El término jet set, tan en boga durante los dorados años de Marbella, ha quedado un tanto anticuado y en desuso, anclado en un tiempo que ahora revive la recién estrenada serie Eva y Nicole, inspirada en los días de vino y rosas que congregaban en aquel rincón de la Costa del Sol a un variado mestizaje de aristócratas, jeques árabes, celebridades del mundo del espectáculo, millonarios, golfos y vividores que nunca faltan cuando el dinero abunda.
La prensa del corazón daba fiel reflejo de todo ello y el nombre de Marbella, el desconocido pueblo de pescadores andaluz que descubrió y transformó Alfonso de Hohenlohe, empezó a circular por todo el mundo como sinónimo de lujo y glamour. Los miembros de aquel selecto club se desplazaban en sus yates y sus aviones en unos años en los que viajar era un privilegio que no estaba al alcance de todos.
En la década de los ochenta, Marbella vive su época de mayor esplendor y, como todo imperio, empieza años después su declive. Los noventa, con la llegada de Jesús Gil a la alcaldía, marcan un tiempo muy diferente.
Las noticias del corazón se entremezclan, y a menudo se ven desplazadas, por las crónica de sucesos. Gil y, posteriormente, Julián Muñoz, que le sustituyó, envueltos en una trama de prevaricación, malversación de caudales públicos y escándalos urbanísticos, terminan en prisión.
Estos días Julián Muñoz vuelve a ser noticia. Excarcelado por su grave estado de salud, divorciado desde hace diecisiete años de Maite Zaldívar, el que fuera pareja de Isabel Pantoja ha vuelto a contraer matrimonio con su exmujer. Otra historia digna de una serie.
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