Entrevista | Glynis German, celebrante de funerales: "Reconozco el poder sanador de la ceremonia"

  • Esta británica nacida en Jamaica se enamoró de Binisalem, en Mallorca, donde se quedó a vivir. 
  • Después de desarrollar muchos trabajos, encontró una vocación insospechada como celebrante.
  • No solo celebra funerales, hace también bodas y eventos muy variados.
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Glynis se hace una foto tras celebrar una boda
Wieslaw
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Hija de un pacifista Galés y una Jamaicana, ha recorrido el mundo tras una vida azarosa, pero siempre feliz. En Mallorca ha encontrado su hogar, además de su vocación. Reflexionar sobre la muerte y tomar conciencia de su realidad la han llevado a liderar diferentes iniciativas sobre esta realidad como el Death Café, en el que se propone tomar un café con la muerte o, como dice ella, dar vida a la muerte. Estar cerca de la muerte le hace ser más consciente de la vida. 

Se pueden hacer muchas cosas en la vida. ¿Por qué celebrar funerales?Porque nací para ser celebrante, pero no lo sabía hasta el año 2011. Tenía 49 años. Toda la vida busqué mi propósito, quería servir a los demás, pensaba en algo más grande que yo. Siempre supe que nací para ser feliz. Un día, por casualidad, alguien me propuso dirigir una ceremonia. Dije que sí sin pensarlo. Me llamaron para un nombramiento de padrinos de un niño de cuatro años de la religión Anglicana. La madrina había fallecido. La madre quería sustituirla. No existe esa ceremonia de reemplazo en esa religión. Yo tenía un buen trabajo, con un buen sueldo y buenos compañeros. Por alguna razón, una mujer que trabaja en el mundo de las bodas, me recomendó y decidí hacerlo. Al dirigir esta ceremonia, me quedé con la sensación de que había nacido para eso. Todo se aclaró en ese momento. Todo lo que había hecho antes cobró sentido: el amor a la literatura, el gusto por leer en voz alta, cantar, leer poemas, estar en el escenario, estudiar teatro, tener mis creencias en Dios… Estoy muy feliz haciendo ceremonias. Reconozco el poder sanador de la ceremonia.

¿Cuál es la diferencia entre una celebrante y una maestra de ceremonias? 
El concepto de celebrante nace en Australia en 1973. Era una alternativa a la religión. Empezó todo con las bodas. La boda en el registro era algo muy frío, muy feo. Un ministro eligió a la primera celebrante, que fue una madre soltera. También nombró indígenas australianos y les otorgó una gran dignidad con este gesto. Esto mismo llegó al Reino Unido décadas después.

Los países anglosajones tienen la costumbre de que una persona tome el rol de maestro de ceremonias para banquetes. Solían ser hombres con algún cargo importante, un uniforme llamativo como policía o militar. Ellos anunciaban la llegada de los invitados. Yo no me identifico con eso. Yo soy celebrante. Preparo una ceremonia para los momentos más claves de un ser querido: nacimiento, boda, fallecimiento. También he hecho otras cosas como graduaciones para estudiantes, por ejemplo. 

¿Crees que vivimos en un mundo que vive de espaldas a la muerte? 
Claro que sí. Tenemos una ley de eutanasia y no una ley de paliativos. Vivimos en un mundo loco. Hay dos evidencias en la vida: el cambio constante y la muerte. Nunca han tenido que pensar porque están vivos, pero hay que entender que todos vamos a morir. Una actitud sana hacia la muerte nos ayuda a vivir. Por eso nació el festival “Dando vida a la muerte” en el 2020 que tiene lugar en octubre.

"Tenemos una ley de eutanasia y no una ley de paliativos. Vivimos en un mundo loco".

¿Cómo consigues convertir la realidad de la muerte en algo natural? 
Yo hablo naturalmente sobre la vida y la vida incluye la muerte. Mi herramienta principal es la experiencia. Pienso en la muerte todos los días. En un funeral hablo de la persona que vivía cuando estaba viva. Traigo a la vida a esa persona. Está presente en el corazón y en la memoria. Solo hay una diferencia: no está en su cuerpo. 

¿Se hace raro oficiar un funeral sin hacer alusiones a la religión?
No es raro porque un funeral es una despedida. Cada religión tiene su rito. En una ceremonia de celebrante ofrecemos el espacio y la posibilidad de despedir a un ser querido. La diferencia está en la elaboración de la ceremonia. Aquí lo que hacemos es personalizar. Tenemos mucha información sobre el difunto, toda la historia de su vida. La diferencia con la ceremonia religiosa es que no vamos a pasarnos más tiempo en asuntos que están fuera de la vida de esa persona. Le dedicamos más tiempo a su historia personal y a confortar a los familiares. También les damos la oportunidad de hablar, si quieren. Comentar algo o agradecer puede ser muy positivo. También se puede hacer alusión a la religión y no pasa nada. A veces, rezamos un padrenuestro o leemos algún texto de otra confesión.

Glynis oficia el funeral de su madre.
Glynis oficia el funeral de su madre.
G.G.

El ser humano tiene siempre un cierto afán de trascendencia, ¿Cómo afrontas eso?
La familia es la base y el centro de mis servicios. Lo que intento hacer es guiar a la familia. Ellos no están muy acostumbrados a una situación así. Como celebrante, me encargo de guiarles. Me concentro en la vida de su ser querido. Es como si lo trajera a la vida un momento más antes de la despedida definitiva. Por eso me concentro en la vida y hago una pequeña referencia a la muerte. Hablo de la despedida, pero en la ceremonia hablo de la vida de esa persona. Cualquier creencia, cualquier pregunta es para explorar con la familia. Yo no les impongo mis creencias a ellos. Yo creo en algo más que en mí misma, pero eso no importa a ninguna familia que busca mis servicios. A mí sí que me da mi base y mi centro sobre quién soy.

¿Cuál es la parte más delicada de una ceremonia? 
Tenemos que asegurarnos de que no haya fallos. Estoy con la familia una o dos horas y entender todo sobre el ser querido. A veces, no hay tiempo y tengo que hacerlo por videoconferencia. Lo importante es tener la información correcta con nombres, fechas y demás. Me gusta ver fotos de la persona fallecida. La muerte siempre es una sorpresa, en cualquier caso. En algunas ocasiones mando un guion previo para que la familia lo mire y lo apruebe. Toda la ceremonia está organizada. Si no da tiempo, envío la eulogía. 

"La muerte siempre es una sorpresa, en cualquier caso".

¿Y cuál es la parte más gratificante? 
Ver la diferencia en la familia desde el momento en que los conozco hasta que termina todo. Los voy a ver. Hablo de su ser querido. Nunca hay prisa. Preparo la ceremonia y luego les veo en el funeral. Lo más gratificante es ver a la familia después de la ceremonia. La diferencia es enorme. Yo no puedo quitar el dolor. Esto se llama duelo y es un proceso y lo tienen que pasar. Lo más gratificante es verlos después de la ceremonia: alguna sonrisa o una cierta paz. 

"Vivir de espaldas a la muerte es vivir de espaldas a uno mismo, a las conexiones y a la verdad".

¿Has hecho ceremonias con bebés o niños adoptados? ¿Son una especie de bautismo? ¿Cómo son?Sí que las hago. Hago todo tipo de ceremonia. Es una bienvenida al nuevo miembro dentro de la estructura familiar. Suelo hablar de las razones por las que los padres han elegido el nombre y el origen y significado del nombre. También me intereso por las promesas de los padres, abuelos, familiares y del pueblo o la tribu que tenga esa famila. Suelen ser muy bonitos. Mi dentista estaba embarazada. Cuando le quedaban quince días de embarazo. Ella quería hacer un babyshower, que es algo que no me gusta por excesivamente americano, consumista y poco enfocado. Ella quería hacer algo con sus amigas. Le sugerí que hiciera una celebración con el padre, las amigas y la familia. Hicimos una ceremonia espectacular quince días antes del nacimiento. 

Glynis en la ceremonia de preparación de la llegada de un bebé, 15 días antes de su nacimiento.
Glynis en la ceremonia de preparación de la llegada de un bebé, 15 días antes de su nacimiento.
G.G.

Tú que sabes de esto, ¿Qué podemos hacer como sociedad para afrontar la realidad del suicidio?
Hay gente que sabe mucho más que yo porque lo han vivido. Yo sé que mientras no tengamos una actitud más sana, más comprensiva, más trabajada hacia la muerte, esto no va a cambiar. El dolor y el sufrimiento son sentimientos que hay que compartir. Vivir de espaldas a la muerte es vivir de espaldas a uno mismo, a las conexiones y a la verdad. Vivimos con la ira, la impaciencia, el consumismo, las adicciones, etc. Hay mucho trabajo que hacer… El suicidio es una realidad. Las cifras son escalofriantes. Vivimos en un mundo muy egoísta. Cada uno quiere lo suyo. La paz se encuentra dentro de uno mismo. Hay que trabajar en eso. 

Juan Luis Saldaña
Periodista y escritor

Colecciono coca colas falsas en lata y hago fotos a las bolsas de plástico en los árboles. He publicado libros de poemas y relatos. Mi última novela es "Hilo musical para una piscifactoría". Se llevó al cine bajo el título de "Miau". He sido redactor en prensa, presentador en tele y radio y ahora me piden que opine. Licenciado en derecho, MBA, máster en periodismo y doctor en comunicación e información. He tenido una agencia de marketing, alguna experiencia de éxito en comercio electrónico y doy clases en algún máster sobre esto.

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