Mariano Gistaín Periodista y escritor
OPINIÓN

Una vela a mano por si se va la luz

Una niña coloca una vela en un acto contra la guerra en Ucrania celebrado en Suiza.
Una niña coloca una vela en un acto contra la guerra en Ucrania celebrado en Suiza.
Gian Ehrenzeller / EFE / EPA
Una niña coloca una vela en un acto contra la guerra en Ucrania celebrado en Suiza.

Una vela por si cortan la luz, otra para el santo, o la santa, según. Un general del ejército del Reino Unido recomienda acaparar algo de víveres (sin pasarse), linternas, velas (por si se va la luz), ¡y una radio! Pero nadie se inmuta. Sólo el móvil, que intuye algo. Estas máquinas de bolsillo (de mano, nunca están en el bolsillo, ni en el bolso) estas máquinas diminutas tienen una sensibilidad que los humanos (al menos yo) hemos perdido hace tiempo, quizá quince mil años o más.

Los móviles intuyen que algo va a pasar o ha pasado inadvertido, se conectan mil veces al día a sus servidores, siempre están tintineando, cuchicheando… si hay un programilla que relaciona ese runrún –que lo hay– y lo interpreta, pues ya está toda la info bien ordenada y dispuesta: cada hilo en su ranura y cada evidencia en su cajita. Lástima que esos programillas no sean de uso común.

Las autoridades vienen avisando de más beligerancia y así se crea un ambientillo militar, un pensamiento militarizado. Que recuerda, según los expertos, a los preliminares de las otras guerras mundiales, etc. Hay un preparacionismo privado y uno público.

Esta secuencia reciente: 2020/21 - Pandemia; 2022 - Rusia > Ucrania; 2023 - Hamás > Israel > Gaza; 2024 - ¿?

Un general del Reino Unido ha advertido de la similitud entre las dos preguerras mundiales y la situación actual con Rusia en Ucrania. Quizá Israel, que entonces no existía. Sólo en potencia y los judíos como víctimas y chivos expiatorios. Ahora los chivos son otros. Pero en eso también hay similitud. El uso del inmigrante para acceder al poder. El inmigrante sería, también en eso, necesario. Como combustible del nacionalismo y palanca electoral primaria. Si no hubiera inmigrantes la xenofobia tendría que buscar otra espoleta.

Los avisos en Alemania son similares al del Reino Unido. Y la ministra de Defensa española dijo algo parecido, hace unos meses, prepararse para la guerra. El general inglés recomienda a la población que tengan previsto que se puede cortar la energía, que tengan a mano una radio y velas y linternas. El preparacionismo es un mensaje unánime en Europa. Asustada. Indiferente ante su elecciones, que no deciden un gobierno. Esta situación intermedia, a medio hacer, de la Unión Europea, también tiene sus ventajas: no se puede destruir como las democracias maduras porque no es nada, solo es un proceso. Quizá algo atascado. O muy embarullado. Si fuera un ente con un gobierno único al uso, sería más fácil de derrocar, bombardear, destruir. Alguna ventaja hay que verle al estado de obra abierta de la UE.

China lanza maniobras sobre Taiwán, que ha elegido nuevo presidente. China es el problema gordo, y Putin su periférico principal. Parece claro que Putin se tiró a invadir Ucrania con el respaldo de Xi Jinping. Putin es la avanzadilla de China. Los emergentes, 2/3 del mundo, no apoyan a Occidente. El desafío es colosal. Y USA en elecciones con Trump a medio juzgar.

El mundo se va pareciendo al estado borroso de los electrones que envuelven a los átomos

La decadencia de Occidente, o sea, de Estados Unidos, es un tema a medio gas, otro proceso en marcha. En general no se sabe nada, el mundo se va pareciendo al estado borroso de los electrones que envuelven a los átomos, un si es no es, esa incertidumbre de Eisenberg. Eisenberg también fue nazi pero ahora es un crack de las citas, y con razón. Lo nazi tiene una vigencia inmensa, está por todo. Las pelis, libros, monsergas. Cuando algo vibra tanto está a punto de no ser, el canto del cisne... negro (de Taleb).

La incierta decadencia de USA y sus cuatro subordinados amigos se manifiesta mejor en el declive de Netflix y similares, que no tienen nada que estrenar. Sacan Los Bridgerton y lo tienen que dosificar para estirar el efecto. Lo mejor de Prime es el teniente Culombo (o sea, Colombo), cuyo primer episodio lo dirigió Steven Spielberg y lo produjo Boccho, el de Canción triste de Hill Street. Netflix et alii no tienen nada que echar a las audiencias y ese es el indicio más claro de la decadencia de Occidente, que no tiene que ser algo traumático como cuando Spengler sino que ahora, al ir todo más rápido puede suceder en un pispas y reiniciarse de nuevo.

Los periodos de la historia dependen del dinero que tiene el que la sufre o disfruta. Incluso ha podido suceder ya, la decadencia de Occidente, por ejemplo desde el WTC 11-sept-2001 hasta el crack de 2008, y luego volver a empezar en pleno caos otro periodo de auge y frenesí, al menos turístico, que es el indicador del auge ahora.

Boeing sería otro indicio de ese declive raro, punteado por leves tropiezos y renuncias. Lo de Israel con Gaza es un lastre para USA, que no sabe qué hacer mientras las pone y además tiene que hacer como que le interesa mucho cuando está mirando a China. Maniobras en Taiwán, la fábrica de chips. El vídeo de China lanzando misiles a Taiwán. Así se empieza.

En esta temporada de zozobras y ataques al imperio más o menos reculante todo se mezcla un poco: la voladura anónima de los gasoductos Nordstream, el vigor de los coches eléctricos subvencionados chinos, la euforia fabril de Rusia produciendo armas y poniendo armas en órbita (lo denunció USA a medio mes de mayo y está en el aire)... a ver si el supermeteorito del 19 de mayo era una demo de Putin.

La sensación desde este remoto confín hispano es que se nos echan encima Rusia y China, y eso que estamos lejos, o sea, a cinco minutos más que los vecinos. Aun no sabemos de dónde salió el coronavirus aquel. Mejor hacer caso al general inglés: una vela, una radio, un bocata extra. Ay mama.

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