La galerista Blanca Soto arranca una nueva etapa con "un formato más personalizado", pero sin renunciar a su pasión por el arte

'Natura Silente', de Juan Luis Goenaga.
'Natura Silente', de Juan Luis Goenaga.
GALERÍA BLANCA SOTO
'Natura Silente', de Juan Luis Goenaga.

Un capítulo termina, pero automáticamente comienza la página del siguiente, que puede ser incluso mejor que el anterior. Por eso, Blanca Soto no solo ha marcado el final de una etapa en su galería, sino que inicia una nueva muy diferente en la que, por supuesto, no renuncia al arte.

La experta en arte cerró el pasado viernes su Galería Blanca Soto, en la que, durante 37 años, acogió "exposiciones mensuales, ferias internacionales y experiencias inolvidables". Más de tres décadas en las que representó a grandes artistas y expuso sus obras. Y quiso celebrar este cambio en su trayectoria.

"Llega el momento de cerrar las puertas de nuestra galería", anunció, agradecida por lo vivido. "Aunque decimos adiós al espacio físico, no decimos adiós al arte ni a nuestra pasión por compartirlo", detalla a 20minutos.

La galerista deja atrás este espacio abierto para iniciar "una nueva aventura" que la lleva al espacio Sutega de Coslada (Madrid), donde continuará recibiendo coleccionistas y clientes "que podrán acceder mediante invitación o cita previa".

"Aquí, continuaré trabajando, ofreciendo mi colección de forma más íntima y personalizada a todos aquellos que deseen explorar y adquirir obras de arte contemporáneo", explica Blanca Soto.

"Una nueva forma de compartir la pasión por el arte"

"Esta transición me permitirá mantener el vínculo con los coleccionistas y clientes, mientras exploramos nuevas formas de compartir nuestra pasión por el arte", señala la empresaria.

Y el motivo de esta mudanza no es otro que adaptarse al sector, que ha cambiado mucho, desde los formatos al funcionamiento del mercado, que se "está distorsionando". "Todo ha cambiado, la función del galerista no tiene el mismo sentido", lamenta Blanca Soto en conversación con 20minutos.

Asegura que las redes sociales han hecho que los artistas se autopromocionen, lo cual, unido a los elevados alquileres de los locales donde exponer, ha hecho que cambie la manera de vender obras.

'Endangered Fiction', de Manu Muñoz.
'Endangered Fiction', de Manu Muñoz.
GALERÍA BLANCA SOTO

"Nuestros propios artistas venden sus propias creaciones y hasta se representan a sí mismos", asegura. Y en muchos de estos casos, no hay galerista, algo con el que ella no está de acuerdo: "Es una figura que tiene mucho sentido, pues es el que filtra lo que es una obra válida o no, porque ahora se crean cosas que no validaría un museo".

Por ello, ahora se ha marchado a este espacio de coworking de Coslada, donde apuesta por su nuevo modelo de negocio: "Ahora mi formato será más personalizado. Puedo seleccionar quién quiero yo que vea las obras".

"Las galerías se van a lugares donde comparten espacio", defiende, pues esto permite sinergias con las empresas que con las que comparte recinto. "Hay que adaptarse a los medios", admite, optimista, Blanca Soto.

20minutos

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