El Retiro, 11 de la mañana. Una fila larguísima de autoridades espera a Letizia, que nuevamente (faltó el pasado año por razones electorales) acude a inaugurar una de sus citas predilectas, donde su perfil de lectora casi se impone al de reina: la 83 Feria del Libro de Madrid.
Llega con cómodo traje blanco y zapatillas planas, como viene haciendo desde hace semanas, debido a la fractura que padece en un dedo del pie. Este hecho no impedirá que Letizia culmine una especie de gymkhana, con una ruta de casetas prefijadas (una docena), sol a placer, demasiado público abarrotando los pasillos, consejos a los espontáneos de cómo se hace mejor una foto y encuentros inesperados, como el de Vetusta Morla, que está dando una charla en el stand de Radio Nacional de España y se ven sorprendidos por la visita real.
Una hora y quince minutos que la reina ha superado, como reconoce ella misma en unas breves declaraciones que da a la prensa al concluir el paseo. Y un anuncio. "Trataré de volver si tengo el hueso soldado". Letizia no duda en calificar esta edición como "muy exitosa" y alude a todas las novedades incorporadas este año
Estas son algunas de las anécdotas que la Feria ha vivido en su primer día, con una comitiva encabezada por el ministro de Cultura, Ernest Urtasun (su primera Feria oficial) y la directora, Eva Orúe, buena amiga de la reina, con la que mantiene química e intercambia muchos comentarios sobre libros: ambas son periodistas y amantes refinadas de la lectura.
A partir de su paradas en las casetas de la Policía, el Ministerio de Cultura, el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad, todo será ya oír hablar de libros. La reina hace sus propias preguntas, el oficio va en el genio: por ejemplo, a un grupo de escolares del colegio San Antonio de Alcobendas que la vitorean les interroga sobre si les gusta leer. Los pequeños contestan que sí al unísono. También se hará algunas fotos con un numerosísimo grupo de colegiales de tercero de la ESO de San Martín de Valdeiglesias, que uniformados y felices, parecen una marea azul rodeando a una estrella.
La reina se reserva una pregunta para la responsable de Alfaguara, Pilar Reyes: cómo es el trabajo de un editor. Pilar Reyes la obsequia por su parte con el libro póstumo de García Márquez, Nos vemos en agosto (que la reina ya ha leído) y otro del dibujante Ibáñez.
La pregunta más entretenida la tiene reservada para el grupo musical Vetusta Morla, que está dando una charla en el stand de RNE y de repente la ven entrar. Letizia se anima a saludarles y les pregunta qué están leyendo. Responde el solista, Pucho: La mala costumbre, novela debutante de la transexual Alana S. Portero, una de las revelaciones editoriales del pasado año, y que la reina, parece haber conocer también.
En el pabellón central, varios estudiantes de Arquitectura de la universidad Rey Juan Carlos le explican detalles del proyecto que han hecho para optimizar los espacios de la Feria, y que la dirección de esta ha considerado de máximo interés exhibir. La reina habla con ellos de detalles y aspectos curiosos de su gran iniciativa.
La cantidad de personas (especialmente señoras jubiladas con mucho tiempo libre) que se quieren hacer selfies con la reina es incontable. Pero Letizia atiende una a una, cuando la seguridad, eso sí, lo permite. Es más, a alguna le da indicaciones de cómo hacer una buena foto. Ella misma coge el móvil en cuestión para fijar mejor la imagen.
Mientras la comitiva avanza, varios ayudantes van cargando con bolsas de libros que le van regalando. Aunque ella también compra. Para que no haya confusión, una ayudante vestida de civil va preguntando en cada caseta donde han parado si se debe algo.
Letizia va mezclando las explicaciones de los encargados de las casetas y editoriales con sus propias dudas. Muestra interés, en una de ella, por el último libro de Salman Rushdie, Cuchillo, donde el escritor anglo hindú relata su intento de asesinato.
En la caseta de La Felipa, una de las más antiguas de España, el dueño Juan José Asenjo, le entrega unas fotos de cuando su marido el rey inauguró la Feria, en 1999. Aquel año, la propia reina, entonces periodista Letizia Ortiz, acudió a reportajear alguna jornada. La anécdota le hace gracia, tanta como que a Felipe le regalaron ese día un libro de cocina... acompañado de una morcilla.
Letizia hace dos paradas en dos puestos habilitados para las pequeñas editoriales, aquellas que luchan contra los gigantes con buenos títulos y una preciosista puesta en escena. Su presencia allí es muy celebrada por el sector, que ve en la reina una aliada a sus necesidades más básicas, que es tener también ellas un escaparate. Además, confiesa que acaba de leer un libro de Tillie Olsen titulado Silencios. La euforia se apodera de estos pequeños editores.
En el stand Libros de África, sus ocupantes la atienden en francés. Uno de ellos explicará a 20minutos en el mismo idioma que la reina lo habla (y lee), aunque prefiere el inglés.
Lorca, María Belmonte, Tillie Olsen, Sofía Tolstaia (mujer de Tolstoi) Marta Borraz... escritores diversos viajan en el equipaje de mano de vuelta a la Zarzuela. Una hora y quince minutos de estrechar manos y hablar de libros para abrir la 83 Feria del Libro de Madrid. Casi un récord para hacer bueno el lema de este año: "Entrena tu mente, lee tu cuerpo", en homenaje al deporte y los JJOO de París. (Terminará el 16 de mayo).
Comentarios