El número de habitantes que residen en un municipio es determinante y afecta directamente a la sociedad. Sin embargo, es algo que no se puede controlar porque depende de la natalidad y mortalidad, así como la migración. El crecimiento de la población influye en el desarrollo de un lugar: en su economía, urbanización, servicios o infraestructuras. Los pueblos o ciudades donde viven más personas suelen ser mucho más modernos y cuentan con más recursos, frente a aquellos que se han quedado despoblados.
La provincia de Valencia está en constante crecimiento y así se puede observar en municipios como Burjassot. Este pueblo de la comarca de la Huerta Norte incrementó su población en más de 1.200 habitantes en el último año, pasando de 38.880 residentes en 2022 a más de 40.000 en 2023. Una cifra similar registró Alzira, donde se registraron 1.080 nombres nuevos, según un informe del Consejo General de Economistas.
El crecimiento de la población en otros municipios
Otros pueblos de Valencia también registraron un importante crecimiento en su población, aunque no alcanzan las cifras de Burjassot y Alzira. Es el caso de Aldaia, que durante el 2023 recibió a 694 nuevos habitantes, pasando de 32.656 residentes a 33.350. Lo mismo ocurre con Alboraia, donde había 25.149 vecinos en 2022 y 25.816 en 2023. Esto se traduce en un incremento de 667 personas.
No todos los municipios de Valencia son tan prósperos. Algunos han ido perdiendo población en los últimos años, como es el caso de Alfarrasí, que en su registro figuran 38 nombres menos y su población ha bajado hasta los 1.179 habitantes. Le sigue Castelló, que ha perdido 28 vecinos en un año: de 6.932 a 6.904 residentes. Y en Albalat de la Ribera se contabilizaron 25 personas menos que en 2022.
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