Internacional

La contracrónica del debate

La UE, el amigo al que nadie invita a cenar

Los cabezas de lista en el debate de las elecciones europeas de RTVE.
Agencia EFE | EFE

En 1957 no había Twitter, no existía TikTok y los jóvenes que crecieron después de las dos guerras mundiales no hablaban de los fichajes del Real Madrid. En 1957 se fundó la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero), que con los años, con las décadas, se convirtió en lo que hoy es la Unión Europea. Pero menos mal que Jean Monnet, Robert Schuman, Konrad Adenauer, Alcide De Gasperi y Paul-Henri Spaak, padres fundadores de ese proyecto de paz -que ahora tiene la guerra en sus puertas- no tenían televisión o si la tenían seguramente no le prestaban tanta atención como lo hacemos ahora. La UE, en realidad, es ese amigo al que nadie invita a cenar. El menú es otro.

No entenderían que unas elecciones europeas estuvieran copadas por debates estrictamente nacionales, como se vio este jueves en el debate de RTVE de candidatos a los comicios del 9 de junio. Era la última oportunidad para todos de hablar del futuro de Europa, pero se dio prioridad al presente y al futuro de España, que en realidad es una pieza de 27 en el bloque comunitario. Los cabezas de lista de PSOE, Teresa Ribera; PP, Dolors Montserrat; Ciudadanos, Jordi Cañas; Vox, Jorge Buxadé; Sumar, Estrella Galán; Ahora Repúblicas, Diana Riba; Podemos, Irene Montero, y Coalición por una Europa Solidaria, Oihane Agirregoitia, a los que se sumó Aleix Sarri, de Junts, pusieron sobre la mesa las últimas ideas antes del paso por las urnas. Y no hubo sorpresa: para muchos estos comicios son una segunda vuelta de las elecciones generales del pasado 23 de julio.

¿Quién crees que ha ganado el debate a nueve para las elecciones europeas del 9-J en RTVE?

De Europa se habló como algo genérico, como algo casi inconcreto mientras los candidatos caían una y otra vez en lo esperable: los debates nacionales. Ni siquiera los temas netamente europeos, como las guerras en Ucrania o en Gaza, sirvieron para ver una perspectiva comunitaria, sino para como intercambio de reproches por la acción para unos o la inacción para otros del Gobierno de Pedro Sánchez. "El mensaje más importante de estas elecciones es si elegimos una Europa en blanco y negro o una Europa de color, luminosa", dijo por ejemplo Teresa Ribera, como método para poner en pie de igualdad a PP y Vox.

De estos, los primeros, de boca de Dolors Montserrat insistieron en la amnistía como lo que no debe ser la UE, y los segundos, bajo la batuta de Jorge Buxadé, abogaron por una Europa con menos voz en la que sí se oiga alto y claro la de España. Al final las elecciones europeas son la confrontación de dos modelos: más integración o más poder para los Estados miembros. Entre medias parece un PP que todavía no elige compañero de viaje y con dudas surgen unos socialistas a los que el caso de Begoña Gómez, el caso Koldo o la propia ley de amnistía les 'asfixian' en la recta final de la campaña. Y mientras tanto, la Unión Europea parece más bien una conocida de vista que la casa común.

Se ha mirado casi siempre hacia lo pequeño: Junts y ERC con los coletazos del procés y la necesidad de que la Unión reconozca un derecho de autodeterminación que ahora nunca se ha contemplado en los Tratados, mientras Ciudadanos, con Jordi Cañas, quiere que el foco se desvíe de lo nacional porque ellos ya no compiten en ese terreno. El 9-J es una bola de partido para los naranjas, como lo es también para Podemos: Irene Montero tiene claro que "la paz" es la base de su programa, y esa llamada incluye también muchas críticas al paso lento que va dando, a su parecer, el Gobierno en torno a Gaza o sobre Ucrania. Y lo dijo acompañada de una palestina al cuello, colocada de manera digamos... original.

Todos los candidatos parecen tener la fórmula mágica para que el papel de España salga reforzado de los comicios europeos, pero apenas miran más allá: el debate dejó en un tercer o cuarto plano un debate clave para el futuro de la Unión como es el de la ampliación y resulto más decisivo el papel de Puigdemont. El agua y el aceite. "Defender el Estado de derecho es defender también la independencia judicial. Usted ha señalado al juez que investiga a Puigdemont", apuntó precisamente Montserrat directamente contra Ribera; el expresident catalán ya no será eurodiputado, pero su nombre seguirá sonando, parece, en Bruselas y Estrasburgo.

