¿Pudo evitarse la tragedia de los tres jóvenes ahogados en Italia? Los expertos analizan el "rescate vertical" y qué pudo hacerse mejor

Las fuertes lluvias que azotaron el norte de Italia en las últimas semanas de mayo han dejado una imagen que ha conmocionado al país transalpino, que llora la muerte de tres jóvenes que el 31 de mayo fueron víctimas de la crecida del río Natisone, en la localidad de Premiaracco, situada al norte del país en la región de Friuli-Venecia.
Las fuertes lluvias que azotaron el norte de Italia en las últimas semanas de mayo han dejado una imagen que ha conmocionado al país transalpino, que llora la muerte de tres jóvenes que el 31 de mayo fueron víctimas de la crecida del río Natisone, en la localidad de Premiaracco, situada al norte del país en la región de Friuli-Venecia.
Las fuertes lluvias que azotaron el norte de Italia en las últimas semanas de mayo han dejado una imagen que ha conmocionado al país transalpino, que llora la muerte de tres jóvenes que el 31 de mayo fueron víctimas de la crecida del río Natisone, en la localidad de Premiaracco, situada al norte del país en la región de Friuli-Venecia.
Las fuertes lluvias que azotaron el norte de Italia en las últimas semanas de mayo han dejado una imagen que ha conmocionado al país transalpino, que llora la muerte de tres jóvenes que el 31 de mayo fueron víctimas de la crecida del río Natisone, en la localidad de Premiaracco, situada al norte del país en la región de Friuli-Venecia.
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Patrizia (20) se reunió con sus amigos Cristian (25) y Bianca (23) el pasado 31 de mayo para celebrar que acababa de terminar un examen de la Academia de Bellas Artes en la que estudiaba. Los tres decidieron hacer una pequeña excursión al río Natisone a su paso por la localidad de Premariacco, cercana a la frontera con Eslovenia. El caudal era escaso, así que los jóvenes se acomodaron en una gran isleta pedregosa que no cubría ni un mililitro de agua.

No obstante, una súbita crecida del río los sorprendió y acabó con sus vidas, aunque las autoridades continúan buscando el cuerpo de Cristian. Ellos mismos, y algunos transeúntes que paseaban por la zona, avisaron a los servicios de emergencia cuando vieron cómo el nivel del agua iba hundiéndoles con rapidez las piernas. 

"Las crecidas pueden llegar a ser muy agresivas y totalmente imprevisibles", cuenta a 20minutos Fermín Pérez Larrea, instructor de rescate fluvial de la escuela especializada River Guru Rescue, que forma en la disciplina a efectivos de Bomberos y Protección Civil.

La zona de Premariacco había sido una de las más afectadas durante la última semana de mayo por las fuertes lluvias registradas en el noreste del país. En el momento de la crecida que acabó con la vida de los tres jóvenes no llovía, pero Pérez Larrea apunta a dos posibles causas. 

"Hay pantanos que cuentan con compuertas automáticas que se abren cuando existe un exceso de presión de agua [provocado por las lluvias]. Un río que está a 10 metros cúbicos puede ponerse a 60 en muy poco tiempo. Después, de forma natural, depende de la violencia de las tormentas, pero una primaveral puede descargar 30 litros el metro cuadrado la hora y, dependiendo de las características de la cuenca o la tierra, tener más o menos poder de absorción", explica. 

El abrazo de los jóvenes 

En los vídeos que han trascendido del suceso, una de las imágenes que más han conmovido a los usuarios es la de los tres jóvenes abrazados mientras el agua va cubriéndoles cada vez más. Lejos de interpretaciones sentimentales, se trata de una medida que seguramente les trasladaran los bomberos desplazados al lugar para evitar ser arrastrados por la corriente. 

"Se juntarían entre ellos para darse apoyo. De la misma manera que un trípode apoya mejor que algo que tiene solamente dos patas, pues esa forma de triángulo ayuda a soportar mejor la fuerza del agua, aunque llega un punto, como es el caso, en el que un pequeño movimiento unido a la corriente provoca que no puedan aguantar más", subraya el instructor. 

