A menos de una semana de la cita electoral de este domingo todas las encuestas, salvo el perseverante CIS de José Félix Tezanos, auguran la victoria del Partido Popular. Alberto Núñez Feijóo se prepararía, pues, para un nuevo triunfo sobre el PSOE de Pedro Sánchez, pero con el amargo sabor de los anteriores: el destino para el que hizo las maletas desde Santiago, el Palacio de la Moncloa, continuaría tan lejos para él como el día después de ganar las elecciones generales del pasado julio.

Este lunes, el líder del PP ha vuelto a mostrarse frustrado por semejante condición de ganador sin recompensa al afirmar en una entrevista que no descarta una moción de censura tras los comicios europeos si los españoles "mandan un mensaje claro" en las urnas de Estrasburgo. Hasta el momento, Feijóo ha descartado moción alguna en el Congreso, despreciando la aritmética parlamentaria que le impediría ganarla debido a la "compra" de votos que Sánchez realiza a cada paso con sus socios, y se ha centrado en reclamar nuevas elecciones generales.

Las distintas terminales del partido han tenido que activarse rápidamente para sortear el nuevo 'jardín' en el que se ha metido su presidente para remarcar que no hay cambio de paso en Génova, ya que "no estamos en disposición de ofrecer nada a Junts".

Los nervios entre los populares radicarían en la estrecha distancia que, también una mayoría de sondeos, conceden a su posible victoria frente al PSOE. La categoría de segunda vuelta de las generales que en el PP han concedido a las europeas de este domingo parece perseguirles en este último tramo de la campaña mientras asisten atónitos a los barómetros que atribuyen a los socialistas un mantenimiento de sus escaños en la Eurocámara al tiempo que reducen, incluso, la ventaja que les sacaron en las generales.

"Así, pueden seguir 'ganando'", ironizan en Ferraz, donde están mucho más pendientes de los resultados de los de Puigdemont que de los de Feijóo.