Madrid

El oficio del portero, un comodín para los vecinos: "Somos limpiadores, fontaneros y psicólogos"

Antonio, Mercedes, Rosana y Daniel, porteros y conserjes de fincas en edificios de Madrid.

Son las ocho de la mañana y la calle López de Hoyos es un ir y venir de gente con prisa. En mitad de este ritmo frenético, Mercedes sale de su portal para recoger los cubos de basura y guardarlos dentro del edificio, pues han pasado la noche fuera a la espera de ser recogidos por los camiones de basura. Acto seguido empieza su ronda diaria de limpieza: calle, cristales, rellanos y ascensor. Entre tanto, da los buenos días a los vecinos que entran y salen, quienes le desean una buena mañana. "Vivo en la portería desde hace 32 años. Mis padres también fueron porteros en este edificio y cuando se jubilaron, hace 23 años, los vecinos me eligieron para heredar su puesto", relata. 

Al igual que sus padres hicieron con ella, Mercedes ha criado a sus hijos en la portería y se sienten unos vecinos más del edificio. "Siempre me he considerado parte de las decisiones que se toman en las reuniones de vecinos. Después de tantos años soy la que más tiempo llevo en el edificio, pues los más mayores ya no están con nosotros", explica.

Mercedes es portera en un edificio de la calle López de Hoyos, donde ha heredado la portería de sus padres a petición de los vecinos 
SERGIO GARCÍA

Una situación similar es la de Antonio, que solo le quedan cuatro años para jubilarse y lleva 30 años en la misma portería en Bravo Murillo, donde también ha visto crecer a sus hijos. Antonio acaba de visitar a una vecina, lleva dos días sin pasar por la portería y le tiene algo preocupado. "Para muchos vecinos soy como su familia, les veo a diario y soy capaz de saber si están bien o mal, solo necesito mirarles a la cara".

Estos lazos personales y el hecho de vivir en el edificio donde trabajan hace que, en muchas ocasiones, no puedan desconectar y sus funciones vayan más allá de la limpieza, el mantenimiento y la vigilancia. "Aunque no nos corresponda, la mayoría de nosotros no solo somos limpiadores y vigilantes, también hacemos de electricistas, fontaneros, carpinteros, cerrajeros e, incluso, de psicólogos", detalla el portero. 

Antonio es portero en un edificio de la calle Bravo Murillo, donde lleva más de 30 años y ya está cerca de jubilarse.
JORGE PARÍS

Tanto Mercedes como Antonio coinciden en la importancia de escuchar a sus vecinos, una función que consideran igual de importante que el resto de sus tareas. "Todos los días hay alguien que me cuenta lo que le ha pasado o eso que le preocupa. Esto pasa, sobre todo, con las personas más mayores, pues la soledad les hace abrirse con nosotros", dice Antonio. 

Una figura similar a la de los porteros es la de conserje, como Rosana, que trabaja en un edificio de la calle Guzmán el Bueno. "Ambos trabajos se parecen, pero hay un matiz: yo no tengo casa en el edificio", explica. En su caso también vive en una portería, pero se debe a que su marido es portero en otra finca. Para Rosana "es importante separar el trabajo del lugar donde vivo. Aquí tengo un horario y cuando termino mi turno me voy". 

Rosana es conserje en un edificio de la calle Guzmán el Bueno, donde la mayoría de vecinos son estudiantes.
SERGIO GARCÍA

Su edificio es algo particular, pues tiene más de cien años de antigüedad y ninguno de los vecinos es propietario. "La gran mayoría son estudiantes y un par de señoras mayores", detalla. A su portería también acuden a diario para contarle sus problemas, en este caso la gente joven: "Muchos estudiantes me han dicho que soy su madre en Madrid, yo les ayudo en lo que puedo y les aconsejo si me lo piden". Pese a que la rotación de vecinos en el edificio es muy alta, no impide que todo el que se marcha guarde "un gran recuerdo" de ella. 

Un oficio reconocido con la medalla de la Comunidad

Por ser "el alma de las comunidades de vecinos" y "un apoyo para los propietarios e inquilinos en el día y día, especialmente en el caso de las personas más mayores", la Comunidad de Madrid ha concedido este año la Gran Cruz de la Orden del Dos de Mayo a los porteros y conserjes. Este reconocimiento supone "un gran honor para todos aquellos que ayudan día a día a sus vecinos", explica el presidente de la asociación de Empleados de Fincas Urbanas de la Comunidad Autónoma de Madrid (EFUCAMadrid), Daniel Lorente.

Desde la asociación indican que muchas veces el portero o conserje es "una figura invisible, aunque imprescindible, ya que siempre está ahí". Un reflejo de esta realidad fue la pandemia de la Covid-19, un acontecimiento clave para poner en valor la figura de estos empleados. "Durante la pandemia muchos porteros ayudaron a sus vecinos yendo a hacer la compra o acudiendo a la farmacia y no dejaron de atender sus obligaciones de desinfección, cuando también estaba en juego la salud de sus familias", señala Lorente. 

Un empleo que no se pierde, pero cambia de nombre

EFUCAMadrid cuenta en la actualidad con unos 700 empleados de fincas, aunque en la Comunidad de Madrid se contabilizan cerca de 15.000. Mercedes, Antonio y Rosana forman parte de la asociación y coinciden en la importancia de conocer a otros compañeros y compartir experiencias, pues "los porteros y conserjes siempre están solos y no tienen la oportunidad de compartir su día a día con nadie", comentan. 

Daniel Lorente, presidente de la asociación de Empleados de Fincas Urbanas de la Comunidad Autónoma de Madrid (EFUCAMadrid), en la portería donde trabaja.
SERGIO GARCÍA

El presidente de la asociación explica que el puesto de portero o conserje no se está perdiendo, pero se está transformando: "El empleo sigue existiendo y considero que es imprescindible, pero han aparecido empresas de auxiliares que realizan el mismo trabajo. Estas compañías ofrecen servicios de vigilancia o de limpieza, aunque son más caras para las comunidades y pagan menos a los empleados, por lo que el dinero se lo llevan los intermediarios".

Uno de los objetivos que persigue esta asociación es formar un sindicato propio que les permita participar en las futuras negociaciones y dar respuesta "a las necesidades objetivas que tiene el sector". Entre sus mayores demandas está la creación de un convenio "que no deje atrás a ningún empleado, pues con el actual unos han mejorado mucho salarialmente y otros ganan menos que antes", explica. Además, buscan evitar "el aislamiento y la soledad de los porteros y conserjes" y luchan por unos horarios que permitan la conciliación, pues consideran que "hacer vida fuera del trabajo es muy complicado si trabajas todo el día".

Redactor '20minutos'

Redactor en la sección de Madrid. Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y postgrado de Especialista en Información Económica por la Universidad Antonio de Nebrija. Me recorro el callejero de la capital mientras cubro la actualidad del Ayuntamiento de Madrid. Di mis primeros pasos en el Diario AS y en CincoDías. Con la curiosidad por bandera, siempre atento a lo que me rodea y con muchas preguntas por hacer.

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