosos y emocionados por presenciar y disfrutar del espectáculo de su ídolo.