Prestar atención a las corrientes o dejar máximo un brazo de distancia con los niños: claves para evitar ahogamientos este verano

Un socorrista vigila la playa de la Malvarrosa (Valencia) a la que ha acudido un gran número de personas a pesar de la inestabilidad climática, señalada con la bandera roja.
Un socorrista vigila una playa de Valencia.
 EFE
Un socorrista vigila la playa de la Malvarrosa (Valencia) a la que ha acudido un gran número de personas a pesar de la inestabilidad climática, señalada con la bandera roja.

Verano es sinónimo de vacaciones, playa y piscina, pero también lo es, por desgracia, de ahogamientos. Durante 2023, hasta 242 personas llegaron a perder la vida de esta forma en los espacios acuáticos españoles durante los meses estivales (junio, julio, agosto y septiembre). Así lo aseguró la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo en su informe de principios de este año, donde confirmaba que esta cifra supone la gran mayoría (57%) del total de fallecidos de todo 2023, que ascendía a un total de 422. Como concluía también ese informe, este último número supuso un crecimiento del 8% frente al año anterior, convirtiéndose además en el cuarto peor desde que se tienen registros. 

Y este 2024, lejos de remitir, va por el mismo camino. Entre el 1 de enero y el 30 de abril de este año fallecieron 104 personas, 25 más que en el primer cuatrimestre del año anterior. Las cifras de cara al verano no son, por tanto, alentadoras. De hecho, sin ir más lejos, un bebe de un año perdió la vida la semana pasada tras resultar ahogado en una piscina de Palma y, esta semana, hasta cuatro personas fallecieron el martes en distintas playas de Alicante, una cifra que ha aumentado a lo largo de la semana, pues estos días han perdido la vida otras cuatro personas en la localidad Guardamar.

Ante este escenario, cada vez son más los expertos en salvamento que apuestan por difundir un importante conjunto de reglas y consejos a tener en cuenta a la hora de darse un baño en alguna piscina o playa, así como en cualquier río. Estas indicaciones pasan, especialmente, por establecer vigilancia y respetar las normas de las autoridades, así como por tener conocimientos de primeros auxilios y enseñar a nadar a los más pequeños lo antes posible. 

Los niños son, de hecho, uno de los principales agentes a tener en cuenta a la hora de visitar cualquier espacio acuático. Según señalan los expertos, el ahogamiento es una de las principales causas de mortalidad infantil, por lo que es conveniente que estos aprendan a nadar cuanto antes y que, desde una edad temprana, sean conscientes de las normas de seguridad que implica bañarse. Tal y como explica Salvador Perelló a 20minutos experto en Socorrismo de la Federación de Salvamento de la Comunidad Valenciana, una norma respecto a ellos es que la distancia de seguridad entre un niño y un adulto no debe ser nunca mayor a la de un brazo: "Los niños son los que menos ruido hacen y menos avisan si ocurre algún problema, así que nada de tumbarse y vigilar desde la distancia, hay que estar cerca de ellos". 

En el caso de los menores, además, hay otra serie de elementos que suelen estar asociados a su baño, desde los usuales manguitos a los flotadores, pasando por cualquier hinchable. Los expertos, sin embargo, aseguran que estos objetos pueden dar una falsa sensación de seguridad. "Provocan accidentes y no se pueden dejar sin supervisión, se pueden deslizar, caer, perder un manguito..." comenta Perelló. En su lugar, las autoridades recomiendan la utilización de los chalecos. "Este elemento les permite moverse por el agua y disfrutar, a la vez que si tienen cualquier problema quedarán con la cabeza hacia arriba", añade el experto en socorrismo. 

Las playas, donde más muertes se producen

Entre todos los espacios de baño, las playas conforman el lugar donde más fallecimientos se producen por ahogamientos. Así lo revelan las cifras del año pasado, con 231 muertes en total. Desde el Ministerio de Sanidad insisten en que el baño solo debe darse en zonas autorizadas durante las horas que haya vigilancia y siempre prestando atención al estado de las banderas. Lo mismo señala Perelló, quien declara que es imprescindible que haya puesto de socorrismo allá donde vamos: "Si una playa no tiene vigilancia es mejor buscar otra". 

Además, como revela Sanidad, es conveniente retrasar el baño si se ha comido o bebido en exceso, si uno se encuentra en mal estado o si se ha tomado cualquier tipo de alcohol o drogas. Una vez que nos introducimos al agua hay que quedarse dentro de la zona habilitada para ello -dentro de las boyas- y evitar adentrarse solo en el mar. Tampoco debemos bañarnos por la noche, ya que si ocurre cualquier cosa, nadie podría vernos. De la misma forma, Sanidad asegura que no se debe sobrestimar nuestra condición física ni capacidad de nadar. Si en algún punto nos cansamos, lo conveniente es volver de espaldas moviendo los pies hasta la orilla. 