Ante escenarios como ese, Pérez Larrea apunta a que lo más importante es, lógicamente, saber identificar, en primer lugar, el peligro que ya de por sí supone adentrarse en el río por muy poco caudal que tenga. "La gente tiende a subestimar la fuerza del agua y no sabe hacer una evaluación de riesgos", lamenta. 

En el caso de que cualquier persona se vea arrastrada por la corriente, Pérez Larrea explica que lo importante es tener como referencia la orilla, pero no un punto concreto de la misma. "Si, por ejemplo, mi punto de referencia es una farola y trato de alcanzarla, llega un momento en el que estoy nadando a contracorriente. Lo ideal es realizar un nado en diagonal a favor de la corriente para ir poco a poco derivando hacia la orilla", afirma.

Mientras uno trata de llegar a tierra, aunque el instructor admite que "es muy complejo", es esencial evitar "quedarse enganchado" con algún elemento subacuático que provoque que el afectado se canse intentando zafarse de él y quede cubierto en su totalidad por el agua. "Sé que es muy difícil, porque no es un río, es una masa de agua que puede arrastrar escombros, restos de orilla que se derrumban... Pero es importante intentarlo". 

Los posibles fallos en el rescate

Las cámaras que grabaron el accidente de Patrizia, Bianca y Cristian registran cómo un bombero intenta llegar a ellos sin éxito cuando aún no han sido arrastrados por el agua y cómo otros efectivos, desde una grúa, tratan de lanzarles una escalera para que se enganchen cuando ya están a merced de la corriente. 

Para Pérez Larrea esta última medida es ineficaz en momentos en los que se exige mucha rapidez. "En el ámbito fluvial, el rescate vertical es útil en supuestos de recuperación de cadáveres porque tienes más tiempo y requiere de menos premura. Pero un rescate en movimiento ha de ser rápido y coordinado", defiende. 

Así, el instructor afirma que lo ideal es que se desplieguen embarcaciones si la situación lo permite y que se determinen diferentes fases del rescate con premura. En el caso de Premariacco, Pérez Larrea calcula que los jóvenes se encontraban "a unos 20 metros de la orilla". 

En ese escenario, puede iniciarse un rescate atado a una cuerda, como intentaba hacer el bombero que aparece en el vídeo. Pero la imprevisibilidad del agua y la más que real posibilidad de que los afectados pierdan fuerza y acaben siendo arrastrados hace que sea capital tener un plan B. De ahí la importancia de la coordinación, siempre que, claro, se cuenten con los efectivos suficientes.

"Cuando los profesionales llegan al lugar y analizan la escena, si la situación lo permite lo que tienen que hacer es, mientras unos comienzan el rescate, desplegar otro dispositivo aguas abajo en el que se estime que si la víctima es arrastrada haya ciertas posibilidades de sacarla. Tanto a ella como a un compañero que pudiera tener un problema en el rescate", cuenta. 

El nivel de entrenamiento, inferior en estos casos

Pérez Larrea habla desde la experiencia de quien, además, ha estado trabajando en el país donde ha tenido lugar el accidente de Patrizia, Cristian y Bianca. Con todo, afirma que el nivel de preparación de los servicios de emergencia para intervenir en estos casos en Italia es "más alto que en España"

En nuestro país dice que cada vez se tiene mayor conciencia de que las inundaciones suponen "un peligro que hay que atajar", pero que las autoridades todavía 'patinan' en los escenarios fluviales. 

"El nivel de entrenamiento de los servicios de emergencia es menor si lo comparamos con el que tienen ante incendios, el rescate vertical o el rescate de vehículos en accidentes de tráfico. Se puede decir que está en el comienzo", concluye el instructor de River Guru Rescue, que ha participado en diversas operaciones de rescate dando apoyo a la Unidad Militar de Emergencia (UME), Bomberos y Guardia Civil. 

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