OPINIÓN

El fenómeno fan

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega a un pleno en el Congreso este jueves
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega a un pleno en el Congreso.
Eduardo Parra/EP
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, llega a un pleno en el Congreso este jueves

Muchas personas pierden la cabeza con sus ídolos. Da igual la clase social o el nivel cultural, somos humanos, y como tal sentimos admiración hacia personas que nos cautivan por alguna razón que no llegamos a comprender. Un ídolo es alguien que llega a tocar tus emociones, que se adentra en tu mente y trastoca tu raciocinio. Por ello mismo, lo mejor es saber marcar una distancia, aunque no es fácil. Hasta el propio Will Smith contaba en El hormiguero que el día que vio por primera vez a Michael Jackson se puso tan nervioso que se olvidó de que era famoso. Al final ellos también son personas y sienten como tal.

Músicos, actores, futbolistas, escritores y hasta políticos son aclamados como verdaderos héroes de la población. Es normal que toda esa gente que te hace vibrar, que te ayuda a evadirte de la realidad o que te libera de energía sea admirada por cada cual, ahora bien, me preocupa que los últimos, los servidores públicos estén dentro de esa terna. Un político es alguien de paso, que durante un tiempo determinado cobra del erario público para facilitar la vida de los ciudadanos. No ha hecho nada especial, solamente dedicar una etapa de su vida a ello. 

Un partido político, tampoco es un equipo de fútbol. Cada vez estamos más polarizados, el país se ha convertido en un constante Madrid-Barça donde el hemiciclo es el coliseo en el que se despellejan y se vitorea a las fieras. Esto es dramático como sociedad. Si el político dice lo que piensas y hunde al rival, podrá salir por las calles de Madrid como un torero por la puerta grande. En cambio, si le han vapuleado, muchos acudirán a la enfermería a aliviar los golpes. Se nos ha ido de las manos, aunque en muchos medios, vende.

En el libro Pensamientos de Blaise Pascal, este filósofo y matemático ya abordaba la cuestión del peligro que supone caer en lo que llamaba "espíritu extremo", es decir el fanatismo. Aunque él lo asociaba a la religión, donde también es peligroso caer en ese tipo de personas que solamente ven lo bueno en su ideario, y no es consciente de abrir un poco más su mirada. Dicen que la política es un reflejo de la sociedad, y creo que posiblemente hayamos caído en esta triste mirada. Lo que se nos olvida es que a los políticos les pagamos nosotros por mejorar nuestra calidad de vida y tener las cuentas saneadas, en cambio a los artistas son sus seguidores los que les mantienen gracias al buen trabajo que puedan hacer, y si se equivocan, lo terminan pagando.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento