Compartir mascota tras una separación: "Es como mi hijo, no me lo puedo repartir como si fuera un mueble"

Javier Ladrón de Guevara muestra una foto de su gata India en su teléfono móvil.
Javier Ladrón de Guevara muestra una foto de su gata India en su teléfono móvil.
Fernando Ruso
Javier Ladrón de Guevara muestra una foto de su gata India en su teléfono móvil.

La separación de Javier Ladrón de Guevara fue, inicialmente, bastante civilizada y ausente de grandes conflictos. Su exnovia, con la que había convivido en Sevilla, se había marchado a Valencia hacía unos meses. Él pretendía seguirla en cuanto encontrara trabajo en la capital levantina, pero, finalmente, ella le expresó que quería cortar la relación.

"Hasta entonces, perfecto, sin problema", declara Ladrón de Guevara, que trabaja como profesor de tenis y tiene ahora 27 años. "El problema viene después, cuando yo evidentemente le digo: 'Bueno, pero con India tenemos que hacer algo'". India es una gata atigrada de entonces ocho meses de edad que ambos habían adoptado cuando aún vivían juntos.

Cuando su pareja se fue a Valencia, él vio bien que se llevara a la gata temporalmente, pero, tras la ruptura, se vio en la posibilidad de no volver a vivir con su mascota: "Ella dice que no, que yo podía ir allí a Valencia cuando yo quisiera, pero que ella en ningún momento me iba a dejar que la gata se volviera otra vez para acá, para Sevilla".

Un problema de estas características habría tenido difícil solución antes de enero de 2022, cuando entró en vigor el cambio legal que comenzó a considerar a los animales "seres vivos dotados de sensibilidad". Desde entonces, en caso de separación, las mascotas pueden ser consideradas como miembros de la familia y se pueden dictar custodias compartidas como para los hijos, pero, en este caso, en busca del máximo beneficio del animal.

Javier Ladrón de Guevara mostrando la foto de su gata.
Javier Ladrón de Guevara mostrando la foto de su gata.
Fernando Ruso

Tras la negativa de su expareja a compartir al animal, Ladrón de Guevara decidió consultar con una abogada. Inició entonces un procedimiento judicial, con una demanda y, antes de llegar a juicio, su exnovia aceptó la solución de una custodia compartida: India estaría seis meses en Valencia con ella y otros seis, en Sevilla con Javier. Dadas las relaciones tensas entre ambos, se estableció que el animal se intercambiaría en una farmacia elegida por ambos, aunque, finalmente, el suegro de su exnovia se ofreció a bajar a India cuando Javier viniera a recogerla. Siete meses después de separarse de su mascota y con un proceso judicial de por medio, Javier e India volvían a convivir en su piso de Sevilla.

"Al principio es raro, mucha gente te dice: '¿Tanto quieres a un animal como para meterte en juicio y demás?'", declara Ladrón de Guevara, que, varios meses después recibió un mensaje de su exnovia expresando su decisión de que finalmente él se quedara siempre con la gata. Sus únicas breves conversaciones desde entonces han sido, eso sí, motivadas porque ella quería saber cómo estaba India.

"Es que para mí mi animal es como si fuera mi hijo", expresa el joven sevillano. "No tengo hijos porque no, pero yo tengo un animal con todas las consecuencias, para lo bueno y para lo malo, y, evidentemente, que no es un mueble que me pueda repartir tras una separación. Un animal también siente, también quiere a dos personas, que son con las dos personas con las que convive y no se le puede tratar como: 'El coche para ti, la casa para mí'".

Facturas, testigos y muchas fotos

Cuando un contencioso por la custodia de una mascota llega a juicio, las razones por las que un juez deberá decidir no se diferencian en mucho de las de que determinan la custodia de un niño. "Lógicamente, habrá que estar a las circunstancias de cada caso, pero entre los criterios que deberán manejarse estarán la dedicación durante la convivencia al cuidado del animal, la vinculación afectiva de los cónyuges y también de los hijos con el animal, el tipo de vivienda, el espacio disponible para el animal, la disponibilidad horaria para sacar al animal varias veces al día a la calle, etc…", explica Eloi Sarrió, abogado animalista.

Abogados especializados en cuestiones relacionadas con los animales, como Sarrió, están viviendo una demanda cada vez mayor de cuestiones vinculadas con las custodias de mascotas tras las separaciones, especialmente desde la citada reforma legal de 2022, que considera jurídicamente a las mascotas "seres vivos dotados de sensibilidad".

"Después de las negligencias veterinarias, te diría que son la principal causa por la cual los particulares recurren a los servicios de un abogado especialista en derecho animal", declara Sarrió. "Hace unos años, quien no se quedaba con el animal asumía con dolor la situación, como algo inevitable que había que aceptar, pero, hoy en día, ya no renuncian al animal y a su cuidado, intentan llegar a un acuerdo vía mediación o si es preciso, acuden a un contencioso".

