Un pueblo próspero es aquel que tiene mucha vida o, lo que es lo mismo, que tenga un gran número de habitantes. El número de vecinos que hay en un lugar es determinante e impacta en su economía, urbanización, servicios o infraestructuras, entre otros. Sin embargo, no se puede controlar tan fácilmente: depende de la natalidad y mortalidad, así como de la migración. Aquellos lugares con una población más envejecida suele crecer menos y quedar despoblada, frente a los pueblos donde hay más gente joven y niños.
Oviedo es la ciudad donde más ha crecido la población en el último año. En concreto, ha recibido a más de 2.200 nuevos habitantes, pasando de 215.167 residentes en la capital asturiana en 2022 a 217.369 en 2023, según un informe elaborado por el Consejo General de Economistas. No ha sido el único. Le sigue Gijón, que ha sumado en su registro 1.242 nuevos nombres y sigue manteniéndose como la ciudad más grande del Principado, con 268.948 empadronados en 2023.
El crecimiento de la población en otros pueblos
El resto de municipios de Asturias no han alcanzado las cifras de Oviedo y Gijón. El tercero en la lista es Siero, con una importante diferencia. En un año su población aumentó en 374 personas, pasando de 51.792 en 2022 a 52.166 en 2023. Le siguen Llanera, donde el registro sumó 157 nombres nuevos, y Cangas de Onís, con un incremento de 120 residentes. Así, el primero alcanzó los 13.949 vecinos en 2023 y el segundo se quedó en los 6.380 empadronados.
No todos los pueblos de Asturias tienen la misma suerte. Algunos han mantenido su población en los dos últimos años, como es el caso de Las Regueras. Sin embargo, otros han perdido vecinos, tal y como se puede observar en el informe mencionado. Mieres ha perdido casi 400 habitantes en 2023, pasando de 36.574 personas en 2022 a 36.175 el año siguiente. Langreo también ha visto reducida su población en 274 personas y Avilés, 234.
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