Romper con la tradición y anteponer el apellido materno a los hijos: "El mío es mucho más original que López"

Tres parejas que optaron por anteponer el apellido materno para sus hijos, cada una, por un motivo distinto.
Tres parejas que optaron por anteponer el apellido materno para sus hijos, cada una, por un motivo distinto.
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Tres parejas que optaron por anteponer el apellido materno para sus hijos, cada una, por un motivo distinto.

Desde que estaba en el instituto, Patricia Vigara, tuvo claro que, si tenía un hijo, llevaría primero su apellido. Esa voluntad tenía múltiples causas. La primera, el deseo de su abuelo, que tenía cuatro nietas y siempre había lamentado que su apellido no fuera a pervivir con su descendencia. También había, admite Vigara, algo de rebelión contra una percibida injusticia, un impulso feminista aunque esa ideología le fuera aún ajena en su adolescencia. En 2017, con 35 años, fue finalmente madre de un niño: Nico Vigara López.

"Mi pareja actual lo es desde hace muchos años, entonces, lo vivió un poco en paralelo a que yo fuera tomando esa decisión. Vamos, que si hubiera puesto resistencia me hubiera sorprendido", explica Vigara, que ahora tiene 42 años y es trabajadora social. "Yo no me consideraba feminista con 18 años, pero me daba cuenta de que (poner primero el apellido del padre) era una inercia injusta y había que darle la vuelta. Y que, además, pues oye, es mucho más original Vigara que López. ¿Qué quieres que te diga?".

En España, como en todos los países hispanohablantes del planeta, la legislación marca que todo ciudadano posee dos apellidos. Históricamente -la tradición se remonta a la Castilla del siglo XVI-, el primero ha correspondido con el del padre y el segundo, con el de la madre. En el año 2000, se introdujo por primera vez la posibilidad de cambiar el orden tradicional de los apellidos, aunque, en caso de que los padres no manifestaran ninguna voluntad al respecto, se mantenía automáticamente la preferencia del apellido paterno sobre el materno.

En estos últimos 24 años, la posibilidad de utilizar el apellido materno en lugar del paterno -en los países que utilizan solo un apellido- se ha ido imponiendo por toda la Unión Europea. En algunos se ha apostado por fórmulas más originales, como en Portugal, donde es frecuente ver primero el apellido de la madre, pero el que se transmite a futuras generaciones es el segundo apellido, el paterno. En Italia, un país donde históricamente solo existía un apellido, el paterno, desde 2022, los bebés reciben los dos apellidos y los padres pueden elegir solo uno si hay acuerdo. En Suecia, en caso de desacuerdo entre los progenitores, los niños reciben automáticamente el apellido materno.

En 2017, España legisló que los padres deberán obligatoriamente consignar el nombre y los apellidos del menor en la solicitud de inscripción. En 2021, 150 años después de la creación del Registro Civil, se introdujo la última modificación legal al respecto que eliminó definitivamente la preferencia por defecto del apellido paterno y obliga a que ambos progenitores tomen una decisión activa sobre cuál será el orden de los apellidos de sus hijos.

"Fue un cambio que permitió acercarse más a la igualdad", defiende Lola López-Muelas, presidenta de la asociación española de abogados de familia (Aeafar). "Es importante mencionar que el orden de los apellidos deberá ser el mismo para todos los hermanos. Por lo tanto, el orden de los apellidos que escojan los progenitores para el primer hijo determinará el de los siguientes. Solo cuando los hijos cumplan 18 años podrán cambiar el orden de sus apellidos y su nombre. En ese caso, sí podría darse que hermanos tengan los apellidos en diferente orden, con un cambio a posteriori".

El peso de la tradición

La libertad de decisión que ampara la ley sigue siendo contrarrestada por el fuerte peso de la tradición y la inmensa mayoría de las parejas siguen optando por mantener la tradicional prioridad del apellido paterno. Desde el último cambio en la norma en 2021, el 88,9% de inscripciones se han realizado con primer apellido paterno, mientras que el 11,1% se han hecho con el apellido materno en primer lugar, según los datos de la plataforma Dicireg, del Registro Civil.

Patricia Vigara y su pareja, Javier López con el hijo de ambos, Nico, que lleva en primer lugar el apellido materno.
Patricia Vigara y su pareja, Javier López con el hijo de ambos, Nico, que lleva en primer lugar el apellido materno.
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"Creo que, como otras inercias culturales y machistas, hay muchas resistencias a vencerlas y oigo muchas excusas a veces que nos decimos a nosotras mismas", defiende Vigara."Muchas amigas eligen directamente no meterse en esas discusiones y también hay que entender que no es solo lo que opine tu pareja. Ese es el apellido de la familia de él y es un tema cómo cambias esas inercias igual que lo es dejar de ir a la cena de Navidad con tus padres".