Con el nuevo marco legal, ni siquiera la titularidad del animal es ya un elemento definitorio para determinar quién se queda la custodia cuando se produce una separación si los "padres" del animal no son capaces de decidirlo. "El propio código civil ya está estableciendo que prima el interés del animal a falta de acuerdo entre partes, ahora ya no puedes decir: 'Como el perro es mío, tú ya no lo vas a volver a ver nunca'. No, la titularidad del animal ya no es lo que prima", explica Amparo Requena, presidenta de la Asociación de Abogados Valencianos en Defensa Animal y el Medio Ambiente (Avada).

Las pruebas en juicios de este tipo van desde facturas de comida o veterinario, testigos que den fe de quién ejercía los cuidados y fotos, sobre todo decenas y centenares de fotos que los dueños se hacen con sus mascotas en todo tipo de situaciones. Existe, eso sí, un elemento esencial que puede decantar para un lado u otro la custodia: la existencia de hijos en la pareja. "Se está poniendo en valor el bien que le hacen los animales a los niños y los vínculos afectivos que crean los niños con los animales son muy fuertes", explica Requena. "Si los niños tienen una custodia compartida, lo normal es que vayan con ellos los animales".

Separaciones amistosas

No todas las separaciones que involucran a mascotas terminan en contenciosos como el de Javier y su exnovia. Al igual que en el caso de las parejas con hijos, lo más habitual es que los acuerdos se resuelvan de manera amistosa con la intervención o no de un mediador. Sin embargo, aunque no haya que acudir a juicio, cada vez más parejas deciden dejar su acuerdo de custodia plasmado en un documento refrendado por un notario o un juez.

Desde su divorcio, Susana Gallego, de 45 años, pasa las tardes en un bajo comercial adaptado en el edificio donde viven sus padres acompañada de su perro Simón. Lo había adoptado con su expareja cuando ambos vivían juntos en la casa de él en Valencia y lo habían registrado a nombre de él.

Susana Gallego, con su perro Simón, que tiene en custodia compartida con su expareja.
Susana Gallego, con su perro Simón, que tiene en custodia compartida con su expareja.
Eva Mañez

Con la separación, ella decidió marcharse a casa de sus padres, pero el perro no podía quedarse allí porque un sobrino de Susana es alérgico a estos animales. Ambos acordaron que el perro dormiría con su exnovio, pero pasaría una de cada dos tardes con ella en el local que su familia tenía bajo la vivienda de sus padres hasta que ella adquiriera su propia vivienda. "En el bajo estamos juntos los dos, un poco de retiro", describe Gallego. "Hemos prohibido la entrada a mi sobrino y, mira, ni tan mal, porque es un bajo que está en un parque cerrado y hay árboles y ahí entonces corre y bueno pues ya nos hemos hecho famosos aquí en el parque".

La complejidad de la situación y el hecho de que el el titular fuera su exnovio hicieron a Susana acudir a una abogada para que el acuerdo quedara plasmado negro sobre blanco. La abogada, María Luisa Sierra, se convirtió en la redactora del primer convenio que hacía titulares a dos personas de una mascota y que fue registrado ante un notario.

"El registro solo permite inscribir a una persona. Lo que hicimos fue un convenio que regula las relaciones entre ellos dos para con el perro como una escritura notarial y eso es lo que se ha mandado al registro", explica Sierra, que asegura que muchos notarios "te miraban raro porque es una cosa muy nueva", pero señala que un convenio sobre una mascota no difiere demasiado del que regula las relaciones con un hijo: "Las visitas, la tenencia y el sufragar los gastos del mismo".

Yola Cerdá, con los tres perros con los que convivía con su exmarido.
Yola Cerdá, con los tres perros con los que convivía con su exmarido.
Cedida

La existencia de un convenio regulador, lógicamente, no es un contrato que no se pueda modificar si entre ambas partes hay buena sintonía. Yola Cerdá y su exmarido, firmaron uno de los primeros autos de divorcio que contemplaba una custodia compartida de una mascota tras la modificación legal de 2022. Cerdá, una alicantina de 55 años, convivió con su exmarido y tres perros durante años hasta que, en sus propias palabras, "se acabó el amor". Su divorcio no fue problemático y a día de hoy ambos conservan "una buena relación". Esta buena sintonía facilitó que llegaran a un acuerdo por escrito que se fue adaptando durante años a la situación de ambos para que pudieran seguir viendo a sus animales y que los perros pudieran también seguir disfrutando de ambos.

"Teníamos un acuerdo así firmado, pero, sencillamente, por cuestiones personales y laborales, cada uno los teníamos cuando podíamos y ya está", explica Cerdá, que trabaja como conductora de autobús urbano. "Siempre, la prioridad era que los animales estuviesen bien dentro, obviamente, de lo que el trabajo nos exigía a cada uno. Cuando libraba, quedábamos y me acercaba a su casa porque no había ni 100 kilómetros de distancia y cuando nos volvíamos a ver, los perros siempre se ponían súper, súper alegres, era como una sensación que notabas que el animalico estaba como más feliz".

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Redactor 20minutos

Escribo reportajes sobre cuestiones sociales desde conflictividad laboral y desigualdad económica hasta tendencias y consumo, con el denominador común de ser historias contadas a través de vivencias personales de sus protagonistas. Anteriormente, he cubierto información local y economía en 20 Minutos y fui corresponsal freelance en Colombia y Reino Unido.

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