Kiko, Janto y Nerón reciben a 20minutos relinchando en el patio de caballerizas del Palacio Real de Madrid. Hace sol en la capital y están a punto de comenzar con su entrenamiento diario. Ellos son algunos de los caballos reales encargados de tirar, guiar y dirigir los carruajes de los acontecimientos que requieren de su presencia, como entregas de cartas credenciales, eventos de la familia real o funerales de Estado. Las caballerizas reales se encuentran varios niveles por debajo de la plaza central del Palacio, pero por encima del Campo del Moro.
Dentro de ellas descansan varios caballos en sus lugares asignados, señalados con una placa con sus nombres y con pizarras que recuerdan a los mozos de cuadra las necesidades específicas de cada uno. "A Nerón se le debe preparar a diario" se puede leer en una de ellas. Este ejemplar ha sido uno de los últimos en llegar y, su nombre, que por prioridad alfabética debía comenzar por "N", fue elegido a través de una encuesta en las redes sociales de Patrimonio Nacional.
Las caballerizas serán escenario de uno de los nuevos programas de Telemadrid de la mano con el organismo. En cada capítulo se hablará de los más de cien oficios con siglos de historia que sostienen estos "Reales Sitios", tal y como se titula este proyecto. El primer capítulo estará dedicado a los preparativos "que no se vieron" de la jura de la Constitución de la princesa Leonor: desde la selección de flores, hasta la disposición de la vajilla, pasando por la preparación previa de los coches blindados que utilizó la familia real para desplazarse durante esa jornada.
Mínimo un año y medio de doma
Una de las caras que están detrás de las caballerizas es su responsable, Carlos Jerónimo, que destaca que este tipo de equino necesita mínimo un año y medio de doma para empezar a ejercer sus funciones. Suelen seleccionar los que son de raza alemana u holandesa porque alcanzan tamaños y pesos mayores y, por tanto, cuentan con más capacidad de sujetar y frenar los carros. Para ello, se les entrena diariamente de acuerdo a sus necesidades individuales, pero también se les pone en sus tiempos de descanso "ruido ambiente o música" para que se acostumbren al "alboroto propio de los eventos" que suelen transcurrir por el centro de Madrid y atraen a cientos de curiosos.
Atravesadas las caballerizas, se esconde el taller y almacén de guarnicionería, una técnica que Carlos Jerónimo resume como el "arte de trabajar el cuero para artículos de caballería". "Todo lo de Palacio, se fabrica y restaura en Palacio", recuerda el responsable mientras señala las paredes de la habitación. En ellas cuelgan varias piezas de guarnicionería como las fúnebres con el emblema constitucional, dedicadas a los funerales de jefes de estado, y que se utilizaron por última vez en el sepelio de Adolfo Suárez.
Actualmente, en este taller trabajan 12 personas por un curso de restauración y reparación de piezas ofertado por el SEPE. El servicio de empleo también ofrece talleres de encuadernación histórica y relojería con sede en el Palacio. Consuelo Pelegry, directora de comunicación de Patrimonio Nacional, celebra la existencia de estos porque "conservan oficios históricos formando profesionales, pero también crean empleo porque son muy demandados y poco ofertados".
Carruajes perfectamente preparados para el uso
"Tan importantes son los caballos como de lo que tiran", continúa explicando Carlos Jerónimo dirigiéndose hacia la sala de carruajes. Dentro de este ambiente se encuentran cuatro de ellas, dos cupé, de dos plazas, y dos con capacidad para cuatro personas, pero todas perfectamente preparadas para el uso real, más allá del expositivo. La última en ser restaurada fue una carroza berlina cupé con motivo de la boda del rey y la reina, Felipe VI y Letizia, pero que finalmente no pudo sacarse a la calle por las lluviosas condiciones de ese 22 de mayo de 2004.
La casa real española cuenta con la colección de carruajes más completa de Europa y, probablemente, del mundo. Por ello, existen distintos tipos de tiros, que son las disposiciones de los caballos que llevan al vehículo, pero Carlos Jerónimo resalta uno de ellos muy típico en Madrid y que en ese momento se encuentra dando vueltas a una de las fuentes del Campo del Moro.
Esta variante de tiro tiene como protagonista a la figura del postillón, un caballero montado en el primer caballo de la izquierda seguido por otros cinco equinos, y que se implementó en la capital dada la estrechez de sus calles y la alta probabilidad de accidentes. Por la gran responsabilidad que supone transportar al rey y como los carruajes y caballos cuentan con un margen de maniobra y reacción limitado, se decidió colocar a uno de los jinetes en esa posición delantera para que "abriera camino" y "dirigiera al resto de animales" y, así, aumentar la seguridad del vehículo.
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