Los motivos para decidir poner a un hijo el apellido materno en primer lugar son variados y, aunque el argumento feminista suele ser el más habitual, no siempre tiene porque ser el principal o estar ni siquiera presente en la decisión. Estefanía Recamundi defendió un argumento en su primera cita con su actual marido y padre de su hija difícilmente rebatible: en todo el mundo, solo existía ella y su padre con su apellido.

"Es algo como que muy trascendental para mi padre porque ha estado investigando durante toda su vida y él mismo ha tenido que ser autodidacta, buscar en las iglesias, en todos los libros de bautismo hasta que llegó un momento que se quedó sin más libros en una iglesia de Galicia y no supimos nunca de dónde venía nuestro apellido", declara la Recamundi, una ponferradina de 39 años y madre de una niña que lleva su apellido en primer lugar desde 2016.

Estafanía Recamundi, la única persona en el mundo con ese apellido junto a su padre, no tuvo problemas para convencer a su marido, David Martín para que su apellido fuera el primero de la hija de ambos.
Estafanía Recamundi no tuvo problemas para convencer a su marido, David Martín para que su apellido fuera el primero de la hija de ambos.
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"Claro, es que el mensaje cala mucho", admite David Martín, el marido de Estefanía, originario de Salamanca, donde vive ahora la familia. "Además es que Martín hay mucho en Salamanca, entonces pues la verdad que a mi tampoco me gustaba que se perdiera el apellido de mi mujer ni el de mi suegro. Encima tuvimos la suerte de que tuvimos una niña, entonces, le tendremos que ir calando con el mensaje de: 'Nosotros te cambiamos el apellido, tú tienes que hacer lo mismo'".

Por ser el nacimiento previo a la mencionada reforma legal de 2017, no se registraba en el hospital sino en el Registro Civil. Cuando David llegó a la oficina y pidió que se variara el orden habitual de los apellidos, los funcionarios allí presentes no se lo permitieron y tuvo que asistir Estefanía, en sus propias palabras, "recién parida, con la niña llorando a todo llorar" para poder realizar el trámite.

Donde nunca se realizó este cambio fue en la partida bautismal, en la que figuraba primero el apellido paterno, un error que David ha tenido que solicitar que se cambie al darse cuenta recientemente. "Al transcribir la hoja, dieron por hecho que el orden de los apellidos era ese, porque era muy poco habitual y se veía como algo excepcional", explica Estefanía, que asegura que se ha llevado palabras de admiración por parte de muchas madres de los niños del colegio de su hija. "Es que todo el mundo tiene muy asumido que el primer apellido es el del padre, más aquí en Salamanca que todos somos hijos de y nietos de, aquí es como Juego de Tronos cuando te presentan", ironiza David.

Un homenaje al padre

La conversación sobre el orden de los apellidos entre Patricia Rey y Ángel Rubiano surgió "un poco de broma, cuando empiezas a hablar con tu pareja sobre la posibilidad de tener hijos". Así lo describe esta madrileña de 36 años, madre de una niña que lleva su apellido y que nació en 2022.

fotografo: Jorge Paris Hernandez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Testimonio Patricia y Ángel. Apellidos maternos
Patricia Rey quiso que su apellido fuese el primero de su hija, entre otros motivos, en homenaje a su padre, fallecido antes del nacimiento de su nieta.
Jorge París

"Tenía varios motivos", relata Rey. "El primero es que siempre se ha hecho al revés y no veo mal hacer este homenaje a la madre. Luego, es verdad que en mi familia somos todo niñas, así que el apellido se iba a perder. Pero sobre todo, mi padre falleció y, no sé, me gustó hacerle un homenaje ya que no iba a conocer a su nieta, me pareció un gesto bonito".

Curiosamente, nadie en la familia de Ángel ha cuestionado en ningún momento la decisión, pero sí en la familia de Patricia. "En mi familia, no es que haya molestado, pero sí que pusieron un poco el grito en el cielo diciéndome: 'Uy, ¿pero y eso? , ¿Él no se va a sentir ofendido?, es que es un poco…'. Yo me sorprendí bastante, sobre todo por uno de mis tíos, que decía eso, que cómo podía ser, que iba a ser una ofensa para el padre".

A veces, la oposición a este desafío a la tradición llega de los lugares más insospechados. Ángel relata una anécdota que, seguramente, es la de tantas otras parejas en las que el debate sobre el orden de los apellidos, simplemente, nunca ha tenido lugar. "Yo recuerdo un amigo, una persona muy moderna, creo que con una tendencia muy clara en sus convicciones políticas, de igualdad, todo lo contrario a ser machista y muy feminista él, pero, sin embargo, dijo que él por ahí no pasaba". 

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Redactor 20minutos

Escribo reportajes sobre cuestiones sociales desde conflictividad laboral y desigualdad económica hasta tendencias y consumo, con el denominador común de ser historias contadas a través de vivencias personales de sus protagonistas. Anteriormente, he cubierto información local y economía en 20 Minutos y fui corresponsal freelance en Colombia y Reino Unido.

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