El lunes próximo no será un lunes cualquiera. Será el día en que comenzaremos a saber, con la elección de la Mesa del Parlament, si habrá nuevas elecciones en Cataluña y si se adelantarán las elecciones generales.
De entrada, ya hemos podido oír al eurodiputado Toni Comín decir lo que aquí se viene apuntando desde el mismísimo momento que Pere Aragonès tuvo la nefasta ocurrencia de avanzar las elecciones catalanas. Es decir, que Comín dice alto y claro que si Pedro Sánchez quiere continuar en la Moncloa ya sabe lo que debe hacer: obligar a Salvador Illa a abstenerse para que su jefe, Carles Puigdemont, pueda ser investido presidente de la Generalitat. Ellos prefieren llamar a este proceso "restitución".
Si Sánchez maniobra para evitar que Puigdemont vuelva a ser presidente de la Generalitat, ya sabe a qué se expone. Tanto es así que Feijóo ya ha tomado nota y no descarta presentar una moción de censura con el apoyo de Junts si el resultado de las elecciones europeas del domingo es bueno para los populares y el contexto lo permite.
Cabe decir que, si usted fuera Puigdemont, haría exactamente lo mismo que él está intentado hacer. Es lógico. Puigdemont considera que el Partido Popular y el PSOE, con la colaboración necesaria de la justicia, le quitaron la presidencia de la Generalitat. La ley de amnistía sería la prueba definitiva de lo que lleva 6 años denunciando, pero no es condición suficiente: exige que Pedro Sánchez cumpla lo pactado y lo restituya. Eso es lo que está en juego, y ya pueden darle vueltas al asunto. Resumen: restitución o elecciones.
Mientras tanto, las cosas se complican aún más para Pedro Sánchez. A partir de hoy, es el primer presidente en activo del gobierno de España que ve cómo su esposa es imputada por tráfico de influencias. Este asunto es grave, por no decir gravísimo.
Anoten la fecha: 5 de julio. ¿Cómo era aquello de la mujer del César?
Comentarios