Borja Terán Periodista
OPINIÓN

Almudena Grandes y la Feria del Libro

Almudena Grandes firma ejemplares en la Feria del Libro.
Almudena Grandes firma ejemplares en la Feria del Libro.
EFE
Almudena Grandes firma ejemplares en la Feria del Libro.

"No sabría explicar por qué, pero la Feria del Libro empezó a fascinarme antes de que aprendiera a leer. Luego, con el tiempo, conseguí formular aquella atracción. Una tarde vi a Jorge Luis Borges, muy anciano, muy ciego, muy frágil, hundido en un sillón. Su cabeza sobresaliendo apenas por encima del tablero donde firmaba libros lentamente. Es verdad que, entonces y aún ahora, la admiración que siento por alguno de aquellos escritores sigue abrumándome, sigue conmoviéndome y aplastándome. Pero, sin embargo, lo que pensaba en aquella época era distinto: algún día yo estaré ahí. Eso es lo que me decía a mí misma, quieta, sola en medio del paseo. Algún día yo estaré ahí. Al otro lado del espejo. Al otro lado de la caseta. En la otra punta del mundo, algún día yo estaré ahí".

Almudena Grandes convertía sus recuerdos en palabras en la serie documental Esta es mi tierra, de TVE. Retrato sobre nuestra sociedad, literatura hecha televisión. Sí, televisión, porque la literatura crece entre nosotros de tantas formas. Algunas casi invisibles. Pero ahí están, desde niños enseñándonos a imaginar, permitiéndonos descubrir e incluso ayudándonos a sentirnos más a salvo.

La congregación de la Feria del Libro pone cara y ojos a los libros, creadores y lectores. Aunque, también, es algo así como la celebración después del solitario viaje de la escritura. No es extraño que tal liturgia llamara la atención a aquella Almudena Grandes que todavía era pequeña y que quería que sus historias tomaran vuelo con su dedicatoria. Como hacía aquel venerable Borges.

Y ese día llegó. No sólo estuvo "algún día" allí. Estuvo muchas veces allí. "Haría falta un escritor mucho mejor que yo para describir la emoción siempre inconmensurable, siempre pasmosa y nueva, que he sentido al empujar la puerta trasera de la caseta en la que estoy sentada", verbalizó Grandes en el mismo programa que filmó a la autora cómo observaba la feria mientras la feria también observaba a ella.

Tengo un libro firmado por Almudena Grandes en una de esas casetas. No me lo firmó a mí, pero lo firmó a una de las personas más esenciales para mí. Lo que multiplica su valor emocional. Lo guardo. Nos sorprendió que aquel día no había apenas nadie. Lo que permitía conversar sin meter prisa a la curiosidad. La nuestra, la suya. De ahí surge todo: de la curiosidad.

Curiosidad que dicen que no se puede tocar. Cómo que no. Se puede sentir. Hasta contemplar en las expresividades que asoman en los ojos. En un tiempo en el que grabamos ansiosos vídeos que nunca veremos, en un mundo en el que las imágenes arrasan con las ideas, en una sociedad atrapada por el estribillo instantáneo, ahora entiendo mejor el rito de pararte a esperar una cola para sacar la admiración de su encierro en las mesitas de noche y volver a casa con un autógrafo. Porque, al final, hay firmas que sirven para convertir en eternamente tangible la emoción de los encuentros fugaces.

Periodista

Licenciado en Periodismo. Máster en Realización y Diseño de Formatos y Programas de Televisión por el Instituto RTVE. Su trayectoria ha crecido en la divulgación y la reflexión sobre la cultura audiovisual como retrato de la sociedad en los diarios 20 minutos, La Información y Cinemanía y en programas de radio como ‘Julia en la Onda’ de Onda Cero y 'Gente Despierta' de RNE. También ha trabajado en ‘La hora de La 1' y 'Culturas 2' de TVE, entre otros. Colabora con diferentes universidades y es autor del libro 'Tele: los 99 ingredientes de la televisión que deja huella'.

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