Por momentos el debate fue una sesión de control al Gobierno, y en otros una enmienda a la totalidad de este a los pactos del PP con Vox, con la 'excusa' de un posible auge de la derecha radical en el nuevo Parlamento Europeo: unos acuerdos eso sí con los que Montserrat no se mojó. "Tenemos que ser zurdos en las leyes y no en las cartas. Tenemos que ser zurdos en el BOE y cerrar el secuestro del CGPJ que tiene el PP", le dijo Estrella Galán a Ribera mientras Montero se cuestionaba "para qué" va España a la demanda de Sudáfrica ante la CIJ contra Israel. Todo es inútil y todo es poco a ojos de Podemos; todo está bien a ojos del PSOE.

Pedro Sánchez no estaba en el debate, pero hubo 'recados' para él, con Ribera y Montserrat como protagonistas en un debate casi pugilístico durante algunos minutos. "Lo basan todo en el fango y mandar cartitas", sostuvo la candidata popular después de que la socialista enumerase a los "amigos ultras" de Feijóo, al que tampoco vieron aparecer por Prado del Rey. Qué cosas. Un crecimiento de la derecha radical sería para Galán como volver "a la España de hace cuarenta años". Hace cuatro décadas la UE, por su parte, estaba cimentándose poco a poco con España, eso sí, todavía muy rezagada.

¿Y de Rusia para qué se habló? Para, de nuevo, darle el toque nacional a la invasión de Ucrania. "¡Si fuisteis a ver a Putin a Moscú!", le espetó Cañas a Sarri por los supuestos vínculos del independentismo catalán con el Kremlin. El candidato naranja también tuvo para Montero, a la que acusó de tener un "discurso Disney" por querer que dejen de enviarse armas occidentales a Ucrania; ese acuerdo de España con Kiev para el suministro de material bélico no lo entiende Podemos y choca además de manera frontal con su propuesta para el futuro de la UE que, como con el resto de partidos, se ve solo a cuentagotas.

¡Si fuisteis a ver a Putin a Moscú!

Sobre el futuro de los Balcanes dentro de la Unión o de nuevas emisiones comunes de deuda no se habló ni de refilón, pero volvió a salir el nombre: "A los españoles les preocupa el poder pagar el alquiler. Este es el casoplón de Puigdemont", sostuvo Buxadé, que se enfrentó a una acusación de "franquista" por parte de Sarri justo después de decir esa frase. Tampoco hubo tiempo, aunque sí de hablar del campo, para dar propuestas sobre el futuro concreto de la PAC o para saber si el Pacto Verde seguirá su camino. Quizá porque cosas tan europeas (y a veces tan abstractas) no dan votos en España. Pero muchos olvidan que España no lo es todo, sino una sola pieza en un puzzle de 27.

Con todo, sí que ha habido alguna pista de cómo las posiciones de los partidos españoles pueden influir en el día a día de la UE: esto va de adjetivos. Algunos quieren una Unión ambiciosa (quizá demasiado), otros utópica (con peticiones que no se pueden cumplir) y otros más lenta (ralentizando medidas que en otros puntos de la historia reciente han estado fuera de toda duda). En campaña electoral, en realidad, todos los modelos son incompatibles y las diferencias parecen insalvables, pero como se dice en Asturias: "Al cocerlo, mengua".

Cinco fueron los países fundadores de la UE, nueve los candidatos presentes en el debate de RTVE. Y no hablaban de lo mismo; los platos sobre la mesa serían muy diferentes. Cuenta la leyenda que la idea de la Declaración Schuman le surgió a este mismo haciendo senderismo; fue el aire puro el que quizá le dio la luz para alumbrar lo que hoy es la Unión Europea. El proyecto comunitario se la juega y en España, que quiere ganar peso en la próxima legislatura, parece que sigue coleando el pasado 23-J. Han pasado ya once meses, y Europa no tiene demasiado tiempo que perder, porque ya va tarde en muchos temas. Lo que queda claro es que los padres fundadores hubieran apagado la televisión rápidamente en 2024 al ver que casi nadie habla sobre la Unión Europea. Y esa UE no estuvo sentada en la cena de este jueves.

España, a las urnas el 9-J

España, con todo, el país vota el domingo 9 de junio y elige 61 eurodiputados, con 38.087.379 electores desde los 18 años, sin voto obligatorio y que podrán elegir entre 34 listas. En el año 2019 ganó las elecciones el PSOE, con una participación total de un 60,73%.

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