A estos aspectos se une una pieza fundamental del mar: las mareas y las corrientes. Como destaca Perelló, es primordial fijarse en las condiciones del oleaje antes de meternos a bañarnos. No hay, como indica, un punto de España donde sean especialmente más peligrosas que en otro, aunque sí que señala que las barreras terrestres que se introducen en el mar, como las antiguas edificaciones, pueden agravarlas. "Hay que tener precaución porque las corrientes dependen de la energía que tengan contra la playa, y esa energía tiene que volver al mar", expone. 

Por ello, estas corrientes, conocidas como de retorno o de resaca, pueden suponer una amenaza incluso para nadadores experimentados. Se distinguen por aparecer como un canal estrecho con un oleaje más calmado, así que hay que desconfiar de aquellas zonas del agua donde parece que la situación esté más relajada. En cualquier caso, si sentimos que la corriente nos arrastra, las autoridades recomiendan no nadar contra ella, sino hacerlo de forma paralela a la playa y, una vez fuera, ir directo a la orilla. 

La ducha es fundamental en piscinas

Frente a las costas, otra opción recurrente con la llegada del calor suele ser acudir a una piscina. "Aquí es donde más accidentes se producen con los niños", asegura Perelló, quien reincide en el hecho de que utilicen chaleco. Además, señala que es fundamental ducharse antes de entrar a ellas: "Tu cuerpo está a una temperatura y el agua a otra. Si saltamos de cabeza, como a mucha gente le gusta hacer, el cambio podría provocar incluso que se pierda el conocimiento, con lo que uno empezaría a ahogarse". 

Es muy importante, añade, hacer caso a las normas de cada piscina, ya que cada una tiene sus propias características. Además, hay que evitar correr por el bordillo, ya que podemos sufrir una lesión y caernos, lo que si se produce en una piscina privada, y no hay nadie con nosotros, puede terminar de la peor forma. En caso de que sea una piscina de uso público, es fundamental mirar a la piscina antes de tirarnos. "Hay piscinas que pueden tener mucha gente", declara en este sentido el experto en socorrismo, por lo que podrían producirse accidentes o choques con el resto de bañistas. 

De la misma manera, es fundamental evitar los empujones o las ahogadillas, así como también realizar cualquier juego que se produzca muy cerca del borde de la piscina. Por último, es conveniente obedecer las indicaciones de los socorristas y acudir a ellos en caso de que ocurra cualquier problema. 

Ríos, embarcaciones... otro peligro común

Los ríos y los lagos atraen durante estos meses a otro gran grupo de bañistas. Para Perelló estos suponen un espacio en el que los problemas se incrementan: "Están lejos de cualquier ayuda externa como los Bomberos o los servicios de emergencias, los fondos son irregulares, con lodo y vegetación, y no hay que olvidar que los ríos son corrientes de agua que está viva. Puede haber corrientes de succión provocadas por el salto del agua o por las rocas, así que lo recomendable es bañarse acompañado y con mucha precaución". 

En estos casos las autoridades también inciden en el hecho de bañarse únicamente en zonas de la naturaleza en las que esté permitido hacerlo y, aun así, prestar especial atención a los carteles. Si estamos en una zona apartada, es conveniente comprobar si hay cobertura para llamar al 112 en caso de que ocurra algo. Asimismo, no hay que tirarse desde zonas altas, ya que desconocemos la profundidad que puede haber y nuestro cuerpo puede golpearse con cualquier saliente. 

Las embarcaciones, más grandes o más pequeñas, se han convertido en otro de los elementos más comunes a la hora ir a una playa o un lago. Como destaca el experto en socorrismo, en los últimos años se ha incrementado su uso y puede ser peligroso porque la realidad es que "se deja alquilar vehículos con motor a gente sin licencia". Respecto a ellos, reconoce que es fundamental prestar atención a la distancia respecto a la orilla porque para ello hay una zona delimitada. Pero, aun así, tampoco hay que meterse muy adentro. "Se pasa igual de bien a 200 metros que a 500", comenta Perelló, quien reitera que, cuanto más lejos, más difícil será avisar a un socorrista de que ha ocurrido algo. 

Por último, las autoridades aseguran que es fundamental conocer primeros auxilios, así como identificar los posibles signos de ahogamiento en una persona, ya que, contrario a las creencias extendidas, una persona no grita ni hace gestos con las manos cuando se está ahogando. Sanidad recomienda, además, mantener una conducta A.V.A. a la hora de bañarse: Advertir de todas las situaciones de riesgo que podamos encontrar; Valorar el peligro y Adoptar una actitud segura. 

Jorge Martínez
Redactor '20minutos'

Graduado en Periodismo y Comunicación Audiovisual por la Universidad Rey Juan Carlos en 2023, momento desde el que escribo en 20minutos, en la sección de Última hora. Con un ojo puesto siempre en la educación, a su vez me formo en el Grado de Educación Infantil en la UNED.

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